Golpeteo innecesario
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Las sanas relaciones humanas permiten que las personas se comprendan y se ayuden a crecer mutuamente. Hemos dicho sanas relaciones; sin embargo, el problema consiste en la dificultad para lograr esa empatía y diálogo constructivo con la otra persona. Se antoja fácil, tal vez haya momentos cumbre en que la situación parece color de rosa, pero en la vida diaria es difícil.
Uno de los principales problemas consiste en esperar que la otra persona se adecue a las expectativas que yo tengo respecto de ella, sin comprender a cabalidad que es una persona diferente, que se forjó en un ambiente diverso y que tuvo una educación familiar heterogénea.
No estamos refiriéndonos exclusivamente a una relación conyugal, sino a cualquier tipo de relación de amistad o compañerismo entre dos personas. Claro está que en el caso de matrimonio se complican más las cosas, pues es difícil que la persona que está exigiendo una actitud o comportamiento diferente comprenda que su compañero o compañera actúa como es, y sería irracional pretender la respuesta apetecida o querer un cambio completo.
No se está hablando de conformarse, sino de aceptar que la otra persona no es necesariamente como uno desea, y que tampoco se le puede presionar al grado de querer despersonalizarla para que se adapte a la conducta deseada.
Es evidente que, en ocasiones, la otra persona será demasiado egoísta o narcisista porque esa fue la realidad que le tocó vivir, por eso desea que todos se acomoden a su modo y manera de ver las cosas. Aún en ese caso hay que tratar de ser empáticos y descargar toda la energía posible para que la pólvora no produzca infiernitos.
Si la relación no es la mejor posible, por lo menos evitar el golpeteo innecesario.
¿Golpeteó innecesariamente mis relaciones?
rfonseca@noroeste.com
@rodolfodiazf