Gerardo Vargas no aprendió la lección

Alejandro Sicairos
23 agosto 2020

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GVL, la AC que ataca el sentido común

 

Sin novedad en el fin y los medios, Gerardo Vargas Landeros quiere ser Gobernador de Sinaloa después que en 2016 la candidatura se le cayó del plato a la boca, al atravesarle el Partido Revolucionario Institucional la postulación de Quirino Ordaz Coppel. Y sin creatividad también la estrategia de inventar una asociación civil que lleva las iniciales de su nombre, Generando Valores y Liderazgos, con ese tipo de membretes que en tiempos electorales nacen como hongos en las tortillas acedas.
En los nuevos tiempos la lid política tiene que ajustarse a transformaciones, así sea la quinta o más, porque los cambios en la voluntad democrática son vertiginosos y la base sufragante adquiere tanta madurez como para identificar las intenciones reales ocultas en celadas futuristas. El ex Secretario de Gobierno lo sabe bien porque lo vivió en carne propia al final del sexenio de Mario López Valdez, durante el cual operó como el Fouché local.
Entonces era de esperarse que en la rueda de prensa del sábado se mostrara más agresivo, y acertivo, en el proyecto de ser abanderado por algún partido para buscar la titularidad del Ejecutivo Estatal, más allá del rodeo de que “la gente lo que quiere es que se le ayude, se escuche su voz con una gestión necesaria en la pandemia”, divagación tardía porque según las autoridades del Sector Salud ya vamos saliendo de la contingencia por la Covid-19.
Al manifestar que sigue intacta su aspiración por contender en 2021 el mismo Vargas Landeros muestra la línea de trabajo que debería seguir, sin esclavizarse a la ocurrencia de sus asesores de crear la AC con las siglas subliminales GVL que a la postre le alejará adeptos en lugar de acercárselos. El momento de la gran decisión se aproxima y sus flirteos con el Movimiento Regeneración Nacional, Partido Acción Nacional, Redes Sociales Progresistas, e inclusive con el mismo PRI, no lo pueden esperar a que cuaje el ardid de “política social” que se le acaba de ocurrir al cuarto para las doce.
Las AC o fundaciones creadas en la cercanía de elecciones constitucionales estorban en vez de ayudar al traer implícitas motivaciones no confesadas y por creer que el pueblo es tan tonto que se traga sin hacer gestos la hiel de las farsas que únicamente pretenden atajos hacia el poder. En septiembre de 2014, meses antes de la votación en la cual Quirino Ordaz fue electo para el cargo que desempeña, Heriberto Galindo Quiñónez intentó matizar sus desventajas con el parapeto de “Mover y Transformar a Sinaloa” y he ahí el resultado.
La política empírica constituye la mayor escuela para acceder al servicio público. Las posibilidades de éxito al someterse a decisiones que involucran el veredicto popular, Vargas Landeros lo sabe, van más allá de la teoría o tesis filosóficas porque en cuestiones de tener el poder sobre el resto de los ciudadanos funciona más el hecho de sincerarse con el pueblo y sudar la camiseta o mojar el pañuelo junto a él. Y qué definición más contemporánea que la aportada el mismo viernes por el Gobernador Quirino Ordaz Coppel al participar en la instalación del Consejo Político Estatal del PRI: “Son tiempos de echar chingazos. Son tiempos de trabajar muy fuerte, de estar en la calle”.
Una cosa sí cierta es que Gerardo Vargas Landeros tiene el derecho legítimo de aspirar a puestos de elección popular, sin impedimentos que le estorben para hacerlo. Si acaso el tribunal social le puede recriminar haber formado parte de la noche oscura del malovato, pero hasta la fecha ninguna carpeta de investigación lo menciona como partícipe de delitos cometidos en aquel sexenio.
Y sí. Lo cuestionable es que oculte el propósito político verdadero detrás de una de las tantas asociaciones civiles que nacen y que faltan por surgir. Diez días antes de que GVL saltara al pandero electoral lo hizo la AC “Movimiento Transformando Sinaloa”, que dirige Abel Ramírez y que esgrime razones similares a las del líder del trébol de cuatro hojas. Parafraseando lo que dice la canción “hoy las que vengan, muy bienvenidas; y si quieren irse, nomás se van”.
Lo demás es redundancia. Hace tiempo que Gerardo Vargas Landeros está levantando la mano para ser candidato a Gobernador, por las siglas que sean. Lo único rescatable de su reaparición ante la prensa el 22 de agosto es que identifica el timing político cuando los partidos Morena, PRI y PAN retrasan las definiciones y brotan aspiraciones en sus filas, más que la maleza en tierra mojada.
Al final de cuentas, si aparece en la boleta electoral de próximo 6 de junio es competencia de los votantes elegirlo o rechazarlo. El “pueblo sabio” sabrá qué hacer con el candidato y los partidos que lo postulen tendrán que explicar y arriesgar lo que corresponda en una época donde come gato sólo aquel al que no le gusta la liebre.

Reverso
De ser antes tricolor y azul,
Hoy Gerardo Vargas es guinda,
Y así más pistas nos brinda,
De lo que oculta en su baúl.

Un PRI victorioso
Si algo dominó el sábado en la reunión donde el PRI instaló el Consejo Político Estatal es la anticipación de triunfos en la elección de Gobernador, presidentes municipales y diputados locales y federales del 6 de junio de 2021. El dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, y el líder en Sinaloa, Jesús Valdés Palazuelos, le apostaron a que Quirino Ordaz Coppel “se ha consolidado como el gobernador mejor evaluado del país”. Extrañó la incorporación de Diva Hadamira Gastélum a la Secretaría Ejecutiva del CDE, pero aun así Chuy Valdés logró un buen evento y el estado de ánimo de los participantes hasta hizo recordar a aquel PRI que alguna vez ganaba las elecciones mucho antes del día de los comicios.
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