Gasto por estudiante, gasto por el futuro
Desde hace bastante tiempo, en Mexicanos Primero Sinaloa advertíamos que se proyectaba una crisis educativa debido al largo tiempo de confinamiento que atravesaron los estudiantes. Actualmente, ya se cuenta con algunas evidencias que visualizan las pérdidas de aprendizaje de numerosas niñas, niños y adolescentes (NNA), y no queda más que tomar acción para dar solución a esa urgente necesidad. Sin embargo, será complicado atender este problema si no se priorizan estrategias para invertir en el futuro de las nuevas generaciones.
El gasto es el principal instrumento de política pública que pone en evidencia las verdaderas prioridades de los tomadores de decisiones. Desafortunadamente, los recursos no siempre se focalizan en lo importante. Esto puede verse en los más de 13 millones de estudiantes afectados a nivel nacional debido a la reducción y eliminación de programas educativos, los cuales pasaron de 49 en el año 2012, a sólo 15 en 2023. También se refleja en la ausencia de recursos para la atención socioemocional de los estudiantes o los escasos 85 pesos invertidos por maestro para su formación continua, que muestran que la limitada revalorización magisterial.
A todo esto, habría que sumar un elemento más para el análisis: el gasto público por estudiante. Este indicador es relevante, ya que permite conocer la inversión promedio destinada a cada alumno en el sistema educativo. Asimismo, la claridad de este gasto por entidad federativa posibilita identificar las diferencias que enfrentan cada NNA de acuerdo con su contexto.
Tomando como referencia el gasto federalizado del ramo 33, a nivel nacional se pretende invertir 28 mil 038 pesos por alumno en la educación básica para el año 2024. Esto posiciona a México como uno de los países de menor gasto por estudiante entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) los cuales destinan aproximadamente más de 200 mil pesos. Al respecto, Sinaloa se encuentra aún por debajo de estos montos, ya que se estima un gasto de 27 mil 930 pesos para atender las necesidades de las NNA, que ubican a la entidad por debajo del promedio nacional.
Destinar cada vez más recursos por estudiante debe ser la más alta prioridad del sistema educativo, ya que esto se asocia con mayor acceso a oportunidades educativas que les permitan contar con mejores docentes, infraestructura, equipamiento, así como programas que contribuyan al desarrollo de sus habilidades y ayuden a disminuir las brechas de inequidad social y de aprendizaje que aún persisten.
Las graves consecuencias de la pandemia todavía se encuentran vigentes, y mientras no exista un gasto eficaz, eficiente oportuno y pertinente que se centre en los estudiantes, difícilmente se logrará salir de la crisis. El presupuesto es la forma de materializar la voluntad en la realidad. Es tiempo de tomar la evidencia disponible para que esta sea un referente de que la educación puede y debe ser mejor.