Gana la UAS con nueva Ley Orgánica
Sacar al PAS y alojar libertad y decoro
Sin caer en la provocación al enfrentamiento con el grupo que lucha por mantener al interior de la casa de estudios el cacicazgo que en 2005 instaló el ex Rector Héctor Melesio Cuén Ojeda, el Congreso del Estado aprobó la noche del viernes la nueva Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Sinaloa, momento histórico en la larga jornada por rescatar a la institución de sus captores y devolverla libre a los universitarios. El mérito es mayor cuando en medio del contexto de barbarie en Culiacán, las diputadas y diputados salvan el gran bastión sinaloense en pro de la civilidad.
Cuando los amaneceres y atardeceres se tornan lóbregos por la acción de la delincuencia que insiste en robárnoslo todo, inclusive el campus que resulta manchado por la metástasis del narco que persiste en invadir al tejido social completo, viene la señal proveniente del Poder Legislativo al esquivar a las hordas inicuas que pudren todo lo que tocan, y logran los asambleístas aprobar en un recinto parlamentario alterno la normatividad interna de la UAS que, en esencia, reinstala a la comunidad universitaria en la toma de decisiones que le atañen a este centro de educación.
Y, para no variar, el encargado del despacho de Rectoría de la UAS, Robespierre Lizárraga Otero, también uno de los principales operadores del Partido Sinaloense, del cual fue Diputado y regidor, acusa que se violentó la autonomía de la Universidad y oculta la secuencia de hechos que dan cuenta que desde antes ellos, los cuenistas y pasistas, desaparecieron todo rasgo de independencia, libertades y dignidad en la institución de educación superior, hasta llevarla al momento actual, el de la ignominia.
Digan lo que digan o hagan lo que hagan, la historia ya los inscribe con letras grandes en el muro negro del oprobio debido a la ofensa pública que significa utilizar para propósitos políticos los recintos y presupuestos rosalinos que miles de jóvenes y sus familias necesitan dedicados a ofrecerles mejores futuros a través de la educación de alta calidad. A los confabulados para el atraco contra la Universidad el presente empieza a apuntarles con índice de fuego, con el despertar de estudiantes, académicos y trabajadores dispuestos a quitarle el alma máter a los insaciables saqueadores.
Los que encabezan la resistencia contra la reforma universitaria están descalificados para hablar de la dignidad de la UAS. Con la voz desgastada y aunque tienen a su disposición todavía los recursos financieros, técnicos y la nómina, van a una lucha de antemano perdida. Por ejemplo, el silencio sobre los sucesos de Huertos del Pedregal, donde Cuén Ojeda estuvo junto a Ismael Zambada García, episodio no saldado del todo, les resta autoridad moral a los tenaces expoliadores de la casa rosalina.
Paralelamente al rescate que implementa de la UAS la 64 Legislatura, los que se aferran al modelo de Universidad-botín debieran dedicarse a salvarse a sí mismos y de sí mismos. La justicia los sentará tarde temprano en el banquillo de los acusados por los presuntos delitos de corrupción, desempeño irregular de la función pública y negación a la transparencia y rendición de cuentas, al desarrollarse los juicios de al menos seis vinculaciones a procesos determinados por jueces contra el ex Rector Jesús Madueña Molina y coacusados.
El reloj legislativo hoy y enseguida el de la justicia marcarán que llegó la hora de reponerles a los trabajadores académicos de la UAS sus derechos plenos, sin que se les margine y persiga por pensar distinto a la doctrina que impone el cacicazgo, mientras suben en el escalafón laboral no los mejores sino los que mayores servicios le prestan al PAS. Por fin, los beneficios del conocimiento dados a maestros que se esfuerzan por ascender en aptitud para educar y nunca más el sindicalismo cuyos dirigentes se unieron al secuestro del águila uaseña y criminalmente abandonaron a sus representados.
Las pérdidas de la UAS durante el cuenato son inestimables. No olvidemos que el dinero público se utilizó para construir un gran aparato represivo de castigo a la disidencia y recompensa a los serviles. Tampoco cabe la desmemoria en el abuso de utilizar el brigadismo universitario, que alguna vez fue el orgullo y razón de ser de la Universidad al vincularse con los sectores más desprotegidos, y acabó siendo “labor social” del PAS utilizando el servicio social con propósitos partidistas.
Llegada la hora de hacer el balance, a la UAS le vienen tiempos mejores con la vigilancia ciudadana para que no se trate de que salga una gavilla política y llegue otra a asentarse en el gobierno uaseño. Los que se creen dueños de la casa rosalina lucharán en los próximos días como buitres peleando con sus garras por la carroña. A los sinaloenses en general corresponde ahuyentarlos del campus y aproximarlos a los estrados judiciales.
No basta con que se vayan; que también regresen lo que se robaron. Ya no más el cuento de los victimarios que se dicen víctimas. Que acabe la celada que le tendieron hace dos décadas a la entrañable alma máter y que, no satisfechos aún, pretenden asestarle el desfalco final.
Conozcamos primero el daño,
A través de víctimas palpables,
Antes de ofrecerles el paño,
Que limpie conciencias a culpables.
Del episodio violento de la tarde del sábado en el sector Tres Ríos quedémonos con la acción oportuna del Ejército, Marina y Policía que desactivó un foco de peligro que pudo haberse extendido a otras zonas de Culiacán. Aún y con lo terrible que fue, extraigamos las imágenes del bebé en brazos de un trabajador de la seguridad pública y la madre del pequeño sintiéndose a salvo. Todos sentimos miedo, el problema es que no debemos hacerles ver a los delincuentes que somos sus rehenes, por el terror que infunden.
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