Formación del carácter

Rodolfo Díaz Fonseca
24 junio 2024

El 20 de junio falleció el actor canadiense, Donald Sutherland, a los 88 años. Participó en muchas películas y fue reconocido, aunque nunca ganó una estatuilla Óscar.

Su carrera actoral comenzó a valorarse cuando actuó en el filme “Doce del patíbulo”, donde representó a uno de los soldados elegidos para una misión. Entre los directores que lo distinguieron se cuentan Bernardo Bertolucci, Federico Fellini, Oliver Stone y Robert Altman.

Gustaba narrar una anécdota familiar de cuando era adolescente y le preguntó a su mamá si era atractivo, y ella respondió: “No, pero tu cara tiene mucho carácter”. Tenía razón su madre, el carácter es fundamental para salir adelante en la vida.

En el siglo pasado, un obispo húngaro, Tihamer Toth, se hizo famoso por su facilidad para escribir y dirigir mensajes a los jóvenes. Una de sus primeras obras se llamó, precisamente, “El joven de carácter” (también escribió otro titulado “La joven de carácter”), donde exhortó a los muchachos a tener grandes ideales, resolución, energía y firmeza para alcanzarlos. Citando al pintor y poeta, Robert Reinick, expuso: “No seas veleta, no empieces a cada momento algo nuevo; fíjate el objetivo y persíguelo hasta el fin”.

Toth prosiguió: “el carácter no es un «premio gordo», que se pueda sacar sin méritos. El carácter no es un apellido de alta alcurnia que se hereda sin trabajo. El carácter es el resultado de la lucha ardua, de la autoeducación, de la abnegación, de la batalla espiritual sostenida con virilidad. Y esta batalla ha de librarla cada uno por sí solo, hasta que venza”.

Después, se refirió a un mal endémico: “la escuela actual dedica excesivos cuidados al entendimiento de los jóvenes y olvida demasiado la formación del carácter, de la fuerza de voluntad del joven”.

¿Fortalezco el carácter?

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