Feria Ganadera: las moralejas del plomo
Garantizar seguridad en eventos masivos
Por lo que se ve y se dice, el Gobierno del Estado se mantiene firme en la realización de la edición 2024 de la Feria Ganadera del 14 de noviembre al 1 de diciembre, a pesar de que este evento recibió el ataque intimidatorio con disparos de armas de fuego contra el área de taquilla, a una semana de que inicie la instalación pecuaria. Si bien es cierto que estos actos de violencia dirigida pretenden recalcar el miedo en la población sinaloense, lo que no está del todo garantizado es que las familias que asistan estén debidamente protegidas del crimen que emerge en lugares y momentos impredecibles.
Sin cobrar afortunadamente víctimas humanas, el objetivo del ataque es el de inhibir la realización de una fiesta que es tradicional para un sector de la economía y motivo de diversión para miles de familias, suceso que debe abrirle lugar al análisis más a fondo sobre si vale la pena el riesgo de seguir adelante con la Feria o suspenderla o posponerla según lo que arroje el cotejo entre seguridad y peligros. Ayer el Gobernador Rubén Rocha Moya y la Vocería estatal mantuvieron firme la decisión de llevarla a cabo y ojalá que ello sea con base en la inexistencia de eventualidades adversas.
Este incidente que busca atemorizar a los eventuales asistentes a la exposición ganadera y reta a los operativos para recuperar la seguridad pública, asusta en general a toda actividad económica o social que posiblemente esté en la mira de personajes o grupos de delincuencia organizada que con acometidas violentas quirúrgicamente lanzadas sientan moralejas de intimidación sectorial con onda expansiva hacia la colectividad.
La Secretaría de la Defensa Nacional a cargo del operativo en Sinaloa, y el Gobernador Rocha Moya ofreciendo la debida coordinación en lo estatal, se hallan en la coyuntura de construir ambientes de seguridad pública extensivos hacia aquello o aquellos que sea parte del Sinaloa que necesita paz positiva para que descuellen las prestezas en el esfuerzo legítimo por el desarrollo en todos los ámbitos. Atraer inversión privada, turismo, valor agregado y empleos poniéndole al anzuelo del desarrollo la carnada de la seguridad pública.
Ojalá que las autoridades que despliegan el mayor esfuerzo en la contención de generadores de la inseguridad tengan el pleno control de la situación y que ningún ciudadano de bien sea expuesto a la jornada criminal que a veces baja de ímpetu y luego retoma la alta beligerancia poniendo en práctica métodos novedosos para amedrentar. Es evidente que la operación delincuencial elige y ataca áreas específicas con la intención de ir retando al Estado en la estrategia de cuidar a la ciudadanía que no la debe ni la teme.
Desde el asesinato de Faustino Hernández el 30 de septiembre, cuando éste dirigía la Unión Ganadera Regional de Sinaloa, se notó el plan para dispersar terror en la gente atacando a personajes e instalaciones específicas que al desempeñar roles protagónicos sus muertes estremecen al conjunto social entero. Enseguida, la agresión al periódico El Debate la noche del 17 de octubre logró el doble efecto de conmocionar a la opinión pública y escribir una moraleja de zozobra en las redacciones de los medios de comunicación.
Similar secuela multiplicadora de la zozobra provocó el atentado contra Jorge Peraza, el empresario restaurantero que primero vivió el incendio del negocio de su propiedad La Chuparrosa Enamorada, el 28 de octubre, y una semana después, el 5 de noviembre, fue asesinado en el hecho que alertó al gremio gastronómico. Otro caso que inquieta tiene que ver con los daños a un negocio de venta de calzado deportivo que ocurrió la madrugada de ayer en el centro comercial de Culiacán donde la seguridad está a cargo de la Policía Municipal, que brilló por su ausencia.
Cada hecho de violencia podría contener la premeditación de atemorizar específicamente a sectores económicos o poblacionales con la premeditación que impide se asienten percepciones de paz y sigan latentes los sentimientos de miedo y desprotección. En todos los casos prevalece la sensación de que las acciones del Ejército, Marina, Guardia Nacional y policías estatal y municipales resultan insuficientes para cumplir con la promesa de seguridad que a diario se formula en las conferencias de prensa que ofrecen los secretario General de Gobierno, Feliciano Castro Meléndez, y de Seguridad Pública, Gerardo Mérida Sánchez.
Los eventos de participación masiva,como lo son la Feria Ganadera y la caravana de turistas que partirá de Culiacán hacia Altata este fin de semana, el 9 y 10 de noviembre, plantean tomar muy en serio los protocolos de seguridad pública que protejan a los participantes con el minucioso cálculo de riesgos y la adecuada prevención y reacción ante imponderables que sucedan. Se trata de las vidas de gente de bien que desea salir del encierro al que obliga el miedo, depositando la confianza completa en los esquemas de protección que ofrece el Gobierno.
Todo este planteamiento solamente para decir que el Gobierno no puede reducir a hechos aislados los perpetrados contra el inmueble sede de la Feria Ganadera, el atentado que le quitó la vida al restaurantero Jorge Peraza, ni los actos vandálicos que afectan al comercio. Cada delito debe ser deconstruido en lo que es, como es, con tal de que las soluciones sean en proporción de la complejidad de cada problema.
Si ya somos presa de la histeria,
Para qué ir a ver vacas y toros,
Sabiendo que al entrar a la feria,
Nos brotará el miedo por los poros.
El primer momento en que la Alcaldesa Estrella Palacios fue colocada entre la espada y la pared tiene que ver con ratificar a Raúl Rico González como Director de Cultura, Turismo y Arte del Gobierno de Mazatlán porque en vez de hacer cambios en dicha área cuando está en puerta el Carnaval optó por extender un cacicazgo, evitando así poner en riesgo la principal fiesta mazatleca. Ya se verá después quién queda al frente de la dependencia municipal.