Feminismo, una vieja historia

Susan Crowley
01 abril 2021

El camino de las feministas, en su lucha por nuestros derechos, ha sido largo, sinuoso y lleno de incomprensión. Por eso llama la atención su empeño histórico al seguir adelante. Muchas de ellas han sido verdaderas guerreras que, incluso, han puesto su vida en peligro por todas nosotras.

La atención mediática que provocó el #Metoo o, para hablar de México, los recientes desencuentros entre el movimiento feminista y la 4T, han permitido a muchos hombres y mujeres tomar consciencia de la magnitud de las injusticias y de la obligación de todos de hacer algo al respecto. El feminismo no es una moda, no salió como una agenda de intereses creados. Se remonta a una muy larga tradición de mujeres, muchas de ellas anónimas, que pusieron los cimientos; aún cuando no se le llamara feminismo.

La primera vez que escuché ese término era muy pequeña. Fue en boca de mi madre, una atípica y liberada mujer para su época. Me acuerdo de su admiración por la periodista Oriana Falacci y sus andanzas. Entre otras, la inolvidable entrevista al Ayatola Jomeini, en la que lo evidenció como un misógino y se quitó el velo como señal de protesta a favor de las mujeres de Irán. También me habló de las activistas que quemaron brassieres hace 50 años en Nueva Jersey en protesta por el certamen Miss América. Y de cómo, en medio de los bombazos en su hotel, Joan Báez narraba las espeluznantes acciones del Ejército norteamericano en Vietnam, en especial en contra de las mujeres.

Al estudiar Historia del Arte las actitudes misóginas de algunos grandes artistas me causaron una profunda irritación. A pesar de su sensibilidad, muchos de ellos eran unos machos maltratadores de sus parejas, modelos, alumnas e incluso de las mujeres que se atrevían a pronunciarse como artistas. Solo unas cuantas lograban sobrevivir al desafío de ser mujeres en aquellos círculos. Entender que la historia se contó mal nos ha obligado a revisarla. Rastrear a esas creadoras que en su momento pasaron poco menos que inadvertidas ha llevado a sorpresas enormes. Son muchas más de lo que suponemos. Sus historias son increíbles y asoman a la luz todos los días.

En más de un sentido, algunas de estas artistas pudieron serlo gracias a su empeño a luchar contra corriente, en un contexto que las desdeñaba o de plano operaba en su contra. Su propio tesón y talento terminó convirtiéndose en una gesta feminista, consciente o no, que cambió el escenario de las siguientes generaciones. Lo mismo podría decirse de muchas otras pioneras que en el campo de la ciencia, la política, la academia abrieron camino para todas nosotras.

Poco a poco esta difícil praxis condujo a una reflexión más sistemática hasta conducir a un corpus de pensamiento capaz de dotar al feminismo de un fundamento teórico. Es usual que una feminista sea ante todo una activista. Es común que se destaquen como académicas con pensamientos nutridos por largas investigaciones. Pero lo que es casi una coincidencia general es que han sufrido algún tipo de maltrato. Su valor es la defensa y la consciencia sobre lo mal que la hemos pasado durante siglos.

Gracias a mi madre, a su forma de ver la vida y después a la posibilidad de estudiar a teóricas como Griselda Pollock, Camille Paglia, Luce Irigarai, Héléne Cixous, Judith Butler, Rita Segato entre muchas otras, he podido entender y argumentar acerca de las necesidades y derechos que tenemos y del papel degradante que se nos ha otorgado históricamente, aun cuando lo hubiera intuido porque surgía de una vivencia desagradable.

A pesar de que pareciera obvio hablar de igualdad, basta ver la fuerza que tomó la lucha y el reclamo de las mujeres en el mundo, y especialmente en México, el 8M para darnos cuenta de que las injusticias continúan y en muchos casos el maltrato es peor que nunca, por no hablar de los feminicidios que van al alza. Este año las agresiones y denostación en contra de las activistas terminaron por crear un ambiente de incomprensión, rechazo y violencia: feminazis, fakemisidas, sexofóbicas, andróginas, machorras. Expresiones burdas y llenas de odio, de rechazo y las últimas patadas por conservar los valores patriarcales tradicionales.

Existe una página muy recomendable, “Mujeres en Red”. En ella encontré esta larga lista de todo lo que tenemos que agradecer a las feministas:

1. Puedes votar, agradéceselo a una feminista.

2. Recibes igual salario al de un hombre por hacer el mismo trabajo, agradéceselo a una feminista.

3. Fuiste a la Universidad en lugar de dejar los estudios después del Bachillerato para que tus hermanos pudieran estudiar pues “tú de todos modos simplemente vas a casarte”, agradéceselo a una feminista.

4. Puedes solicitar cualquier empleo, no sólo un “trabajo para mujeres”, agradéceselo a una feminista.

5. Puedes recibir y brindar información sobre control de la fertilidad sin ir a la cárcel por ello, agradéceselo a una feminista.

6. Eres médica, abogada, pastora, jueza o legisladora, agradéceselo a una feminista.

7. Practicas un deporte profesional, agradéceselo a una feminista.

8. Puedes usar pantalones sin ser excomulgada de tu iglesia o sacada del pueblo, agradéceselo a una feminista.

9. A tu jefe le está prohibido presionarte a que te acuestes con él, agradéceselo a una feminista.

10. Eres violada pero el juicio no se trata sobre el largo de tu vestido o tus novios anteriores, agradéceselo a una feminista.

11. Inicias negocio y puedes obtener un préstamo usando sólo tu nombre y tus antecedentes de crédito, agradéceselo a una feminista.

12. Estás bajo juicio y se te permite testificar en tu propia defensa, agradéceselo a una feminista.

13. Posees propiedad que es únicamente tuya, agradéceselo a una feminista.

14. Tienes derecho a tu propio salario aún si estás casada o hay un hombre en tu familia, agradéceselo a una feminista.

15. Obtienes la custodia de tus hijas e hijos tras un divorcio o una separación, agradéceselo a una feminista.

16. Tienes voz en cómo criar y cuidar a tus hijas e hijos en lugar de que los controle completamente tu esposo o su padre, agradéceselo a una feminista.

17. Tu marido te golpea y esto es ilegal y la policía lo detiene en vez de sermonearte sobre cómo ser una mejor esposa, agradéceselo a una feminista.

18. Se te otorga un título después de ir a la Universidad, en lugar de un mero certificado de haber completado los estudios, agradéceselo a una feminista.

19. Puedes amamantar a tu bebé, eso sí, todavía discretamente, en un lugar público y no ser arrestada por ello, agradéceselo a una feminista.

20. Te casas y tus derechos humanos civiles no desaparecen dentro de los derechos de tu esposo, agradéceselo a una feminista.

21. Tienes el derecho a rehusar tener relaciones sexuales con tu esposo, agradéceselo a una feminista.

22. Tienes derecho a que tus registros médicos confidenciales no sean divulgados a los hombres de tu familia, agradéceselo a una feminista.

23. Tienes derecho a leer los libros que desees, agradéceselo a una feminista.

24. Puedes escoger ser madre o no cuando tú quieras y no según los dictados de un esposo o un violador, agradéceselo a una feminista.

25. Puedes esperar vivir hasta los 80 años en vez de morir entre los 20 y 30 a causa de embarazos ilimitados, agradéceselo a una feminista.

26. Puedes verte como una humana adulta plena, y no como una menor de edad que necesita ser controlada por un hombre, agradéceselo a una feminista.

A las artistas, académicas, teóricas, activistas, profesionistas, a todas las mujeres que han luchado para tender puentes y allanar las brechas, que siguen peleando y que recientemente han incorporado a su lenguaje y forma de relacionarse la palabra feminismo, les viviremos eternamente agradecidas. Su lucha por los derechos de la mujer va más allá de beneficiar a un género, en el fondo ha sido y seguirá siendo una cruzada que nos hace mejores seres humanos a todos.