Feminicidios en Sinaloa, laberinto sin fin. El Secretario que debe cuidar lo que dice

Alejandro Sicairos
28 enero 2020

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alexsicairos@hotmail.com

 

Mucha, exagerada claridad, debe mostrar la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno de Sinaloa sobre los hechos registrados la madrugada de ayer en la Sindicatura de Sanalona, Municipio de Culiacán, donde murieron dos mujeres y una más fue detenida. Transparencia plena porque en cuanto la sociedad conoció el supuesto enfrentamiento de civiles contra policías puso en duda en las redes sociales que la situación haya sido como los elementos de la SSP la reportaron.

Las mujeres como víctimas de la violencia le agregan mayor preocupación a la de por sí intranquila población que no ve para cuándo la nota roja deje de echarle a perder el día a los ciudadanos de vocación y aspiración pacifistas. Independientemente de que toda persona viva tensa aquí sabiendo que algún criminal le está apuntando con armas, el hecho de que en Sinaloa ocurran cuatro de cada cien feminicidios registrados en el País sí da pauta al miedo.

Es un tema que debe manejarse con sensibilidad social y política, sin encuadrarlo en automático dentro del contexto de crimen y fuerzas de seguridad, ese matraz que opaca todo lo que cae en él. Medios de comunicación que difundieron la declaración del titular de la SSP estatal, Cristóbal Castañeda Camarillo, dieron cuenta temprano que el funcionario descartaba como feminicidios las muertes de las dos mujeres porque los hechos derivaron de la persecución de la Policía a un vehículo sospechoso.

De haberlo dicho así, es incorrecto que el propio Gobierno del Estado procediera a clasificar a su convenencia un evento criminal solo por ocurrencia, aun concediéndole veracidad a la explicación de que las mujeres asesinadas viajaban en el mismo auto compacto desde el cual un sujeto armado realizó supuestos disparos contra policías. Menos aceptable es cuando hay detenidos y se busca a un prófugo que tendrán que dar la versión de lo acontecido.

No debe brotar así de precipitada una declaración del responsable de dar seguridad pública, no tanto porque se estén alterando realidades sino porque tal aseveración debe fincarse en la correspondiente investigación de la Fiscalía General del Estado. Descompone, además, el concepto toral del nuevo sistema de justicia penal que es la presunción de inocencia.

El sistema de seguridad pública, tan aterrado en sus componentes y mandos como cualquier ciudadano que sabe que la delincuencia ronda dondequiera, jamás debería regresar a la era especulativa del “podría ser”, uso y costumbre policial que en décadas procedió a la criminalización de las víctimas de la violencia con la cual el Estado justificaba la agresión y se lavaba las manos para eludir la responsabilidad del castigo del delito.

Al Secretario Castañeda le corresponde informar del suceso de sangre sin que en sus atribuciones pueda extralimitarse al eliminar por default que se trate de feminicidios el asesinato de las dos mujeres en Sanalona. Tal conjetura, que más tarde negó haberla externado, enojó todavía más a la opinión pública que muy temprano supo del presunto ataque que desde un auto compacto habrían perpetrado tres mujeres y dos hombres, con una sola arma de fuego, contra el punto de vigilancia de al menos 20 policías estatales y elementos de la Guardia Nacional.

Por más que se pretenda sacar a Sinaloa del ranking negro de feminicidios, con 60 casos en 2017, 34 en 2018 y 49 en 2019, la forma de hacerlo nunca debieran ser las resoluciones que con el desespero por abatir la incidencia pasan por encima de la Fiscalía y de los Juzgados en el a priori dictamen sobre homicidios contra mujeres. Así no, Teniente Coronel Cristóbal Castañeda Camarillo.

Esto que está ocurriendo configura el ultimátum al Gobierno estatal para que revise las políticas de seguridad pública en general, con énfasis en los fallidos protocolos para evitar que más mujeres caigan al ser víctimas de la delincuencia. Desde que en marzo de 2017 se emitió la alerta de violencia de género en Culiacán, Mazatlán, Ahome, Guasave y Navolato la capacidad de contención de este tipo de ilícitos se muestra debilitada.

El caso es que las dos mujeres muertas ayer en Sanalona fueron abatidas por la Policía y con ello la verdad se hace más necesaria porque la que las mató, en defensa propia o por lo que sea, es la institución responsable de dar garantías de seguridad y condiciones para que los maleantes vayan a prisión y los pacíficos vivan en paz. Esta inamovible obligación de fuerza pública cuidando a los ciudadanos tiene que coexistir, inalterada, antes de que nadie sepa de quién cuidarse más: de los agentes del orden o de las gentes del crimen.

¿Hay videos, como debe de haberlos en todos los operativos, que prueben el informe de los disparos de los civiles contra los policías y militares, la persecución que realizó la fuerza pública y el asesinato de dos mujeres sospechosas? Empezando por allí, la SSP está emplazada a poner tales evidencias ante los ojos de los sinaloenses para detener la desconfianza que les da fuerza a otras versiones.

 

Reverso

Por las mentiras que ciegan,
Nunca vimos los desfiguros,
Y hoy sí estamos seguros,
De las verdades que niegan.

 

Tentación Morena

Con dos dirigentes, Alfonso Ramírez Cuéllar designado el domingo por el Congreso Nacional del partido, y Yeidckol Polevnski que se proclama como la líder legítima, el Movimiento Regeneración Nacional amaneció ayer con el cuerpo más cortado que el de un enfermo por coronavirus. Qué mal momento para fracturarse escoge la organización política que debería estar sólida al lado del Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien enfrenta la inconformidad social por la violencia y el desabasto de medicinas para padecimiento graves. Demasiado pronto para tomar la ruta que llevó al PRI al despeñadero.