Expo Agro 2020: el campo está de pie. La agricultura sinaloense sabe resistir
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Tal vez en medio del peor desdén que haya sufrido de parte del Gobierno de México, la agricultura sinaloense se alicusará hoy para asistir con renovados ánimos a uno de sus eventos más importantes: la Expo Agro 2020 que, dígase lo que se diga, ya no será igual a la de años anteriores cuando este sector que es motor de la economía estatal echaba la casa por la ventana para mostrarle al País y al mundo el fruto del trabajo lícito en la tierra de los once ríos.
Teniendo como sede las instalaciones de la Fundación Produce, en Aguaruto, resultará inevitable sacar cuentas de los tiempos idos contra los tiempos nuevos. Inclusive, las lluvias que el inicio de febrero ha traído en todo Sinaloa insisten en afectar la labranza de la tierra con daños no cuantificados para la cosecha de frijol. Sin duda, no será 2020 el mejor año para este sector.
Tampoco la Expo Agro será la mejor de la historia de la muestra agrícola. Sí es un acto de dignidad, resistencia y garbo, similar al de la mata de maíz que en las circunstancias que sean le hace honor a la persistencia de los pueblos originarios por fundar la sobrevivencia en el Valle de Tehuacán mediante la domesticación del teocintle, hace cinco siglos.
Lo que inicia este día es mucho más que la fiesta de la milpa. Es la crónica de un proceso difícil para levantarse de muchas caídas. Con un programa modesto resaltará la deliberación de dónde esta la agricultura, hacia dónde va y quiénes irán a reivindicarla en los programas de desarrollo para que vuelva a ser revalorada la patria de Ramón López Velarde cuya superficie es el maíz y su tesoro las tierras labrantías.
Después de que en 2018 la Expo Agro fue tomada como núcleo de la protesta de las organizaciones afectadas por la crisis del campo, al año siguiente la exhibición agrícola tuvo que ser suspendida y ahora se replantea como la actividad económica que en sí debería ser trazada sobre otras realidades donde parece que las complejidades pueden más que los tesones.
Por más golpeado que esté el agro continúa siendo la máquina que jala una parte importante del desarrollo estatal. En 2019 las exportaciones del sector agropecuario fueron de 1 mil 175 millones de dólares, las del ramo agropecuario de 826 millones de dólares y de la agroindustria de 617 millones de pesos, reportando crecimiento del 8.3, 15.4 y 0.3 por ciento en el mismo orden, según datos de la Secretaría de Economía del Gobierno de Sinaloa.
Tiene que ver mucho la labor en el surco en el hecho de que mientras la economía nacional disminuyó 0.3 por ciento en el tercer trimestre de 2019, comparado con el mismo período de 2018, Sinaloa lograra un crecimiento del 2.1 por ciento. Destaca la generación de 40 mil empleos al año, estacionales y permanentes, el costo total de la producción por el orden de los 50 mil millones de pesos anuales y la epopeya de aportar más del 8 por ciento del valor de la producción agrícola nacional teniendo solo el 5 por ciento de las hectáreas sembradas en todo el País.
Hay que agregar la fama de ser los principales productores de hortalizas con casi tres millones de toneladas al año, con un valor de la producción que fluctúa entre los 15 mil y 20 mil millones de pesos. El crecimiento ha sido sostenido sin detenerse ante dificultades de todo tipo enfrentadas en el transcurso de los años y así, de 18 mil millones de pesos que fue el valor en 2006 de la producción agrícola de Sinaloa, al 2019 se aproximó a triplicar tal referente.
Y si todo esto no ha hecho mella en las decisiones de apoyo al agro que se toman en Palacio Nacional, entonces habrá que resolver que el discurso político que pondera la soberanía alimentaria se convierte en hipocresía cuando los presupuestos destinados a este sector económico lo marginan de la estrategia para el desarrollo nacional y propician que desvanezca el planteamiento de fortalecerlo como factor de paz social.
Sin embargo, la fiesta debe seguir. Haya o no ceremonia de inauguración, venga o no el Secretario de Agricultura, Víctor Manuel Villalobos Arámbula, a pesar de que la llamada Cuarta Transformación lo excluya dentro de las prioridades nacionales, y sin tener certidumbre ni siquiera de aquí al mes próximo, el campo sigue de pie, tanto como para presumir a los contextos nacional e internacional que mientras en Sinaloa haya tierra, semilla, agua y labriegos también sobrevivirá la perseverancia.
Por más obstáculos que enfrente la agricultura rentable y sustentable, seguimos siendo hijos de la tierra y descendientes del surco. Deberían saberlo los políticos que gobiernan y entender que por la fuerza de los mil y un manantiales aquí brota más la cultura del esfuerzo que la malayerba de la delincuencia. Si no lo creen, que vengan a la Expo Agro que, con todo y el decaimiento del evento y el mal año para el campo, hará bailar a los maizales y plantíos de hortalizas, sin nada que opaque nuestro resplandeciente verde de la esperanza.
Reverso
Ve cómo llora la mazorca,
Y cómo gime la hortaliza,
Por el mal agüero que avisa,
Que el campo va a la horca.
Por lucha no queda
Para que nadie diga que la lucha no se le hizo hasta el final, el tema que abrirá hoy el ciclo de conferencias en el Salón de la Innovación de la Expo Agro 2020 estará a cargo de la empresa Gas y Petroquímica de Occidente, impulsora de la controversial planta de amoniaco en Topolobampo. La exposición “Plaza de Fertilizantes. La gran oportunidad para la agricultura de Sinaloa” estará a cargo de Víctor Hugo Vaca Cuéllar y busca aliados para mantener encendida la llama de “Aquí sí” con la oferta de que bajará el precio del insumo para los labriegos de la región, revirtiéndose las importaciones que desde 2010 aumentaron 47 por ciento y en valor el amoniaco creció 680 por ciento.