Este 8M: fuertes, libres y rebeldes...

Alejandro De la Garza
06 marzo 2023

El sino del escorpión ha testimoniado con entusiasmo la movilización y las demandas de una constelación de colectivas agrupados en el movimiento feminista del nuevo siglo, sin duda el más novedoso, estimulante y radical feminismo político de nuevo cuño de las últimas dos décadas, incluso con sus dosis de llamativa violencia. Esta agitación feminista se caracteriza por la indignación y la rabia ante el creciente número de feminicidios, la incapacidad de las autoridades de frenar y castigar la violencia de género (doméstica, familiar, pública, laboral, escolar, académica, en redes) y la persistente exclusión, así como por la normalización en la impunidad de estos delitos. A unos días de celebrarse el 8M, el alacrán destaca algunos aspectos de este movimiento de radical agitación de las conciencias.

Como preámbulo, valga señalar el empuje del feminismo para la significativa aprobación -el pasado 2 de marzo en el Congreso de Puebla-, de la llamada Ley Ácido, que suena tan bárbara como la realidad a la que alude, pues en años recientes ganó lamentable notoriedad en el País la práctica criminal de arrojar ácido al rostro de las mujeres por venganza, celos, odio o lo que se quiera. Un intento salvaje y primitivo de “borrar” a esas mujeres. Con la aprobación de esta legislación suman ocho los estados del País donde se tipifican ya los ataques con ácido como “feminicidio en grado de tentativa”. El mismo Congreso poblano aprobó también, como pionero, la llamada Ley Monzón, dirigida a sustraer la custodia de los hijos o hijas de los hombres feminicidas. Esta ley alude el feminicidio de Cecilia Monzón, cometido por su ex pareja en mayo de 2022, y resuelve el dilema moral planteado por la ley al otorgar la patria potestad al progenitor sobreviviente cuando uno de los progenitores fallece, sin contemplar el supuesto del padre feminicida de la madre.

En tiempos de angustia existencial por el plagio de textos y de sesudas disertaciones sobre la autoría intelectual de las ideas, el alacrán destaca que el título de esta columna fue tomado de la fotografía publicada en el álbum de Facebook de Paula Canedo, imagen y título a los que a su vez acudió en 2021 la doctora en lingüística e investigadora de la UNAM Sabine Pfleger, para desarrollar su artículo “Fuertes, libres, rebeldes: Hacia una identidad más agentiva del movimiento feminista en México” (Revista Digital de Ciencias Sociales / No. 14 / 2021), documentado y puntual texto retomado por el venenoso en esta columna y cuyas citas se indican con las requeridas comillas.

Especialista en el lenguaje, los fenómenos discursivos identitarios y la Lingüística Cognitiva, la doctora Pfleger hace un análisis del cambio que se percibe en México “en la manera como las mujeres se apoderan de los espacios públicos y los espacios simbólico-discursivos”. Para ello revisa “la parte lingüística-semántica de los lemas y enunciados de carteles, pancartas y grafitis portadas por las integrantes en dos concentraciones masivas, el 12 y el 16 de agosto 2019 en la Ciudad de México, así como la protesta masiva el 8 de marzo 2020 y el paro nacional ‘un día sin nosotras’ el 9 de marzo 2020”. Estas protestas son sin duda piedra del toque del feminismo reciente, al llevar a una amplia discusión pública y en medios masivos las causas y demandas del feminismo actual en México.

Pfleger señala también dos puntos nodales del avance feminista: 1) el reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de 2007: ¡Ni una más! El derecho a vivir una vida libre de violencia en América Latina y el Caribe, porque “llega a la misma conclusión que las activistas en México que ‘para erradicar [esta] violencia es imprescindible que se convierta en un objetivo central de las agendas públicas [con el fin de] avanzar hacia una política pública que subraye el deber de diligencia que tiene el Estado para proteger a las mujeres contra la violencia’”. Y 2) La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida libre de Violencia, también de 2007, y “su tipificación de la violencia en contra de las mujeres y su representación simbólica en lo femenino”. Pero, a pesar de todo este conocimiento y entramado jurídico permeado en los códigos penales de 16 estados, “poco o nada ha cambiado desde entonces en la manera que las autoridades procesan las violencias cometidas en contra de las mujeres en el país”, lamenta la lingüista.

También hay buenas noticias, añade el escorpión para no deprimirse, pues la doctora Pfleger insiste: “las mujeres actualmente tienen a su disposición una gama más amplia de posibilidades de difusión al hacer escuchar su voz por ejemplo a través de los medios sociales. Esto no solamente promueve redes más estrechas con mujeres provenientes de realidades diversas (como las mujeres indígenas), sino también para convocar puntualmente a marchas masivas, reuniones, protestas, performances o paros locales y nacionales. Las redes de estas renovadas sororidades además ayudan a una denuncia más expedita de comportamientos sexistas y el combate a los ataques misóginos”.

Controlar su propio discurso, vincularse con otros feminismos, denunciar con rapidez misoginias, violencias y represiones, la estructuración de demandas precisas y lograr así mayor sororidad y amplia respuesta pública, son logros del feminismo reciente. Sobre las movilizaciones, sabemos ya que las diferencias entre estas colectivas se relacionan con aspectos como si aceptan hombres o no (separatistas), si la exigencia de sus demandas es total o es posible negociar, si se visten de negro y se encapuchan, y, notablemente, si aceptan la negociación o asumen como necesario el uso de la violencia. No obstante su composición compleja, el movimiento ha generado acuerdos (denunciar el acoso, la discriminación y la impunidad en los abusos contra las mujeres), y forzó respuestas de las autoridades en materia de gobernación y legislación (universitaria y federal), además del reconocimiento a la validez política de la lucha feminista y el posicionamiento en la agenda nacional de los temas de violencia de género, feminicidios, impunidad y exclusión, todo a pesar de la renuencia del Presidente López Obrador.

Por otra parte, también son sabidas las diferencias clave que parecen sacudir el interior del movimiento feminista, más allá de las posturas de moda o la usurpación de las protestas válidas y genuinas por los oportunistas “feminismos de derecha” (si esto existe como tal) o los anarquismos violentos (idem). El alacrán refiere por lo pronto dos temas sobre los cuales seguirá discutiéndose al interior del movimiento feminista y también en la sociedad en general: 1) el de la regulación o abolición de la prostitución, y, 2) el tema de la lucha por la inclusión de los grupos trans (y sus derechos) dentro del movimiento feminista. Menudas discusiones feministas por venir, reflexiona el arácnido con mucha precaución.

Por lo pronto, festejemos las múltiples y diversas convocatorias a las marchas del 8M en más de una docena de ciudades importante del país. Y para rematar, una cita de Marx dedicada a cñores, machines y viejos lesbianos: “La opresión del hombre por el hombre se inició con la opresión de la mujer por el hombre”.