Estado fallido
Hoy se cumplen 73 años que la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) fue adoptada por la asamblea general de las Naciones Unidas en su resolución 217A el 10 de diciembre de 1948 en París.
La DUDH recoge en sus 30 artículos los derechos humanos considerados como básicos y hace consciente al mundo que la tarea de asegurar la libertad, la igualdad y la dignidad para todos los seres humanos es continua.
Este documento nace posterior a la Segunda Guerra Mundial después de haber vivido las atrocidades del holocausto y así los redactores dejaron por escrito “aquello que no debe hacerse a los seres humanos y lo que debe hacerse por ellos”.
Eleanor Roosevelt, impulsora de la declaración y primera presidenta de la Comisión de DH de la ONU, nos dijo que la DUDH también “repudió la idea de que los Estados tuvieran absoluta libertad para hacer lo que quisieran con las personas en su territorio”. Incluso conviene citar a Mónica Pinto, abogada especialista en DH cuando nos dice que: “el límite infranqueable para las mayorías en toda sociedad democrática es el respeto a los derechos humanos”.
Esta máxima aplica a todo tipo de mayorías, incluyendo las de una consulta popular, las de una elección, las parlamentarias o incluso las judiciales, como pudiera ser la Suprema Corte de Justicia, a ninguna, aun siendo mayoría, le está permitido violar derechos humanos.
A pesar de que 193 Estados miembros de la ONU han suscrito la declaración, ninguno ha cumplido plenamente con su promesa. Por lo que en 1998 en el marco del 50 aniversario de la declaración, Nelson Mandela les dijo a los países miembros que “sus fracasos en cumplir dicha promesa, son la consecuencia de decisiones que toman o se niegan a tomar hombres y mujeres... son el resultado de mediocres liderazgos políticos y económicos”.
México es de los países más atrasados en la agenda de respeto a los DH. Incluso no existe cultura de respeto a los mismos ni en las máximas instituciones del País, como lo son la SCJN, el TEPJF, el Congreso de la Unión, la FGR, el SAT o el IMSS, por citar algunos.
Tenemos apenas 10 años desde que se incluyó el concepto de Derechos Humanos en nuestra Constitución con la Reforma al artículo primero de la carta magna en junio de 2011, antes tuvimos garantías individuales.
El socavar los Derechos Humanos en nuestro país es histórico, y estos 10 años de inclusión en la Constitución no han logrado que el derecho a la vida, el derecho a la salud y a la seguridad social, el derecho al trabajo, el derecho a una vida digna, el derecho a la educación, los derechos a la administración justa de la justicia dejen de ser productos de venta para unos pocos y se conviertan en derechos de los que todos los mexicanos somos titulares sin discriminación.
Los homicidios dolosos y los desaparecidos en este siglo, los mexicanos que no tienen acceso a medicamentos y a servicios de salud y de seguridad social de calidad, los desempleados y los subempleados en la informalidad, los que padecen algún nivel de pobreza, los que son engañados con el sistema educativo arcaico que se tiene, los asesinatos de periodistas, quienes son víctimas de la injusticia del sistema de procuración e impartición de justicia o del abuso del poder, todo esto da cuenta que México es un Estado fallido para promover, respetar, proteger y garantizar los más elementales derechos humanos de los mexicanos.