Esos locos masones

Omar Lizárraga Morales
03 enero 2021

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omar_lizarraga@uas.edu.mx

A la memoria de Uvaldo Benitez, Ismael Tiznado y Rodolfo Tirado, eslabones que nos arrancó el 2020.



Yo los conozco, los he visto muchas veces, son raros, salen de sus hogares ya tarde y vuelven a veces ya pasada la media noche; en realidad no ocultan nada, primero tienen que cumplir con sus deberes.
Yo los conozco muy bien, visten de cierta manera y siempre usan sus mandiles cual obrero se presente a trabajar en su obra maestra. Algunos de ellos portan orgullosos distintivos en sus cuellos, como atleta que ha ganado una medalla olímpica.
Entre la gente cuerda se pueden distinguir, son siempre rectos, acatan las leyes y aman a su patria. A las damas las respetan, a los niños los guían y a los adultos los veneran; se creen unos caballeros. ¡Están Locos!
Incansablemente se empeñan en ayudar al prójimo, con más razón dicen, si se trata de un hermano. En tiempos en que la humanidad se ha vuelto egoísta y no quiere ayudar al prójimo, ellos lo disfrutan. "La masonería se hace en la calle" dicen ellos. Algunos han sido famosos, los puede uno encontrar incluso en los libros de historia.
Yo los he visto muchas veces, esperan con ansias ese día de la semana para asistir a ese lugar misterioso, al cual tocan de una forma que sólo ellos conocen, entre ellos se saludan y abrazan como si fueran todos miembros de una gran familia. ¡Están mal de la cabeza!
Entre ellos se respetan, piden la palabra antes de hablar y siempre se dirigen con gran respeto a alguien que está unos escalones arriba. Algunos son profesionistas; profesores, médicos, empresarios, y algunos otros, practicantes de algún oficio; todos trabajan. Son amigos del pobre al igual que del rico. No les importan las cosas materiales, pero se empeñan siempre en obsequiar, seguramente están locos. Nunca pude calcularles la edad, pero creo que tienen entre 18 y 85 años, son hombres y mujeres. Cuando entre ellos se preguntan la edad, siempre mienten. Debe ser por eso que están locos.
Los más sabios instruyen a los jóvenes, y los corrigen siempre con suavidad. Todos ellos creen en ciertos principios, y dicen, que tienen fe en sus ideales. Seguro no están bien.
Alguna gente normal cree que adoran a la muerte, la verdad es que aman la vida. Al recién iniciado le hablan de virtudes, lo felicitan cuando uno hace un buen trabajo, pero a la vez lo impulsan para que siga mejorando, quien los entiende.
Todos hablan en su momento, pero sobre todo, escuchan. Los he visto muchas veces, están mal de la cabeza. Tienen jerarquías entre ellos, pero aún el más alto grado, mira con cariño y respeto al más bajo. Cuerdos no están.
Yo los conozco muy bien. Nunca platican a la gente cuerda lo que hacen en "Logia", pero se preocupan por invitar a otros, como quien quiere compartir su fortuna con los que más quiere. Se creen descubridores de un gran secreto al que sólo tienen acceso algunas personas. Aquellos a los que convencen de probar una vez, en unos meses empezarán a transformarse y quedarán tan locos como ellos.
Una cosa es cierta, los masones están completamente locos, y solamente ellos, y los que se atreven a seguirlos, son capaces de disfrutar de esa locura como lo hacen ellos. El mundo sería otro, sin duda, si hubiera más locos así.
Es cuanto…
(Inspirado en el poema “Esos locos que corren” de Marciano Durán)