Epidemia

Lorenzo Q. Terán
11 marzo 2020

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lqteran@yahoo.com.mx

 

En el contexto nacional prevalecen muchas interrogantes sobre el futuro cual más de interesantes, van desde las pesimistas que nunca faltan, hasta las optimistas a ultranza; el grueso de contingentes de la ciudadanía se sitúan en el término medio, tratando de establecer en equilibrio su opinión en los asuntos públicos, aquilatándolos en su justa dimensión con la mayor dosis de objetividad posible; por ese camino un importante conglomerado favorable al cambio democrático que vive el País marca la ruta nacional.

No se pueden ignorar factores sorpresivos, como la llegada del coronavirus a México, sin duda esto altera aspectos de la vida de los ciudadanos, con innegables efectos en la economía y en general en la vida del País. Hay confianza que esa epidemia amaine en corto tiempo sus efectos, científicos de la UNAM han evidenciado su cadena de ADN, lo que posibilita encontrar pronto una vacuna y que en el País sus efectos letales no tengan mayores consecuencias, esperamos que los protocolos de prevención de salud funcionen con eficacia para lograr el control de la epidemia, que ha sembrado preocupación en las autoridades de salud del mundo entero.

Fuera del coronavirus, las demás aspectos sustantivos en el País marchan con buenos augurios en general, no se ven barruntos de tormenta que trastoquen el febril trabajo que se viene desarrollando en el país, con buenas expectativas hacia al futuro. Se esperan resultados promisorio en muchos puntos fundamentales en bien de la sociedad. Es justo señalar este optimismo enfáticamente, sin medias tintas, para que se entienda con toda objetividad: el país marcha por una nueva ruta, con un rumbo seguro en lograr reivindicaciones para el pleno disfrute de sus habitantes de una vida mejor, en todo el sentido de la palabra.

México es un país lleno de episodios heroicos realizados por su pueblo a lo largo de su historia. La crisis producida por gobiernos omisos y que desarrollaron una práctica de corrupción y entrega del patrimonio nacional a unas cuantas manos privadas, trajo como consecuencia la rebelión electoral más grande de la historia contemporánea. Gracias a ello, nuevos vientos de progreso y bienestar para su pueblo soplan en el horizonte de la patria; la ciudadanía ve nuevos presagios, optimistas, de consolidar el rumbo emprendido, favorable a que la democracia y el bienestar social se asienten como una sólida roca.

Eso es lo que prevalece en la presente etapa histórica que vive en el País, entre sus ciudadanos hay mucha euforia y ven con una seguridad que contagia que no habrá obtáculos que logren vencer esta gran ola del cambio que trae un impacto benéfico en el universo social; pese a los nubarrones que aparecen en el espacio anunciando tormentas, el optimismo no decae, por contrario: los ciudadanos redoblan su apoyo a todo lo que tenga que ver con la cuarta transformación, tienen certeza de que sus metas se consolidarán plenamente.

Hay muchas razones que permiten ver un futuro halagador para amplios conglomerados que todavía se debaten en una situación difícil. Los apoyos para el bienestar que se vienen otorgando de parte del Estado se han multiplicado, con el propósito de abatir los rezagos sociales más graves que se sienten en algunas regiones del sur del País, que durante varias décadas fueron abandonadas a su suerte por el Estado, sin una atención adecuada que mitigara sus penurias abrumadoras.

En la actualidad, el Estado ha echado a funcionar programas, con la idea de atenuar la situación de los sectores sociales más vulnerables, para ser encausados por el camino de su bienestar, y alcanzar una vida digna junto a sus familias. A los jóvenes se les beca para permitirles estudiar y, por ese vía, incorporarse al trabajo productivo. A los adultos mayores se les destinan apoyos que solventen sus carencias. El derecho a una salud pública gratuita se ha hecho universal. Se han detenido a políticos corruptos y congelado sus cuentas, se han aumentado las penas para crímenes de odio y feminicidio.

Los ciudadanos que conforman esta nación ven con buenos ojos el futuro que se vislumbra, no lo desdeñan apriorísticamente, por el contrario apoyan las medidas que se ponen en marcha con entusiasmo.