Entre Cuén y Malverde

Jorge Ibarra M.
22 agosto 2024

Por una débil cultura de la legalidad, por la recurrente corrupción de los gobiernos y por un escaso apego de la ciudadanía al Estado de Derecho, en Sinaloa, y especialmente en Culiacán, la gente tiende a enaltecer al bandolerismo como forma típica de resarcir las injusticias.

Entre los tiempos que van desde Heraclio Bernal hasta Ismael “El Mayo” Zambada, el imaginario ha erigido a la figura de Jesús Malverde como el prototipo de bandido generoso que roba a los ricos para luego repartir la colecta entre los pobres, víctimas del abuso de los poderosos.

Fue el dramaturgo universitario Óscar Liera quien explicó el profundo apego que los sinaloenses sienten por este personaje, del que se cuenta que, tras su asesinato y frente a la prohibición de los rurales para darle digna sepultura, la gente comenzó a lanzarle piedras a sus restos, y a obtener milagros por ese gesto de santa humanidad con el muerto.

En El Jinete de la divina providencia, Liera oculta premeditadamente al público el personaje, para empujarnos a entender que, más allá de los milagros que se le atribuyen, Malverde representa el sentido general de indignación, el ansia de libertad y el hambre de justicia que está firme en la gente común, cansada del maltrato que recibe de sus líderes, patrones y gobernantes.

Una de las escenas más poderosas y sugerentes de la obra ocurre cuando Cañedo cree por fin ubicar al bandido por las señas de una herida reciente que el justiciero se había hecho en la mano, para luego toparse con la sorpresa de que todos en el pueblo simulaban estar heridos en la misma parte del cuerpo, indicándonos con este guiño, Liera, que en Sinaloa todos somos Malverde, es decir, que en cada uno de nosotros está la capacidad para enfrentar las injusticias.

Por eso ahora que Sinaloa se vuelve a teñir de sangre y que el reclamo de justicia pesa más que nunca por la impunidad y la ineptitud en todos los órganos de gobierno, resulta penoso apreciar a las voces más oportunistas queriendo mitificar la vida y muerte de Hector Melesio Cuén Ojeda como si hubiera sido la reencarnación del beato Malverde.

Alentados por una casta de funcionarios universitarios que se niegan a dejar las canonjías del presupuesto rosalino, estos comunicadores arribistas quieren imponer la imagen de Cuén como un opositor incómodo del Gobierno, que repartía favores y que murió por negarse a ponerse de rodillas, cuando en realidad toda su carrera política estuvo marcada por una gran disposición acomodarse con el statu quo y a pactar con los poderes fácticos de toda índole.

Pero Sinaloa ya no necesita de bandidos generosos. Si habremos de desfacer agravios y enderezar entuertos, no será con la espada del Quijote, sino con su lanza en cuya punta está el hierro de la justicia.

De a poco los universitarios comienzan a manifestar su inconformidad por la manera prepotente y arbitraria con la que siguen actuando algunas autoridades de la UAS a las que no les cae el veinte de que las cosas están cambiando.

Desde Los Mochis nos hacen llegar la denuncia de que en la nueva carrera de Psicopedagogía, la directora de la Facultad de Humanidades está incorporando a dar clases a personal de confianza sin el perfil adecuado, pasando por alto los derechos de muchos trabajadores con mayor preparación y antigüedad.

Maestro de la UAS, si sientes que tus derechos laborales han sido vulnerados, la organización CIVITAS-UNIVERSIDAD está conformando un padrón de profesores afectados para brindar atención y asesoría legal totalmente gratuita para ayudar a regularizar tu situación. Toda denuncia será anónima. Si estás interesado ponemos a disposición el siguiente correo electrónico: civitas.uas@gmail.com

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jorge.ibarram@uas.edu.mx