Entra Sinaloa a zona de doble tensión. Presupuesto 2021 y proceso electoral
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alexsicairos@hotmail.com
Sería muy tenso, políticamente incorrecto y factor de ingobernabilidad, que el proceso electoral y la definición del presupuesto a ejercer en 2021 se junten en Sinaloa en diciembre próximo, mezclándose la cuestión de emergencia financiera con un asunto de apetencias futuristas. Reeditar los jaloneos entre el partido del Gobernador y la mayoría opositora que controla el Congreso del Estado, en plena disputa por cargos de elección popular, no sólo dificultaría los acuerdo sino que los pervertiría.
Se trata de dos torpedos políticos que deben apuntar cada uno al ámbito que corresponden. Es decir, apostarle a que antes del 15 de diciembre esté resuelto lo referente a la definición de los recursos federalizados y la aprobación de la Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos con los que operará el estado el próximo año, que por lo pronto es la prioridad. Y ya después iniciar la competencia comicial.
Por anticipado existe conciencia tanto en el Gobernador como en los partidos con presencia en la 63 Legislatura local de que continuarán las finanzas públicas castigadas por la crisis económica y la baja en la recaudación fiscal, pero igual se necesita ser realistas sobre áreas estratégicas que no pueden ser más constreñidas presupuestalmente de lo que están en 2020.
La semana próxima Quirino Ordaz iniciará los encuentros con los legisladores que representan a Sinaloa en la Cámara de Diputados en la faena de crear alternativas de solución en áreas que fueron golpeadas este año y que no pueden ser sacrificables otros doce meses. El reto consiste en evitar que las participaciones federales bajen más de lo que se redujeron en 2020, porque ello impactaría con dureza en los programas de bienestar para los sinaloenses.
Por ejemplo, en el tema del Programa de Fortalecimiento para la Seguridad el planteamiento sería que no desaparezca y que si existen sospechas de que el dinero del Fortaseg se desvía a rubros ajenos a los fines para los que se etiqueta, pues entonces que le metan más reglas de control y transparencia. A Sinaloa le pegaría que siendo entidad que ha avanzado en reducir los delitos de alto impacto, de pronto se le reduzca la capacidad de maniobra y lo logrado se venga abajo.
Otro tema tiene que ver con los programas educativos que son afectados a pesar de ser muy importantes para alumnos, maestros y padres de familia. Estrategias insignias como la de Escuela de Tiempo Completo impactarían sobre miles de familias que abrazaron ese modelo educativo. Está también lo relacionado con la terminación de obras como los hospitales que buscan dejarle a Sinaloa un sistema de salud de primer mundo, y el acueducto Miravalles que subsanaría el déficit de agua en Mazatlán, mismo que presenta retrasos por la crisis presupuestal.
Entre los pendientes figuran los recursos para ofrecerles la opción de vivienda a los grupos de desplazados por la violencia, concretar la planta de tratamiento de aguas negras en Urías, la reactivación del Corredor Económico del Norte del cual es parte neurálgica el puerto de Mazatlán y la continuación de la presa Santa María en beneficio de Rosario y Escuinapa.
En fin, cuando los recursos públicos están más limitados que nunca a Sinaloa le resulta vital la gestión conjunta entre Gobernador y los representantes populares, y para que esa alianza suceda ningún diferendo de tipo electoral debe interferir. Cada cual por su carril, lo deseable es que no haya cruce entre lo referente a las elecciones del 6 de junio y la tarea para que presupuestalmente al estado le vaya mejor.
¿Es posible esto? La factibilidad está en que los sinaloenses estarán observando a aquellos que mandataron a través del voto para que velaran por el progreso de la tierra de los once ríos y conforme se sientan atendidos los electores procederán a refrendar o quitar el sufragio, en un momento crucial donde las que menos importan son las diferencias políticas y lo más grandioso es la unidad para sacar a Sinaloa de la barranca.
Sí es posible porque las circunstancias así lo demandan: que se instalen por adelantado las mesas de diálogo con el Congreso del Estado y la Cámara de Diputados. Es igualmente realizable que los legisladores federales o los grupos parlamentarios de la 63 Legislatura moderen las discrepancias partidistas para restarle rispidez a un asunto de trámite que tendrá que elevar lo fundamental por encima de la aspereza misma que trae implícita la puja electoral.
Las agendas electoral y presupuestal sí pueden transitar en armonía. El tiempo de blindar a Sinaloa frente a las dificultades que vienen en 2021, y el posible rebrote de la pandemia de coronavirus que se espera de enero a febrero es una de ellas, podría ser con todo y los pronósticos en contra la oportunidad de ir a la arena política dejando ileso todo aquello que para la sociedad es más relevante que las ambiciones de poder de unos cuantos.
Reverso
Debatan desde sus atriles,
Bienvenidas las ideas,
Sin gritarse cosas feas,
Como pleito de albañiles.
Lluvia de iniciativas
De entre las 13 iniciativas que recibieron primera lectura y dispensa de la segunda en la sesión de ayer del Congreso del Estado (cuatro de la Diputada del PAS Jesús Angélica Díaz Quiñónez y el ciudadano Víctor Antonio Corrales Burgueño; por Morena tres de la legisladora Flora Isela Miranda, tres de Apolinar García Carrera y, una de Pedro Villegas Lobo; una del Grupo Parlamentario del PRI y una de los ciudadanos Miguel Loaiza Pérez y José Miguel Luna Ley) destaca la de los pasistas tendiente a incorporar como delito el uso de violencia para evitar el ejercicio de la actividad periodística, o que se obstaculice, impida o reprima la libertad de expresión.