En Sinaloa, el PRI tricolor ahora es negro
Todos dejaron sola a Cinthia Valenzuela

Alejandro Sicairos
30 junio 2022

Entrada la noche del martes, cuando la lluvia evidenció la extenuación estructural de la Comisión Federal de Electricidad que se traduce en apagones en serie en Culiacán, Cinthia Valenzuela Langarica, la mujer que recibió a su cargo un Partido Revolucionario Institucional en ruinas, publicó en Twitter cómo era la cena en la oscuridad de casa con una imagen igual o más lóbrega que las siglas que dirige. La paráfrasis de ausencia de luz es útil también para analizar el abandono en que dejó Alejandro Moreno Cárdenas a la organización tricolor en Sinaloa.

Quien también se desempeña como Diputada priista en la 64 Legislatura del Congreso del Estado ha hecho suya la inconformidad de centenas de familias porque las fallas de la CFE han rebasado los límites de lo soportable. En la paradoja de sumarse a la sentencia de muerte al PRI dictada por Alejandro Moreno, que le quita los últimos respiraderos de que dispone, o buscarle hálitos de vida en masas todavía huérfanas de liderazgos, ella se aferra a la menguada legión de los perseverantes.

A diferencia de militantes y adherentes que con la cabeza baja ponen el pecho en defensa del partido denostado de todas las formas posibles, están desaparecidos los viejos y nuevos cuadros priistas que en los momentos de vacas gordas exprimieron las ubres tricolores del poder. ¿En dónde están ahora? Sería bueno saber en qué galaxia de desentendimiento se exiliaron los que levantaron la mano para reemplazar a Cinthia Valenzuela y de una se esfumaron sus aspiraciones y el amor que le juraban al PRI hoy en desgracia.

Casi todos han dejado sola a Cinthia Valenzuela, incluso el que fuera enviado en marzo por Alejandro Moreno para asistir en sus estertores al PRI. Algo asustó o frustró al emisario que ya no regresó a terminar aquel experimento de liderazgos mediante el consenso interno. Es decir, la farsa montada desde principios de marzo por el Comité Ejecutivo Nacional al designar a Luis Enrique Benítez Ojeda para venir a corregir los entuertos agudizó los problemas en lugar de resolverlos.

Con todos los poderes que le dio “Alito”, Benítez Ojeda traía la misión imposible de convertir las cenizas priistas en diamantes, labor de la que finalmente desertaron lo mismo el dirigente nacional y su delegado y la evidencia del fiasco es que antes de Semana Santa el representante plenipotenciario abandonó la encomienda y los muchos aspirantes que se apuntaron para dirigir al partido en la entidad guardaron para mejor ocasión dichas pretensiones.

¿Cuál es el reporte final que Benítez Ojeda le presentó a Moreno Cárdenas? ¿Fue el certificado de desahucio del PRI en Sinaloa? ¿De que las fracciones que subsisten sobre los escombros del priismo sinaloense son irreconciliables? ¿De que ni caso tiene renovar el Comité Directivo Estatal por que la exigua militancia alcanzaría apenas para cubrir las carteras en disputa? Nadie lo sabe en razón de que antes el enigma a descifrar sería por qué el delegado dejó a medias el cometido asignado.

Cinthia Valenzuela es de los pocos priistas que han resistido en mancuerna con su homólogo legislador Ricardo Madrid, sobreviviendo en medio del dominio pleno que tiene Morena en el estado. Aguantaron la derrota demoledora de 2021, los reclamos por la supuesta operación electoral que encabezó Quirino Ordaz Coppel desde el Gobierno estatal a favor del partido del Presidente Andrés Manuel López Obrador y aguantaron la embestida final del CEN del PRI contra su filial sinaloense al expulsar a Quirino de las siglas tricolores.

Por todo eso en Sinaloa se aprecian con claridad las grietas que en todo el País está dejando Alejandro Moreno en ese terremoto diario de despropósitos que en cualquier momento ocasionará el derrumbe definitivo del viejo partido. La transición priista de la competitividad a la precariedad políticas se ve y se siente, no obstante el esfuerzo de liderazgos locales como el de Cinthia Valenzuela para mantener vivo al PRI en la memoria social que lo aborrece más que estimarlo.

Si la actual dirigente del Revolucionario Institucional en Sinaloa desistiera de la labor de reunir los añicos del partido y querer unirnos con el único pegamento a la mano, el de la perseverancia de unos cuantos contra el pesimismo de las mayorías, entonces sí el PRI entraría a la fase final de la agonía y del hecho de representar la segunda fuerza política pasaría pronto a aparecer en el obituario de las ideologías caídas.

El panorama se muestra negro, tanto como la oscuridad del apagón de la CFE que Cinthia Valenzuela denuncia. En lo nacional “Alito” procede a demoler lo que a duras penas se construye en lo estatal; el desvalijamiento comicial que sufrió el partido en las votaciones en seis estados el 5 de junio desestimula hasta a los priistas más optimistas, la aplanadora guinda que se configura para 2024 causa la deserción de figuras y de bases del PRI. Y si alguien o algo permanece en torno al otrora poderoso son los buitres que esperan servirse de las últimas tripas del Revolucionario.

Lo que les faltaba por ver,

En el PRI de los imposibles,

Es que aquí una mujer,

Rete a fuerzas imbatibles.

Parece indulgente la sentencia que ayer adelantó el Pleno del Congreso al solicitarle al Supremo Tribunal de Justicia del Estado que inhabilite al ex Alcalde de Culiacán para ocupar cargo, empleo o comisión de cualquier naturaleza en el servicio público por un período de seis años, lo cual le evitaría a Jesús Estrada Ferreiro ir a prisión por el Juicio Político en curso y Morena lo tendría fuera de las boletas electorales al menos en lo que dura el gobierno de Rubén Rocha Moya. Cansado, denostado y sin más salidas, el ex Presidente Municipal debe decidir si se dobla o sigue peleando.