En la tempestad, Estrada sí se hinca. Pleito Alcalde-Sedesu: ¿Y Culiacán?
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Fue el lunes 13 cuando Jesús Estrada Ferreiro retrocedió en la decisión de cerrar las calles del centro de Culiacán para reservarlas al uso del peatón. Ese día los comerciantes inconformes le bloquearon el paso al vehículo que transportaba al Alcalde y los ánimos se caldearon al grado de exponerlo a una agresión, procediendo la guardia personal y policías municipales a sacarlo de la zona contigua al Modular Inés Arredondo, al que asistió a una sesión del Cabildo.
Ese momento convirtió al Presidente Municipal en material político que sí se puede derretir ante lo caliente de las circunstancias. El gobernante de hierro, el que parecía duro y tozudo, dejó de parecer de acero y se tornó de plastilina, para más tarde aportar otra señal de debilidad: ordenó abrir la calle Morelos en los tramos que van de Colón a Rosales y el acceso a la calle Ángel Flores en el tramo de Rubí a Riva Palacio. Es decir, volvieron los automóviles a circular por el centro, excepto el transporte urbano.
Pero a las horas Estrada Ferreiro emitió otra indicación más grave de amilanamiento en situaciones incómodas. De manera unilateral y súbita decidió dejar de apoyar el programa de bicicletas públicas denominado “Muévete chilo”, que promueve la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno del Estado. La excusa es que el Ayuntamiento no cuenta con recursos económicos para generar la infraestructura que se requiere.
En realidad lo que le molestó al Alcalde es que la Sedesu haya enviado a un mediador para que interviniera en el conflicto entre el Municipio, que sacaba adelante la peatonización del Centro, y los comerciantes, que querían tumbar esa medida. De ahí derivó el berrinche de Estrada al declarar que en lugar de seguir con el sistema de bicicletas públicas “hay otras necesidades más importantes para atender”.
Tuvo que entrarle al diferendo el titular de la Sedesu, Carlos Gandarilla García, para puntualizar que el Gobierno de Culiacán no necesitaba gastar nada en el “Muévete chilo” puesto que la inversión la hará el Gobierno estatal. “El Presidente venía mostrando su preocupación, vamos a decirlo así, pero nunca habíamos recibido tajantemente un no; en este momento ya lo dijo y si esa es la decisión del Municipio la vamos a respetar pero aquí lo que está haciendo falta no son recursos sino más bien visión y voluntad”, consideró.
Hasta ahí quedó claro que fue un berrinche del morenista lo que tensó las relaciones entre los gobiernos de Culiacán y Sinaloa. Después de verse arredrado en el corral que le pusieron los estridentes opositores a que el centro de la ciudad sea de uso peatonal,Estrada Ferreiro experimentó lo que han sentido otros alcaldes que han querido modernizar la movilidad urbana, proyecto que tiene al menos tres décadas.
Pocas veces el Alcalde Estrada se había visto obligado a retroceder. La actitud pleitista, del puro pa’delante que lo caracterizó en sus choques con colonos, periodistas, políticos y organismos de la sociedad la ajustó sorprendentemente a las horas de que unas decenas de enardecidos dueños de vendimias lo confrontaron en el episodio de mayor tensión que haya enfrentado en los 20 meses y 15 días que llevaba en el cargo. Tal vez ese momento sea el punto de quiebre entre el abogado que reclamaba a gritos y sombrerazos resolver problemas y el que se amieda cuando las exigencias coléricas van dirigidas a él.
Lo peor de todo eso es que sus adversarios demostraron que lo pueden volver blando cuando lo ponen en situación de vulnerabilidad. Estando cercado procede a soltar hilos de poder, como los que aflojó en lo relativo al plan de caminabilidad del centro, e igual lo hacen reaccionar errático, tal como actuó al querer desbaratar el modelo de bicicletas públicas que funciona con éxito en municipios como Mazatlán.
En este mismo espacio le reconocimos a Estrada Ferreiro el hecho de no doblarse en los intentos por avanzar en la nueva movilidad de Culiacán. “Estamos alegres porque al fin alguien se animó a hacer valer el derecho de los transeúntes y a devolverle al pavimento o al adoquín la vocación que reclamó durante décadas”, dijimos. Hoy vemos que aquella golondrina, tal vez la única que ha volado en Culiacán en el cielo grisáceo de la Cuarta Transformación, no hizo verano. El Alcalde resultó igual que sus antecesores: a la primera se amilanó.
Y siendo justos hay que decir que quizás en alguna de las salas de la guerra política que está por iniciar en Sinaloa se celebre el triunfo de exhibir al Alcalde de Culiacán tan espantadizo como otros. Precisémosles a los que echan las campanas a vuelo que se trató de una victoria pírrica, porque con tal de evidenciar blandengue al Estrada se le quitó a Culiacán la oportunidad de domesticarse urbanísticamente.
Reverso
Si tiene la piel tan delgada,
Ni caso tiene pelear,
Pues quien sea por casi nada,
Lo logrará azorrillar.
Panistas arrepentidos
En su gira de trabajo por Guanajuato y Jalisco, el Presidente Andrés Manuel López Obrador logró someter a los gobernadores buscapleitos del Partido Acción Nacional al aceptar los mandatarios panistas el ofrecimiento que AMLO les hizo para analizar un nuevo pacto fiscal que, entre otras cosas, considera reestructurar las deudas públicas de estados y municipios para darle un respiro a las finanzas locales. Lo logró en Jalisco luego de domar al gruñón Enrique Alfaro y un día después de que en Guanajuato Diego Sinhue Rodríguez aceptara que se equivocó en su anterior postura antiamlo.