En el Día Mundial de la Población: Protejamos los océanos para alimentar al mundo
El Día Mundial de la Población, celebrado el 11 de julio de cada año, es una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos que enfrentamos quienes habitamos este planeta. Un reto sobre el que vale la pena pensar es cómo lograr que todas las personas puedan alimentarse de manera adecuada. Asegurar el sustento de más de 7 mil millones de seres humanos no es tarea fácil, pero los océanos pueden ayudar si los protegemos y hacemos un uso adecuado de sus recursos y de las especies que ahí viven.
Aproximadamente 3,000 millones de personas dependen del pescado como fuente primaria de proteína. Se trata de una fuente clave de nutrientes esenciales y proporciona medios de subsistencia a millones de personas en todo el mundo, especialmente en comunidades costeras. Sin embargo, los océanos enfrentan múltiples amenazas que arriesgan la posibilidad de obtener alimento de gran calidad directamente de ellos. La sobrepesca y la falta de políticas de recuperación hacen que los recursos pesqueros se vean disminuidos; la contaminación y los efectos de la crisis climática también están degradando estos ambientes, reduciendo su capacidad de suministrar alimentos.
Para abordar dichos desafíos y seguir alimentándonos de lo que el océano provee de manera sustentable, es necesario implementar políticas públicas robustas y efectivas que promuevan la protección de los hábitats y la sostenibilidad de los recursos marinos. Algunas áreas clave donde las políticas pueden marcar una diferencia son:
Una regulación sustentable de la industria pesquera es crucial para evitar la sobrepesca y permitir la recuperación de las pesquerías, específicamente, de las especies pesqueras sobreexplotadas o en deterioro. Oceana estima, según la última Carta Nacional Pesquera, documento oficial que establece el estado de salud de las pesquerías, que el 34 % se hallan en algún grado de deterioro.
En México no existe ninguna regulación que obligue a las autoridades competentes a recuperar los recursos pesqueros sobreexplotados, lo cual quiere decir que no hay medidas para que ese 34 por ciento en deterioro regrese a un estado de salud que permita a las personas alimentarse de dichas especies sin generar un daño.
Los océanos están cada vez más contaminados por plásticos, hidrocarburos y otros desechos. Las políticas públicas destinadas a reducir la contaminación plástica deben centrarse en la reducción de la contaminación de estos materiales desde su origen, promoviendo la reducción y eliminación del uso de plásticos de un solo uso innecesarios. De lo contrario, estos plásticos, cuya vida útil es de segundos, continuarán llegando al mar y poniendo en peligro a especies marinas de importancia biológica y social por proveernos alimento. Hoy, ya se han encontrado peces con presencia de microplásticos en sus tejidos.
Además de los plásticos de un solo uso, la contaminación por hidrocarburos es otra amenaza que enfrenta el mar con consecuencias devastadoras para especies marinas como delfines, tortugas, aves playeras y peces de importancia pesquera, así como para los hábitats que las sostienen. Se deben crear medidas a través de las cuales se limiten las zonas en las que se puede llevar a cabo la exploración y explotación de hidrocarburos, teniendo como prioridad la conservación de los hábitats marinos, especies y actividades pesqueras sostenibles. La explotación de hidrocarburos no solo presenta un alto riesgo para la integridad de los hábitats marinos, también es una importante fuente de gases de efecto invernadero.
Los efectos asociados a la crisis climática incluyen el aumento de la temperatura de los océanos y su acidificación, así como alteraciones en los ecosistemas marinos que afectan gravemente a las especies. Las políticas deben apuntar a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y a la promoción de una transición energética justa. Además de buscar la mitigación, también debe haber políticas de adaptación al cambio climático. Actualmente, ya se pueden ver los efectos de la crisis climática en el mar. Se deben desarrollar estrategias de adaptación que permitan a las comunidades pesqueras más vulnerables poder hacer frente a la crisis climática sin dejar su actividad económica primordial, la pesca.
La creación de áreas naturales protegidas (ANP) en el mar es una estrategia efectiva para proteger la biodiversidad y mantener la productividad de los océanos, la cual permite alimentar a millones de personas. Las ANPs proporcionan refugios seguros para las especies marinas, permitiendo la recuperación de los hábitats degradados y el mantenimiento de las poblaciones de peces.
En Oceana realizamos un estudio para evaluar la efectividad de las ANPs. Descubrimos que de las 39 ANPs existentes en ese momento, 31 están decretadas en el papel, pero en la práctica se hallan fuera de las expectativas de buen manejo y conservación. Es esencial que estas áreas sean bien gestionadas y se protejan efectivamente los hábitats que se pretenden conservar. De lo contrario estas solo serán áreas marinas “de papel” protegidas, y no proveerán los servicios ecosistémicos potenciales.
En este Día Mundial de la Población hay que recordar la interconexión entre nosotros como sociedad y la necesidad de cuidar los ecosistemas esenciales para la vida humana, como los océanos. Estos son una fuente vital de alimento y requieren de políticas públicas efectivas que permitan la recuperación de las especies pesqueras sobreexplotadas, eviten la contaminación marina de plásticos de un solo uso e hidrocarburos, y mitiguen la crisis climática mediante el desarrollo de planes de adaptación que protejan hábitats y especies críticos para la salud del mar. Si queremos garantizar la seguridad alimentaria, es fundamental proteger los ecosistemas marinos. El Día Mundial de la Población es el momento perfecto para pedir la protección de los océanos para alimentar al mundo.
* La autora Mariana Aziz (@marianaaziz) es directora de campañas de Transparencia de Oceana en México (@OceanaMexico).
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