En duelo por el mundo

Francisco R. Quintero García
07 junio 2020

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Tal y como nos indica la OMS: “La salud mental y el bienestar son fundamentales para nuestra capacidad colectiva e individual de pensar, manifestar sentimientos, interactuar con los demás, ganar el sustento y disfrutar de la vida”.

En estos momentos donde el tema de la muerte y de la pérdida están tan cerca de nosotros, la salud mental y el bienestar se ven amenazadas por una avalancha de estímulos, externos o internos que merma nuestra capacidad de pensar y actuar, esto nos podría llevar a tomar decisiones equivocadas, dejando en nosotros sabores agridulces, sentimientos encontrados, que pueden abrir las puertas de la psique dejando salir la parte más oscura, los miedos más esenciales y dando libre entrada a los rincones más profundos de nosotros.
El duelo es el proceso psicológico que se produce a partir de alguna pérdida. Etimológicamente significa duellum o combate, dolus–dolor. Es la reacción frente a la pérdida de algo significativo, las cuales pueden ser desde una persona, un animal, una cosa, una relación, etcétera.
Para entender mejor algunas definiciones de distintos autores:
Sheneider “el duelo es también un proceso que afecta a la totalidad de la persona a nivel físico, emocional y espiritual”.
Dershimer “el duelo es un proceso que incluye cambios significativos en las actitudes, valores, pensamientos y creencias de quien lo experimenta”.
Lindemann “el duelo se entiende como la respuesta natural a la ruptura de un vínculo”.
Hay que resaltar que el sentimiento de pérdida no sólo se manifiesta después de que ésta ocurre, también suele presentarse antes, como por ejemplo en el diagnóstico de una enfermedad terminal o en situaciones más triviales de la vida como el temor a perder algo material. (Aldrich C.K.) Cuando la mente está sana, tenemos más oportunidades de adaptarnos al medio ambiente, es por ello que el duelo es un momento propicio para revisar aspectos que hasta entonces no habían sido habitados.
Durante la Segunda Guerra Mundial algunos familiares de miembros de las fuerzas armadas para quienes la amenaza de muerte estaba siempre presente, realizaban un ajuste de cara a una muerte potencial. Pasaban a través de las distintas fases de duelo, el doctor Lindemann concluyó que la persona atraviesa por todas las fases de duelo depresión, preocupación, un repaso de todos los tipos de muerte que podrían acaecer y anticipación de los modos de ajuste que podrían hacerse necesarios, mientras que esta reacción podría ser un salvavidas contra el impacto de una brusca noticia de la muerte del ser querido, pero era también una desventaja en el caso de que se produzca una reunión con el familiar que se daba por perdido, aparentemente el trabajo de duelo había sido realizado de forma tan efectiva que la persona se había liberado y el reajuste era enfocado hacia nuevas interacciones.
Según el modelo descrito por la doctora Elisabeth Kübler-Ross, el duelo se manifiesta en cinco fases:
Negación. Negar a nosotros mismos o a los demás que ha ocurrido la pérdida
Ira: por no poder evitar la pérdida, buscamos razones y culpas.
Negociación. Negociamos los pros y contras. Se intenta buscar una solución a la pérdida a pesar de conocer que es imposible.
Dolor Emocional. Se experimenta tristeza por la pérdida.
Aceptación. Se asume que la pérdida es inevitable, siempre teniendo en cuenta que no es lo mismo aceptar que olvidar.
No siempre se cumplen todas las etapas, ni necesariamente ocurren en el orden señalado.
Me ha pasado últimamente que me toca escuchar ciertas frases, que al principio de esta situación evitaba o negaba, pero que poco a poco las he cambiado de fase, a la fase de negociación, sí, frases como: “el mundo como lo conocíamos se terminó”, “se consolidarán ciertas industrias y desaparecerán otras”, “adiós al normal que conocías”. Y sin lugar a dudas estos estímulos llegan a provocar una respuesta similar al duelo ya que inevitablemente nos hacen pensar en que perderemos algo.
Debido a que más cerca de mí de lo que me hubiera gustado, me he enterado de situaciones laborales y familiares, que sacuden la calma tensa en la que estamos sumergidos, y sin pretender ser, el sol de medianoche, me di a la tarea de buscar, efectivamente donde busca ahora la enorme mayoría, y escribí algunas ideas, que, dicho sea de paso, no son mías, pero me ayudaron.
Aceptar la realidad, experimentar la realidad, sentir el dolor y todas sus emociones, adaptarse a un ambiente, tomar decisiones, retirar la energía emocional y reinvertirla en nuevas situaciones.
Para salir de la fase de negación es muy importante hacer lo necesario para admitir y asumir la realidad, por dura que sea, ya que es lo que nos va a permitir hacernos responsables de nuestros propios pasos.
Usemos la racionalización para entender lo que ocurre, esto trae seguridad.
Busca ayuda profesional, no sabemos lo que vendrá realmente así que quisiera cerrar con esta frase de la doctora Elisabeth Kübler-Ross, “Nuestros miedos no detienen a la muerte, sino a la vida”.
Francisco.quintero@icami.mx
Gerente de vinculación de proyectos ICAMI centro de formación y perfeccionamiento directivo