En Culiacán, la bicicleta cuenta

Juan Carlos Rojo Carrascal
06 mayo 2024

En junio de 2009 se hizo el primer estudio del uso de la bicicleta en Culiacán. Los integrantes de la Ciclos Urbanos AC realizaron aquella tarea donde se dieron a conocer los primeros síntomas “bicicleteros” de la ciudad. La agrupación ya preparaba entonces la primera de las 33 ciclonoches que se organizaron en Culiacán y que de alguna manera posicionó a la bicicleta como un verdadero vehículo de transporte en la ciudad. Algo que siempre ha existido, aunque más de una vez se ha querido invisibilizar.

En aquel estudio se revelaron importantes datos como el promedio de distancia recorrido por los ciclistas entrevistados que fue de 5.3 km, con una velocidad promedio de 12.98 km/h con un promedio de 27.6 minutos por recorridos. Entonces ya un 67 por ciento de los ciclistas de aquellos años -cuando no había una sola ciclovía en la ciudad- identificaban como el mayor obstáculo para circular en bici la falta de respeto de los automovilistas.

En 2016 IMPLAN realizó un Estudio de Movilidad en Bicicleta que floreció a raíz del anuncio de la construcción del malogrado par vial que no hizo más que sepultar las posibilidades de circular en bicicleta tanto por la avenida Álvaro Obregón como por la Avenida Aquiles Serdán al inducir mayor velocidad, y con ello, mayores riesgos en los percances viales e imposibilitar el cruce caminando -sin correr peligro- de algunos sectores de estas avenidas como la Obregón entre Zapata y Ciudades Hermanas donde seis carriles en un solo sentido se convierten en una verdadera autopista “anti-peatonal”. De ahí surgió la imprudente frase del entonces Presidente Sergio Torres de que ahí “no pasan más de diez ciclistas”. Es mucho riesgo, -dijo- “aquí no hay cultura de respeto al ciclista, ni al peatón, ni al automovilista; entonces es poner en riesgo a los propios ciudadanos”. Hasta la fecha, no entiendo esa reflexión. Fue un periodo de retroceso para la ciudad.

Luego de siete años de aquel episodio, de nuevo se habla de la bicicleta en Culiacán. Es importante resaltar que a pesar de las malas decisiones de políticos que creen que no se usa la bicicleta en Culiacán, este noble medio de transporte no ha dejado de ser utilizado de manera habitual por miles de ciudadanos culichis como un verdadero medio de transporte que cada día resuelve de manera más eficiente los problemas de movilidad a quienes deciden utilizarla. No voy a negar que siempre hay riesgos, como los hay al trasladarse en cualquier medio de transporte.

La iniciativa ciudadana MAPASIN decidió hacer un conteo ciclista a finales del año pasado con el apoyo de Misión Cero, Cemex y el IMPLAN los días 23 y 24 de agosto se posicionaron en 15 puntos de la ciudad para contar y observar a todo ciclista que pasaba por esos puntos desde las 7 de la mañana hasta las 5 de la tarde en ambos días. 3 mil 684 ciclistas fueron contados y de ahí surgen muchas reflexiones que me gustaría compartir.

Los puntos donde más se contaron ciclistas fueron en los puentes bimodales sobre los ríos y en el crucero de Bulevar Universitarios y Enrique Sánchez Alonso. Los primeros dos puntos pueden obedecer a la actividad recreativa que genera el Parque las Riberas, aunque no deja de llamar la atención que el punto de mayor conteo es el puente más nuevo: El Puente bimodal sobre el río Humaya. Yo lo uso con bastante frecuencia para mi trayecto de Villas del Río a Ciudad Universitaria. En cuanto al crucero de Universitarios y Sánchez Alonso, ha sido siempre un crucero con mucho flujo ciclista (desde el conteo 2009) a pesar de ser también uno de los cruceros con más riesgos según las auditorías que se han hecho. Esto obliga a poner especial atención y dirigir posibles intervenciones para mejorar la seguridad de los ciclistas que pasan, y seguirán pasando por este crucero de la ciudad.

Tampoco nos debe extrañar que los cruceros con menor conteo están ubicados en el bulevar Lola Beltrán y en la Av. Álvaro Obregón. Ambas vialidades son complicadas para quienes usamos la bicicleta. Lola Beltrán por la congestión y desorden que se muestra en ambos sentidos, es una vialidad hostil, prácticamente sin banquetas donde reina el desorden vial. Y la avenida Álvaro Obregón, al hacerse de un solo sentido, nulificó la posibilidad de circular de sur a norte e intensificó el riesgo para circular de norte a sur por la velocidad que ahí se desarrolla y que es el principal inhibidor del uso de la bicicleta en las ciudades.

También es destacable comprobar que la mayoría de los motivos de traslado son utilitarios, es decir, como medio de transporte y no por motivos recreativos. Quienes más usan la bicicleta son las personas entre 30 y 59 años mientras que las personas de más de 60 años se detectaron con más frecuencia en la periferia de la ciudad.

Finalmente, en cuestiones de género es lo más preocupante. El 95.4 por ciento de los ciclistas registrados en este último conteo fueron del género masculino (en 2009 fueron 98.7 por ciento y en 2016 94 por ciento). Aunque las Ciclonoches que se organizaron cada mes durante tres años en Culiacán (de 2009 a 2012) impulsara mucho la participación de las ciclistas, las calles de la ciudad siguen siendo un doble riesgo para ellas. Como lo definió Paola de la Luz textualmente en su tesis de maestría que trata de la violencia de género que enfrentan las mujeres que se mueven en bicicleta en Culiacán “Además de los problemas de inseguridad vial, las ciclistas tienen que lidiar con estas violencias sexuales”.

Quienes usamos la bicicleta para desplazarnos en Culiacán estamos convencidos de su funcionalidad y del bien que le hacemos a nuestra salud y a la de todos, incluso de quienes no la usan. Nada nos detendrá y seguro estoy de que cada nuevo conteo que se haga registrará más usuarios y espero también, por el bien de la ciudad, más usuarias.

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