Empoderar a Rocha por adelantado. Cláusulas no escritas de la transición

Alejandro Sicairos
28 septiembre 2021

Sin vislumbres consistentes de lo que será su plan de gobierno, Rubén Rocha Moya entra a la recta en que irá tomando gradualmente el control de Sinaloa con decisiones que le son cedidas como la definición del presupuesto estatal para 2022, el manejo de conflictos sociales que inciden en la transición, la estabilización de la seguridad pública, y la inmersión en los problemas que derivan de la emergencia sanitaria por coronavirus. Es un proceso orgánico de la administración pública que traspasa el poder antes del plazo constitucional para asumir el cargo.

Urge que en las semanas que faltan de aquí al 1 de noviembre Rocha reactive el optimismo de la población con base a las expectativas de que a Sinaloa le irá bien. Probablemente sea temprano para desentrañar la respuesta a los graves y grandes problemas que acechan, pero la esperanza y confianza apremian indicios anticipados que sí permiten las letras chiquitas del protocolo de traslación del mando.

Independientemente de que tiene hasta mediados del próximo año para presentar el Plan Estatal de Desarrollo, al nuevo Gobernador se le irá conociendo obra y estilo con la definición clara y completa del equipo de trabajo y en el discurso inaugural del sexenio que pronuncie el 31 de diciembre. Con esos rasgos y sus acciones de los primeros cien días, para finales de enero de 2022 los sinaloenses tendremos mayor posibilidad de aventurar cómo aterrizará la Cuarta Transformación en el plano estatal.

Ya se sabe que en cuanto llegue al codiciado despacho del tercer piso de Palacio de Gobierno encontrará situaciones adversas que lo calarán en escenarios de crisis. El pronóstico de una cuarta ola de la enfermedad Covid-19 es intimidante, no se diga el de la seguridad pública con la pax narca que pende de un hilo cuyo extremo está en manos del crimen, así como las complicadas finanzas públicas frente a rezagos sociales acumulados.

Poco se conoce de la estrategia de Rocha para pacificar a Sinaloa, a no ser que en la Secretaría de Seguridad Pública repetirá el Teniente Coronel Cristóbal Castañeda Camarillo que representa la respuesta militarizada al crimen. Menos adivinable es qué ajustes hará en la atención a la pandemia por coronavirus, más allá de que el posible Secretario de Salud, Héctor Melesio Cuén Ojeda, ha sido un crítico pertinaz del manejo actual de la contingencia sanitaria.

En el tratamiento a los movimientos sociales que delatan la inacabable barbarie por la narcoviolencia, es posible que la actitud del Gobernador entrante invierta el esquema de insensibilidad y desidias a empatía con las víctimas y políticas públicas solidarias. Ha adelantado Rocha Moya que en el alba del mandato se ocupará de las desapariciones forzadas que le proyectan al mundo a las madres de familia abandonadas por el Estado en la búsqueda de sus hijos; desplazados por la violencia que se convierten en parias de su propia tierra, y feminicidios que denotan la escalada cruel, directa y sostenida, contra las mujeres.

Todo eso es lo que pone en las manos de Rocha Moya la decisión electoral del 6 de junio cuando los votantes lo empoderaron y le crearon la estructura prácticamente sin contrapesos para que encarrile a la entidad a las mejores condiciones posibles de bienestar, lo cual va más allá de la ya anunciada ampliación de los programas sociales, la gestión compartida con el Gobernador Quirino Ordaz Coppel del presupuesto estatal de 2022 y los recursos públicos para el cierre de 2021, además de la alianza para implementar proyectos estratégicos con el resto de los estados del Pacífico norte.

De lo que más poco se sabe es de la relación que tendrá Rocha Moya con el empresariado sinaloense. Aparte de existir pocos anticipos del programa económico y tratamiento a la planta productiva, se le heredó la complicación sobre el caso del sendero a abrirse en la zona conocida como La Milla del Parque Ecológico de Culiacán, donde la iniciativa privada empuja y algunos ciudadanos se oponen a la modernización del pulmón urbano. La pausa abierta en el diferendo abre también intervalos de preocupación.

A Quirino Ordaz le quedan muy pocas cosas por hacer en los dos meses que le faltan en el cargo de Gobernador. Realmente se dedicará a inaugurar obras que se terminarán de ejecutar en ese lapso, pero el cambio de estafeta ha empezado con la gradualidad característica de un Sinaloa donde nadie puede llegar a sentarse en la silla sin los controles, amarres, planes y conocimiento de realidades que nada tienen que ver con el tiempo constitucional que le toca al que se va y al que llega.

Son concesiones entendidas que facilitan la partida y el arribo. Así, sin poses nostálgicas ni celos políticos. Es la magia del poder que con velocidad inaudita viaja de la felicidad del que se instala y la desolación del que se muda. La madre de todas las transformaciones porque de ella depende cómo es el adiós, ignominioso u honroso, y cómo es la bienvenida, intimidante o plácida. Es lo que se sabrá en los días que vienen.

Para bien o para mal,

Así son alba y ocaso:

El que hoy es General,

Mañana es soldado raso.

A las dos Secretarías del Gabinete que Rubén Rocha Moya ha decidido cederle al Partido Sinaloense agréguese la Presidencia de la Mesa Directiva de la 64 Legislatura del Congreso del Estado asignada también al PAS, en la abundante cosecha de dividendos jamás imaginada por el grupo político que dirige Héctor Melesio Cuén Ojeda. Dichosos los invitados a la mesa del ya casi Gobernador.