El Vals
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Muchos autores han compuesto valses, que es un baile originario de la región del Tirol, en Austria, y del sur de Alemania, y se constituyó en el baile clásico de salón en todas las fiestas, celebraciones y tertulias.
En México también alcanzó gran repercusión, como lo muestra la gran cantidad de composiciones, entre las que destacan: “Dios nunca muere”, de Macedonio Alcalá; “Club verde”, de Rodolfo Campodónico; “Cuando escuches este vals”, de Ángel Garrido; “Sobre las olas”, de Juventino Rosas, y, sin faltar, “Alejandra”, del mazatleco Enrique Mora Andrade, compuesto para Alejandra Ramírez Urrea, sobrina nieta de Ignacio Ramírez, apodado El Nigromante. El vals fue encargado por Rafael Oropeza, a quien Alejandra nunca le correspondió.
Maurice Ravel quiso emular la grandeza de Johann Strauss y compuso “La valse”, que estrenó en abril de 1920. El mismo título es ambicioso y evocador, pues pretendía legar no un vals, sino El Vals. Originalmente quiso titularlo “Viena”, pero después cambió de parecer y le puso el nombre más pretencioso.
La obra era un encargo de Serge Diaghilev, pero cuando escuchó la música le dijo: “Ravel, es una obra maestra, pero no es un ballet. Es un retrato de un ballet, una pintura de un ballet”.
Conocemos el genio y talento de Ravel, sobre todo por su famoso “Bolero”. Sin embargo, El Vals no tuvo el desenlace esperado, pues la guerra dejó estelas de dolor y sufrimiento en el ánimo de Ravel, de manera que la composición alcanza a reflejar secuencias de salvaje explosión. Es decir, las escenas de romanticismo de la corte vienesa fueron sustituidas por cuadros dantescos de un mundo bárbaro y decadente. No obstante, El Vals tiene su encanto, como escuchamos en la interpretación de la OSSLA antecediendo a La Novena Sinfonía de Beethoven.
¿Aprecio los valses?