El triple muro y las caravanas que se vienen
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La migración en “Caravanas” ha sido desde el año 2018 una nueva estrategia de movilidad humana que permite la protección colectiva entre las propias personas migrantes, y las organizaciones que las acompañan. Se trata de una estrategia distinta a la de invisibilidad que por tiempo fue utilizada para transitar por el territorio mexicano rumbo a Estados Unidos.
La caravana más reciente salió de Honduras el pasado 30 de septiembre, pero como no se había visto antes, el Gobierno de Guatemala la contuvo en su territorio nacional un par de días después. Alrededor de tres mil personas que la integraban, se encontraron con un control fronterizo endurecido por la pandemia del Covid-19. Aunque los países del C4 (Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua) disfrutan de un régimen de libre tránsito entre ellos presentando el documento de identidad, ahora para el ingreso, Guatemala exige prueba de no padecer Covid-19 (PCR o antígeno).
Al pasar los puertos fronterizos de Guatemala por la fuerza, el Presidente Alejandro Giammattei dio la orden de que fueran detenidos y retornados a la frontera con Honduras todas aquellas personas que entraron en la caravana.
Ante esta nueva contención, los migrantes hondureños que aún tienen la intención de llegar a Estados Unidos, no sólo tienen la dura tarea de cruzar México, -con todos sus peligros y el despliegue de la guardia nacional en la frontera sur- sino que también tienen que evadir el control migratorio de Guatemala, recorriendo senderos y rutas cada vez más peligrosas, o a ponerse en manos de mafias traficantes de personas.
Y es que la migración hondureña no cesará, aun con todos sus peligros y la contención migratoria en México, Guatemala y Estados Unidos, pues aquel país presenta muchos desafíos en materia social y económica. Su infortunio se debe fundamentalmente a que maneja los niveles más altos de desigualdad económica en Latinoamérica, según lo establece el Banco Mundial. Datos oficiales señalan que tiene aproximadamente al 63 por ciento de su población en pobreza, y alrededor de seis de cada diez hogares de las zonas rurales en pobreza extrema. Otra particularidad del país es que ostenta una de las tasas más altas de homicidios en el mundo, con 43 por cada 100 mil habitantes.
Los altos índices de violencia presentes en Honduras son el resultado de un tejido económico incapaz de brindar oportunidades de superación y empleo a los ciudadanos. La vulnerabilidad de la economía nacional se asevera por la extraordinaria desigualdad en la distribución de los ingresos.
Esta condición se vuelve una especie de círculo vicioso, en el sentido de que la falta de oportunidades mantiene a una considerable parte de la población en edad productiva desocupada y, a la vez, es la población en edad productiva la que en su mayoría es víctima de la violencia y los homicidios. De modo que paulatinamente la violencia va acabando con el bono demográfico de la región expulsándola al extranjero.
Los Estados Unidos sigue siendo el principal país de atracción para los hondureños, ya que en promedio el 91.4 por ciento de la población total emigrante reside en ese país; el 2.2 por ciento vive en México, el 2.1 por ciento en España y el 1.9 por ciento en Centroamérica y el porcentaje restante, diseminado en diferentes países del mundo.
La combinación de la violencia y pobreza, ahora mayor por los estragos de la pandemia, son fuertes incentivos para emigrar, basta con un llamado anónimo por las redes sociales para que miles de hondureños estén dispuestos a salir de su país. Por lo que, con la reciente apertura de la frontera guatemalteca el 18 de septiembre, podemos esperar que pequeños o grandes grupos reanuden el ciclo migratorio, ahora con un tercer muro que cruzar en Guatemala.
Es cuanto….
** Consejero Consultivo de la CEDH de Sinaloa
**Doctor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa