El ‘timing’ y su razón política

Vladimir Ramírez
13 marzo 2020

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Como es ya una costumbre electoral en nuestra democracia, los aspirantes a ocupar el cargo de Gobernador del Estado en Sinaloa, en cada proceso de elección que se avecina, los pretensos empiezan a presentarse en eventos y actividades públicas donde con el propósito muy evidente de convertirse en candidato para la próxima elección, organizan y promueven actos que les permitan tener presencia en la memoria de los electores.

En esa tesitura, todos los pretensos empiezan a practicar el antiguo y gastado ritual de ser vistos y mencionados en todos medios posibles. Son los tiempos se ha dicho, los momentos en los que en la inteligencia simbólica de la política mexicana da inicio la pasarela de los aspirantes. Toda una tradición de mensajes muy a la mexicana, forman parte y son resultado de toda una cultura política que tienen su origen en la historia del PRI y el México postrevolucionario. Son las reglas no escritas y la disciplina asumida como norma entendida de los tiempos políticos en este país. Así funcionó durante más de 70 años en el siglo pasado y todo parece indicar que en la actualidad también.

En esta tradición se ha incluido el término del “timing” político, un anglicismo que en lo que va del Siglo 21 se utiliza para describir, según algunos estudiosos del nuevo léxico de la comunicación política, como el uso calculado del ritmo, la velocidad y las pausas en la actividad política con propósito de obtener ciertos resultados. Esta es una tarea que realizan los llamados profesionales de la política, encargados de dar lectura con sensibilidad e intuición a los momentos justos para aparecer, actuar, declarar o retirarse del escenario y los reflectores políticos a tiempo.

Ahora bien, considerando que la contienda por la elección del 2021 ya inició, considerar el “timing” político se vuelve prácticamente indispensable en cualquier estrategia de campaña ya sea esta informal, como actualmente se está llevando a cabo en estos momentos por los aspirantes a la gubernatura de Sinaloa o de manera formal de acuerdo al calendario oficial según las autoridades electorales.

En ambos casos, ya sean campañas formales o informales, tener el pulso del tiempo es muy importante y en cualquier estrategia de comunicación política se mide desde enviar las señales públicas de interés por las aspiraciones, hasta el anuncio oficial de la candidatura. En este escenario, el “timing” político, no sólo se refiere o atiende el manejo de los tiempos y organización de los mensajes, sino sobre todo entender y anticipar riegos y oportunidades de manera oportuna, en sucesos que incluso puedan estar fuera del ámbito político o fuera de la planeación de una campaña.

El “timing” político es entonces, la experiencia y el oficio del político juntos, una fórmula cada vez más escasa en estos días, sobre todo en los ayuntamientos gobernados por Morena en Sinaloa, en donde lo que priva son las confrontaciones y mensajes muy desafortunados para la buena relación tanto al interior de sus gobiernos como con la ciudadanía.

Para el historiador y analista político Lorenzo Meyer, la política es acción, pero también discurso, es decir, la forma en la que los actores políticos presentan a sus diferentes públicos una argumentación que pretende justificar las acciones tomadas o se pretenden tomar en relación con el poder político.

Tenemos entonces que el anglicismo “timing” es un ejercicio de cálculo en la práctica de la política, en el que, como afirman algunos estudiosos de la comunicación política, ponderar la variable temporal en política permite considerar en su justa dimensión el carácter dinámico de todo proceso político, en el entendido de que son los actores políticos, con sus decisiones, cálculos y apuestas, más que las estructuras propiamente dichas, quienes ocuparan el centro de la atención.

En Sinaloa podemos observar dos ámbitos en los que el “timing” puede medirse tanto en los gobernantes como en los aspirantes a gobernar, a partir de este año previo a elecciones estatales se vuelven relevante su medición, lo que permite analizar el fenómeno político de nuestra democracia y el comportamiento y nivel de nuestra clase política frente al proceso electoral de 2021.

Hasta aquí mi opinión, los espero en este espacio el próximo martes.