El Sol

Federico Reyes Heroles
25 febrero 2020

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frheroles@prodigy.net.mx

 

A la memoria de Plácido Arango, un caballero de las virtudes

 

El nudo está más allá de las ideologías. Lo que estamos viviendo poco tiene que ver con derechas o izquierdas. Tampoco se explica del todo por la inexperiencia, que es parte de las alternancias, de la democracia. El desconcierto profundo proviene de una soberbia sin límites.

¿Puede ella ser tan poderosa que distorsione la lectura de la realidad? ¿Puede engañar a tal grado a quienes son sus prisioneros, que los conduzca al abismo por sus propios pies? ¿Puede embrujar a sus víctimas y hacerlas creer que el mundo gira a su alrededor? San Agustín habla: La “soberbia no es grandeza sino hinchazón...”. Peor aún, lo que está hinchado está enfermo. De poco sirven los sesudos análisis económicos que muestran la parálisis, de nada valen las reflexiones sobre la necesidad de recuperar la confianza, sólo yo sé el rumbo, es la respuesta. ¿Puede la soberbia ser tan poderosa que lleve a desconocer a la mitad del mundo, a las mujeres? Sí.

San Agustín no da tregua, dime de qué presumes y te diré de qué careces. Eminencia en qué dijo, que lo despidan, así salió el director del INNN. Una eminencia. El Sol presume todas las mañanas de apertura y disposición al diálogo, pero cualquiera que discrepe es visto como enemigo, miembro de alguna célula de conspiración. El paro nacional contra violencia de género, ahora también es una conspiración. Diez mujeres abatidas cada día no convencen. ¡El paro es producto del oportunismo de los conservadores! ¿Aprender los nombres de las víctimas, para qué? ¿Movilizadas de manera espontánea? Eso no existe. Soy el Sol, todo gira a mi alrededor. La soberbia es una profunda debilidad, nos recuerda el santo de Hipona. La humildad es fuerza. La Madre Teresa fue muy poderosa. El soberbio puede ser inteligente y astuto, pero nunca será virtuoso. Entender el paro no pasa por la astucia, sino por la virtud.

Las estancias infantiles, los albergues para mujeres amenazadas, los padres de menores con cáncer, los pacientes del sector salud, las familias de las víctimas de violencia infernal como Sicilia y Le Barón y las mujeres, las mujeres, las mujeres, todos merecían -merecen- una respuesta del Gobierno, del Mandatario que dice escuchar como nunca antes. Son cuestiones de virtud. Pero las evasiones se repiten, ahora resulta que el feminicidio es producto del “neoliberalismo”. La prensa internacional se burla: es ignorancia supina. Y de nuevo San Agustín, donde hay soberbia se esconde la ignorancia. Una casa del saber, cómo la UNAM, es una amenaza.

Desde el trono que está por arriba del bien y el mal, en ese limbo de la conciencia, las verdades autónomas, las terrenales, las medibles y medidas, esas molestan. Peor aún si los argumentos surgen de “especialistas” que, sin desearlo, retan, desafían a los soberbios. Pero afuera, en la plaza pública, todavía se tiene la esperanza de que ese mal de la conciencia, la soberbia, sea pasajero, que de pronto se produzca un despertar y que la racionalidad obligue al dialogo para enmendar y no causar más daños. Pero el Sol sigue pensando que todo gira en torno de él, y muchos colaboran al engaño. Serán víctimas del mismo. Pasan los días, las semanas, los meses, -¿los años?- y no hay enmienda. Los problemas sólo se agravan. Violencia, en especial la de género, el feminicidio, la economía, la desconfianza, el desgobierno. Los pronósticos son dramáticos. O’Grady en The Wall Street Journal centra el problema desde el título: “México resbala hacia el régimen de un solo hombre”. El Sol hunde a ese país.

¿Qué hacer? Cada quién a su trinchera, a fortalecer los contrapesos potenciales que somos todos. Grupo Imagen, esta casa, ha dado un ejemplo al brindar apoyo al paro nacional del 9. “Sin las mujeres, México carece de futuro”. No a la violencia de género. Es un día para que todos, en especial varones y madres que educan a machos, reflexionemos.

La soberbia ciega y hoy nos hunde.