El 'Silbato para perros' de Donald Trump y la profecía de autorrealización
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“Dog whistle” es el término en inglés que se refiere al lenguaje codificado que parece significar una cosa para la población del público en general y al mismo tiempo tiene una resonancia adicional, diferente o más específica para un subgrupo específico. La analogía es con un silbato de perro, cuyo tono ultrasónico es escuchado por los perros pero inaudible para los humanos.
Muchos estadounidenses no se percataron, pero Donald Trump, desde antes de su campaña presidencial mediante la ironía, la sátira, el desprecio, el candidato presidencial lo que hacía era promover la tensión racial en Estados Unidos mediante un discurso de odio, algunas veces inaudible para una parte de la población, pero muy claro para otra. El mensaje era que su gobierno privilegiaría al americano Blanco, Anglosajón, Protestante por encima de las minorías étnicas y culturales.
Los discursos de odio se dirigen generalmente hacia un individuo por pertenecer a un determinado colectivo, estigmatizando a ese colectivo convirtiéndole en punto de mirada del odio. Sacan a la luz que existe una desigualdad estructural entre quien promueve el discurso y el colectivo estigmatizado. No aporta argumentos sino coartadas para justificar el desprecio o la incitación a la violencia. No es casualidad que el número de organizaciones de ultraderecha en Estados Unidos creciera un 22% en su primer año de gobierno (Poverty Law Center, 2019), un factor decisivo para este auge era la retórica del nuevo presidente.
El asesinato del ciudadano afroestadounidense, George Floyd, a manos de la policía de Minneapolis el pasado 25 de mayo representa la violencia por un racismo sistémico existente de muchos años atrás, pero ahora promovido o justificado a forma de silbato silencioso por parte del inquilino de la Casa Blanca.
La profecía de autorrealización
La reacción ante este lamentable suceso, –principalmente de la comunidad afroamericana- fue salir a expresar su ira en las calles; se cumplía la profecía de autorrealización, concepto desarrollado por el sociólogo Robert K. Merton (1949). Ésta en realidad es una provocación a la agresión. Cuando se discrimina a un grupo sistémicamente, no tarda en establecerse un círculo vicioso. Si los portadores de rasgos físicos o culturales diferentes son discriminados, y tratados como un subgrupo hostil, pronto empezarán todos a comportarse como tal.
Las etapas son éstas:
1. Mira a ese hombre de piel oscura que está delinquiendo.
2. Ese hombre de piel oscura es un delincuente.
3. Todos los hombres de piel oscura son delincuentes.
4. Los hombres de piel oscura atacarán a cualquiera.
5. Ahí hay otro hombre de piel oscura; pégale antes de que te pegue él a ti.
(El hombre de piel oscura, que no ha hecho nada para provocar la agresión, devuelve el golpe para defenderse.)
6. Ahí tienes, eso lo demuestra: los hombres de piel oscura son delincuentes.
7. Pega a todos los hombres de piel oscura.
Después de que los hombres de piel oscura han sido golpeados sin motivo durante un espacio de tiempo suficiente, se convierten -como no podría menos de esperarse- en agresivos. La profecía originariamente falsa se habrá cumplido a sí misma en verdadera. Entonces la hostilidad entre grupos se acentuará, y los individuos de piel oscura, incluso los que son excesivamente pacíficos, sentirán la necesidad de unirse, y de d efenderse unos a otros.
Lamentablemente algunos medios de comunicación ponen énfasis en los efectos colaterales de los disturbios y no en el problema de fondo. Así como en México le dieron más importancia a los monumentos grafiteados en las movilizaciones contra la violencia de género de principios de este año.
Es cuanto…
Postdata
En México quisiera pensar que no hay discriminación por el color de piel, pero sí la hay bastante. Al igual que en la Unión Americana, las personas de origen indígena, o afro descendientes se hallan en desventaja permanente de oportunidades y son víctimas de desprecio sólo por su apariencia.