El significado de la ceniza

Rodolfo Díaz Fonseca
13 febrero 2018

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Con el Miércoles de Ceniza comienza el tiempo litúrgico de la Cuaresma, que desemboca en la Pascua o Resurrección de Jesús. Los templos católicos se llenan este día de fieles que van a recibir la imposición de ceniza, como si se tratase de un sacramento.
 
En realidad, la ceniza no es un sacramento sino un sacramental. ¿En qué consiste la diferencia? El sacramento es un signo instituido por Jesucristo que produce por sí mismo la gracia (“ex opere operato”). El sacramental, en cambio, es un signo instituido por la Iglesia y que dispone a la recepción de la gracia (“ex opere operantis Ecclesiae”). El sacramento se considera necesario para alcanzar la salvación, mientras que el sacramental no.
 
Quien no recibe la imposición de la ceniza no comete ninguna falta o pecado; sin embargo, sí es conveniente recibirla porque se trata de un signo de humildad y arrepentimiento. En varios pasajes de la Biblia se habla de derramar ceniza sobre la cabeza en señal de luto, tristeza, dolor, humillación o arrepentimiento.
 
Al recibirla, el ministro puede pronunciar cualquiera de estas dos expresiones: “Acuérdate de que eres polvo y en polvo te convertirás”, o “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”. Ambas fórmulas invitan a la conversión reflexionando seriamente sobre el final de nuestra vida para prepararse a celebrar fructíferamente el tiempo de Cuaresma, en el que se invita a la mortificación y arrepentimiento.
 
Entre los romanos también existía una frase que invitaba a reflexionar en el momento de la muerte: “memento mori”. Estas palabras las dirigía un sirviente o esclavo al general que desfilaba triunfante por las calles de Roma, para recordarle lo efímero de la vida y de las mieles de la fama y de la victoria.
 
¿Recibo con humildad y arrepentimiento la ceniza?
 
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@rodolfodiazf