El sabor de la fraternidad
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Con ocasión de la festividad de San Francisco de Asís, quien se distinguió por su amor a todas las creaturas, no solamente a los seres humanos, el Papa Francisco publicó la Carta Encíclica “Fratelli tutti”, que quiere decir: todos hermanos, en la que insiste en la necesidad de reflexionar y vivir comprometidamente la fraternidad y la amistad social.
Lo primero que se debe resaltar es que el Papa volvió a escoger un nombre en italiano para la Encíclica (como hizo con la Laudato sí) y no en latín (Omnes frates) que es la lengua en que normalmente se escriben los documentos solemnes de la Iglesia.
La nueva Encíclica consta de ocho capítulos precedidos de una breve introducción, y culmina con dos oraciones: una al Creador y otra cristiana ecuménica.
En la imposibilidad de resumir todo el documento en una sola columna, abordaremos cotidianamente algunos conceptos para ir desmenuzando su contenido y las implicaciones y compromisos que conlleva.
El Papa subrayó la urgencia de reconocer nuestros límites que la pandemia dejó al descubierto. El Pontífice no lo dijo, pero tal vez pensó que nos dimos cuenta -como Adán y Eva- que estábamos desnudos al recapacitar motivados por la pandemia en los equivocados estilos de vida, relaciones, organización de nuestras sociedades y el vacuo sentido de la existencia por los que hemos transitado.
“Hoy podemos reconocer que «nos hemos alimentado con sueños de esplendor y grandeza y hemos terminado comiendo distracción, encierro y soledad; nos hemos empachado de conexiones y hemos perdido el sabor de la fraternidad. Hemos buscado el resultado rápido y seguro y nos vemos abrumados por la impaciencia y la ansiedad. Presos de la virtualidad hemos perdido el gusto y el sabor de la realidad”, recalcó.
¿Perdí el sabor de la fraternidad?