El retorno de lo mismo. 2021, continuamos

Vladimir Ramírez
18 enero 2021

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@vraldapa

 

 

Regresamos amigos y amables lectores, después de un par de semanas de descanso, a nuestra muy grata y siempre necesaria práctica de colaborar en Noroeste; colaboración que por alrededor de 15 años, casi de manera ininterrumpida, he tenido la fortuna de escribir en este espacio de información en el que ha sido posible compartir mis opiniones y reflexiones de la vida política, social, cultural y a veces filosófica, siempre con las garantías de la libertad de expresión y sin ningún asomo de censura o de cualquier tipo de observación lo cual agradezco; mi experiencia como articulista, ha sido más que estimulante y vigorosa.


Escribir todos estos años, con el compromiso y la disciplina que se requiere para estar al nivel y expectativa del esfuerzo, responsabilidad y seriedad de un medio de comunicación como Noroeste, ha significado toda una cátedra en términos de aprendizaje y crecimiento en muchos sentidos. Por ello me es muy gratificante reiterar mi agradecimiento a los directivos de Noroeste y a todo el equipo que hace posible la aparición diaria de este importante rotativo.


En este sentido y realizando una suerte de inventario de haber escrito sobre los diferentes acontecimientos que como toda sociedad vive y experimenta de forma particular sus propios hechos y fenómenos sociales, a lo largo de esta década y media de publicar mis opiniones, he podido observar cada año, algo que en particular se mantiene como una constante: la persistente repetición de sucesos motivados por prácticamente las mismas razones. Año con año se repiten las noticias de los mismos hechos sociales en un mismo periodo de tiempo, por ejemplo: cada año en Sinaloa enfrentamos el problema del precio del maíz, la falta de apoyos para su comercialización, las protestas y pronunciamientos del sector agrícola; como también, las inundaciones y estragos por las lluvias, los problemas del campo por las sequías, el abandono de áreas verdes, parques, espacios deportivos, el bacheo de la calles, el congestionamiento del centro histórico de Culiacán, el cupo en las escuelas públicas, la venta de litros incompletos en gasolineras, la violencia, y un largo etcétera de los mismos asuntos públicos y privados que se repiten en el tiempo cada año.


Al observar este fenómeno cíclico de repetición de asuntos y sucesos de una forma casi idéntica, con características mínimas de diferencia, nos muestran evidentemente nuestra incapacidad para resolver nuestros problemas sociales que, por un lado se anuncian de un año a otro, y por otro, se conocen tan bien, que se han sumado a nuestra cotidiana forma de vivir con ellos, tanto, que se han vuelto parte de nuestras costumbres y hábitos como sociedad.


El controvertido filósofo nihilista Nietzsche planteaba la idea del “eterno retorno”, una tesis que consiste en aceptar que todos los acontecimientos del mundo, todas las situaciones pasadas, presentes y futuras se repiten eternamente. Una idea muy polémica y temeraria sin duda, pero no por ello menos interesante, puesto que algo de lo que apunta este filósofo alemán, pareciera se vive de alguna forma en nuestra sociedad actual, que sin contrastarla a pie juntillas con la idea del “eterno retorno”, tal parece que nuestro acontecer histórico mantiene una tendencia a la repetición de los sucesos.

En este eterno retorno de lo mismo, Sinaloa se ha mantenido en al menos los últimos 25 años, en una especie de “círculo del subdesarrollo”, entendido éste como la antesala de un mejor porvenir con niveles de desarrollo y crecimiento como idea de progreso y riqueza económica, sin embargo, esta anunciada forma de “impasse y subdesarrollo” en el que por años se repiten las mismas prácticas sociales que arrojan los mismos resultados, el de una sociedad con matices muy notables de lo que el economista chileno Osvaldo Sunkel definiera hace 50 años, como ese conjunto complejo e interrelacionado de fenómenos que se traducen y expresan en desigualdades flagrantes de riqueza y de pobreza, en estancamiento, en retraso respecto de otros países, en potencialidades productivas desaprovechadas, en dependencia económica, cultural, política y tecnológica, parece tenernos entretenidos en una cápsula de ceguera, letargo y tiempo negado.

Un tema sin duda que da para mucho más, y sobre todo que permite encontrar nuevas explicaciones, de las cuales muchas de ellas se encuentran en el desempeño de las instituciones gubernamentales y la actuación y capacidad de la clase política a la hora de gobernar. A propósito de que este 2021, con todo y los inconvenientes de una terrible pandemia, habremos de elegir, en un escenario más de actos repetitivos, no sólo a los mismos actores de la política electoral, sino inmersos en la lógica de las mismas prácticas que por años nos han mantenido en el vaivén de un eterno subdesarrollo como sociedad.

Poner especial atención a este proceso electoral para sacudir nuevamente la resistencia al cambio, es el reto ciudadano y de las expresiones políticas que intentan cambiar la historia al interior de los partidos, aunque para muchos parezca un esfuerzo utópico y para otro una amenaza a sus obscuros intereses y privilegios.

Hasta aquí mi opinión, los espero en este espacio el próximo viernes.