El respeto en la empresa familiar
El respeto podría ser el eje de las relaciones de una familia empresaria con aspiraciones trascendentes.
El respeto es un valor fundamental, en general para la sociedad, y en particular para la sobrevivencia de la empresa familiar. Hoy queremos compartir con ustedes los aspectos fundamentales de cómo vivirlo en nuestras organizaciones.
Consiste en valorar a los demás, considerar y reconocer la dignidad de cada persona como tal. Respetar es tomar en cuenta al otro y no pretender anular o pisotear sus derechos.
El respeto es la base fundamental de la convivencia. Les corresponde a los líderes crear una cultura de respeto en la empresa y en la familia.
Hay comportamientos que reflejan que el respeto no se aplica en la organización, como los siguientes:
Se toman decisiones sin estar incluidos los interesados o responsables en el proceso.
Se hacen comentarios descalificativos o se usan nombres o apodos ridiculizantes para mencionar o llamar a alguno de los miembros. Las burlas y el sarcasmo pueden ser parte de esta conducta.
Agresión física o emocional. Se violenta la relación con el uso de la fuerza física o verbal. Los líderes autoritarios que abusan de su poder suelen caer en esta nafasta práctica, que es más común de lo que muchos se imaginan.
No aceptar diferencias. Se muestra intolerancia a las opiniones discrepantes. Esto generalmente inhibe la expresión libre de la forma de pensar de cada uno.
Mentir u ocultar información a quienes debemos dársela. Esta es una forma de violencia disfrazada. No manejarse abiertamente con la verdad daña las relaciones en la familia.
Revelar secretos del otro, compartiendo información que viola la intimidad que merecen todos.
Chismosear o hablar mal de otras personas. Tan dañino es hablar mal de los demás como prestar oídos a quienes acostumbran hacerlo.
El egocentrismo y la soberbia: Cuando alguien considera que todo ha de girar en torno a sí mismo es inevitable que tienda a despreciar a los demás.
La intolerancia: Nadie puede esperar que todo el mundo piense y actúe como uno mismo. Muchas personas no aceptan al que es diferente por el simple hecho de serlo, y en ocasiones lo tratan de una manera despectiva.
La ausencia de valores y la educación deficiente. Esto suele ocurrir cuando la cultura de la familia carece de ellos desde de su origen. No podemos exigir lo que no vivimos.
Falta de empatía: la falta de inteligencia emocional provoca insensibilidad e incapacidades serias para comprender a las demás personas.
Claridad organizacional: se establecen estructuras, se definen los roles y se acuerdan normas de actuación. No podemos esperar que los familiares cumplan lo que no se ha acordado. Las reglas y los acuerdos son el marco de referencia para que todos se ubiquen en lo que a cada uno le corresponde. De no contar con ese marco, el comportamiento correcto es interpretación de cada persona.
Comunicación abierta: es el derecho de todos a expresarse según lo que sienten, sin ser coartados, descalificados o ignorados. Esta comunicación también necesita ser prudente y ordenada de acuerdo con las estructuras y las normas, sino todo se vuelve un caos y la ingobernabilidad se apodarará de la organización.
Ambiente de confianza: toda la familia, y en particular los líderes, deben trabajar en crear un clima afectuoso, de comprensión profunda y de aceptación sincera.
Inclusión: se centra en la aceptación de la diversidad, tomando en cuenta las diferencias de visión, las opiniones divergentes, la atención que se pone al presentar cada uno sus argumentos, las diferencias de edad, genero, creencias o posición.
El respeto es un vital muro de soporte en la vida de los grupos familiares. Desestimar su relevancia puede costar su permanencia. A los decisores les toca apreciar el nivel de respeto que se practica en su negocio y su familia y trabajar con ahínco para que este se fortalezca.
Darle la espalda al respeto evidencia falta de seriedad y sensibilidad.
Carlos A. Dumois es Presidente y
Socio Fundador de CEDEM.
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.