El rescate de Sinaloa, por los sinaloenses. Quirino Ordaz y el pacto social que viene

Alejandro Sicairos
21 abril 2020

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alexsicairos@hotmail.com

 

Está cantada la responsabilidad que recae en los gobernadores en la ascendente crisis por coronavirus al ser poco factible que el Presidente Andrés Manuel López Obrador quiera o pueda rescatar a los estados, cuando el Mandatario federal todavía no muestra la gran estrategia para que México se recupere de la pandemia y que en uno o dos años sea restablecida la normalidad social, económica y política del País. Dirigir desesperadas solicitudes de auxilio hacia Palacio Nacional se vuelve hoy pleonasmo de desesperanza porque del centro sólo puede venir más desolación.

Quirino Ordaz Coppel le debe apostar mucho, casi todo, al pacto de unidad para resolver en lo local las necesidades que derivan de la emergencia sanitaria. Si logra articular una alianza sin precedentes con los sectores productivos para la rápida recuperación económica, el acuerdo precursor de la gobernabilidad y estabilidad con el Congreso del Estado, así como el tratado social para manejar el impacto del Covid-19 en lo individual o familiar, el Gobernador tendrá en Sinaloa las soluciones que difícilmente vendrán desde el despacho presidencial.

Diferencias ideológicas o aspiraciones políticas aparte, entre todos los sinaloenses hay que intentar poner de pie a Sinaloa en el menor tiempo posible. La tarea colectiva requiere a Alcaldes, Diputados federales y locales, Senadores y hasta Regidores y Síndicos haciendo la cadena de voluntades para que no se nos vaya a soltar de la mano la tierra de los once ríos e irse al voladero de las apatías e ineptitudes.

Debe advertirse que los remedios, aquellos que significan si acaso la cura coyuntural, podrían doler más que los estertores tormentosos de la neumonía por coronavirus. Antes de poder ver alguna luz al final del túnel será necesario cursar calvarios como contratar deuda pública, crecer la austeridad en las estructuras de gobierno, evitar despido de trabajadores, imponer limitaciones razonables en los hogares y librar la madre de todas las guerras contra la corrupción.

Eso debe quedarnos claro por si tenemos la expectativa del regreso a escenarios iguales a los que teníamos antes de la pandemia. Sin duda vienen tiempos de grandes sacrificios para evitar lo más posible que las consecuencias sean mayores para tanta gente. El desempleo, devastación de actividades económicas, cierre de sectores productivos de pequeña y mediana capacidad de resistencia, escasez de recursos gubernamentales para la asistencia social, contracción de la obra pública y empobrecimiento de los más pobres quedarán a la vista una vez que la enfermedad se vaya.

Ningún político en el poder, ni siquiera el popular Presidente López, puede aguantar la imprevista carga de la pandemia en la agobiante cuestarriba que sigue. Por más que la comunidad exija e inclusive si al unísono empezara a señalar las ineptitudes, ni los más poderosos gobiernos o ejemplos de desarrollo están pensando ahora en ir solitarios a solucionar la devastación que deja a su paso el virus de Wuhan.

El colapso de la quimera de exportaciones de petróleo como sostén de las finanzas públicas, el debilitamiento de las reservas monetarias, la caída récord del peso mexicano, el espasmo en las remesas que mexicanos en Estados Unidos envían a México y la baja en la captación de impuestos echan a perder los planes de la Cuarta Transformación en cuanto a recursos públicos para el progreso y los programas sociales.

Muchos gobernadores ya lo han entendido así, entre estos algunos emanados del Movimiento Regeneración Nacional que igual que los que de otros partidos presencian a la Cuarta Transformación con idéntica resignación que aquel contagiado por Covid-19 a quien los médicos le determinan los últimos días con vida. La ayuda procedente de la capital del País significa, al menos ahora, una aspirina recetada para paliar un padecimiento en fase terminal.
¿Por qué Mandatarios como el de Baja California, Jaime Bonilla, está exigiendo a la federación que dé datos verdaderos sobre el impacto del coronavirus? ¿A qué se debe que gobernadores del PAN, independientemente de la carga doctrinaria implícita, exijan un plan de mitigación para sacar adelante a sus estados durante y después de la actual emergencia nacional? Solo es la víspera del trueno que avisa con estrépito sobre la cercanía de la tormenta.

Entonces ya debe caernos el 20 de que Sinaloa está colgando de las manos de los sinaloenses y que si la soltamos o la sacamos de la barranca depende de lo que se haga o no en el ámbito estatal. Cada entidad federativa será responsable de dejar caer o jalar a terreno firme a su correspondiente solar de la Patria porque es pérdida de tiempo esperar a que el salvamento llegue desde lejos y de un gobierno igual de damnificado.

 

Reverso

Debemos ponerle esmero,
A lo que juntos hemos de hacer,
Porque si no al voladero,
Sinaloa se nos va a caer.

 

Buscando la verdad

Y si está a cargo de los sinaloenses la tarea de sacar a la tierra de los 11 ríos de la pandemia y las secuelas de esta, entonces hay que empezar por decirle a los ciudadanos la verdad, la realidad por más incómoda que sea, para que la fuerza cívica sea del tamaño de la situación que enfrentamos. Ayer se hizo llegar al Gobierno del Estado la carta en la cual más de medio centenar de periodistas y activistas planteamos que se realicen conferencias de prensa virtuales donde los reporteros locales podamos realizar preguntas a las autoridades gubernamentales, que las conferencias de prensa puedan ser vistas por la población de forma universal, y que se homologuen los criterios informativos diarios de la Covid-19 a los que utiliza el Gobierno federal.