El pueblo sabio acusa a ‘El Químico’La rechifla, ultimátum a aplicar la ley

Alejandro Sicairos
18 octubre 2022

alexsicairos@hotmail.com

La anticipación del juicio social al Alcalde de Mazatlán, Luis Guillermo Benítez Torres, simboliza la expresión del sentido de urgencia a las instancias competentes para que ya resuelvan sin dilaciones ni impunidades, pero también expone el hartazgo de la sociedad ante un servidor público envuelto en escándalos, una tras otro, con más desprestigios que políticas públicas exitosas. Antes de los resolutivos ministeriales y judiciales, el estadio de Venados de Mazatlán emitió el veredicto inapelable de las masas.

Podría haber alguna operación política de alto nivel para volver a rescatar a “El Químico” de las consecuencias jurídicas que deba pagar por el caso Azteca Lighting, la compra de luminarias por 400 millones de pesos que hizo a espaldas del pueblo, pero el populacho dijo la última palabra sin esperar, probablemente ni confiar, que la Auditoría Superior del Estado y la Fiscalía Anticorrupción le amplíen plazos procedimentales a quien quiere mayor tiempo para trazar coartadas de evasión.

Por si no le quedó claro en la primera rechifla, el coso beisbolero se estremeció con el segundo abucheo dedicado a Benítez Torres, vertiendo esa mezcla candente de afición y enojo para calcinar un proyecto que le ofreció a Mazatlán la Cuarta Transformación y acabó siendo la interminable involución con delitos contra el patrimonio ciudadano siempre aderezado por el cinismo del presunto implicado.

En Sinaloa cualquier político sabe que el declive del poder empieza con el griterío impugnador en los estadios. Igual lo sabe el Presidente Andrés Manuel López Obrador porque es devoto del rey de los deportes. En el caso del Gobernador Rubén Rocha Moya, debió sentir pena ajena y también palpar la desesperación de la gente por justicia cuando el ensordecedor murmullo en demanda de castigo lo instó a poner orden en Mazatlán.

Allí, en el graderío venadero, salieron a relucir todas las fichas negras de “El Químico” Benítez y el expediente de las luminarias opacas que vino a colmar la paciencia. La insensibilidad frente a los desplazados de la sierra por la inseguridad, la reincidente violación de derechos humanos contra sectores vulnerables, la violencia política en razón de género, los negocios hechos al amparo del cargo con sus proveedores favoritos y los ataques a la libertad de expresión, le dan forma a la actual época negra desgraciadamente escrita sobre un suelo luminoso.

Existen las evidencias de premeditación y ventaja con las cuales el Alcalde quiso privilegiar a Azteca Lighting al comprarle 2 mil 139 luminarias mediante el procedimiento infractor a las normas de transparencia. Antes operó sin las sanciones correspondientes el pago de 300 millones de pesos a la empresa Nafta Lubricantes como indemnización porque en 2014 se le canceló la construcción de una gasolinera.

Los mazatlecos están enojados porque su Presidente Municipal va por el servicio público haciendo manejos irresponsables de dineros que no son de él sino de la población que lo aporta vía impuestos. Esto tiene mucho más que ver que un marcador en el beis producto del juego limpio; es el mismo ampáyer el que pretende definir la pizarra de la infamia al marcar puros strikes para ponchar al equipo de casa, a la novena de él.

Pues allá “El Químico” y sus pillerías. Ya no descubre el hilo negro de la política aquel que aprende a escuchar y entender a la sociedad. El ruido de la demagogia gubernamental está siendo disminuido por la estrepitosa reclamación ciudadana de buenos resultados y representantes populares receptivos. La butaca contra los sillones en los despachos del Gobierno o la curul de los recintos parlamentarios, es otro movimiento civil que propone la intervención cívica en la cosa púbica ya no de manera pasiva sino proactiva.

La clave, le dice el Gobernador al Alcalde de Mazatlán para que lo entiendan los demás, es no hacer cosas malas que parezcan buenas, tratos que se alejan de lo que marca la ley. “El problema es que no debemos hacer los funcionarios cosas que violan la ley. ¿Cuál es mi obligación? Es cuidar el patrimonio del estado, yo no puedo hacer un contrato con un particular que violente la ley y le dé toda la chanza al empresario, le dé ventajas”, expuso Rocha Moya en la conferencia de prensa semanera de ayer.

Todo esto indica que a Benítez se le están cerrado todos los atajos legales que pudiera tomar para defenderse él y salvar los 24 meses y 13 días que le restan en el desempeño del cargo. También deja totalmente establecido que es el mismo “Químico” quien enreda más su propia circunstancia de infractor de la ley cada vez que intenta defenderse pues los arrogantes argumentos que esgrime acaban siendo filosos bumeranes que se le estrellan en las manos, en la cara y en el sueño político de ser algún día Gobernador de Sinaloa.

En territorio de Venados,

Fue más potente la afición,

Que los cigüeñales trabados,

Del Sistema Anticorrupción.

Se quemó, sin tener necesidad de hacerlo, el Secretario de Agricultura del Gobierno del Estado, José Jaime Montes Salas, al cabalgar el domingo en San Ignacio junto al ex Alcalde de aquel municipio y actual delegado de la Unión Ganadera Regional de Sinaloa, Iván “N”, a quien la Secretaría de la Defensa Nacional lo tenía fichado como líder del Cártel de Sinaloa en dicha zona, según las revelaciones de los hackeractivistas de Guacamaya Leaks. Sin fijarse dónde se metía, prefirió ir a montar que acompañar a Rubén Rocha que allí mismo, cerquita, realizó otra jornada de “Transformando Comunidades”.