El 'prócer' que reelegirá a Estrada. Una apuesta a la vanidad de López
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Jesús Estrada Ferreiro es el único miembro del Movimiento Regeneración Nacional en Sinaloa que cree tenerle bien tomada la medida al egocentrismo de Andrés Manuel López Obrador. Así como en octubre de 2015 utilizó la propensión del tabasqueño al culto personal para montarse en la entonces incipiente Cuarta Transformación, hoy acude a la grandilocuencia de igualar al Presidente de México con los principales héroes patrios, con tal de conseguir la candidatura a la reelección como Alcalde de Culiacán.
Astuto para cultivar la fatuidad presidencial, Estrada Ferreiro va de nuevo a tomar por asalto la voluntad del Mandatario federal con la prédica de que la continuidad en el gobierno de Culiacán bien vale la degradación histórica de los titanes de la Patria. Mire usted, excelentísimo señor López, a dónde lo ha llevado el lunático de Obregón y Escobedo: nada más ni nada menos que al altar de los ilustres independentistas, reformistas y revolucionarios.
Es la misma táctica que Estrada utilizó en 2015 para acallar las protestas de auténticos morenistas que se oponían a que AMLO lo designara promotor en Sinaloa de la defensa de la soberanía nacional y candidato a Gobernador en 2016. Tenía la coartada y le funcionó de meterle en la cabeza a López Obrador que los inconformes eran enviados por Mario López Valdez y Juan Millán para boicotear la lucha de la izquierda auténtica. Consiguió que le creyera el tabasqueño y tildara de infiltrados, orejas y provocadores a los que en realidad eran los genuinos defensores del amloísmo.
Hoy que reincide el Alcalde de Culiacán en la táctica de manipular a López Obrador a través del ego, tal vez le funcione a pesar de que se trata de momentos diametralmente distintos. Hace seis años era solo el “Peje” en el peregrinar para crear conciencia de que lo que actualmente es la 4T; ahora es el poderoso jefe de las instituciones nacionales aunque la devoción al elogio podría hacerlo caer en la trampa otra vez.
La ingeniosidad de incluir a López Obrador al lado de próceres mexicanos como Miguel Hidalgo, José María Morelos, Benito Juárez, Lázaro Cárdenas y Francisco I. Madero, en un mural exhibido afuera del Salón de Cabildos, va más allá de la chunga a que es sometido Culiacán y el Alcalde a nivel nacional pues constituye irreverencia a insignes mexicanos que son reducidos a gestores de la obsesión reeleccionista de Estrada Ferreiro.
Véase así, sin los filtros de las justificaciones que sobrarán. Unos dirán, en defensa de Estrada Ferreiro, que López Obrador es digno de tan altos pedestales, otros se plantarán en la burla y diversión que les motiva el gracioso Alcalde. Se querrá pasar por alto que el político a cargo de la capital sinaloense ya es un explícito catálogo de impedimentos para desempeñar la función pública.
Y ni falta que hacía la reiteración de la afectación conductual que padece Estrada Ferreiro al sentirse el centro de la atención pública. Piensa que el mundo de la política gira en torno a él y esos frecuentes desvaríos cada vez lo inhabilitan más para desempeñar cargos de gobierno. Sí, es muy bueno para desatar la risión popular, para la ocurrencia desmesurada, sin embargo, le falta mucho para ser un líder y carece de todo para aspirar a estadista.
Por supuesto que el Presidente Municipal está lejos de ser un producto político forjado en virtudes para la conducción social. Basta con remitirse a aquel episodio de 2015 para entender que no escatimará en estratagemas peyorativas para situar sus ambiciones muy por encima de otros morenistas que harían el buen trabajo de gobierno que le urge a Culiacán. El hábil y obcecado abogado guarda todavía muchas triquiñuelas para seducir al Presidente.
Sale sobrando plantear que Culiacán no aguantaría otros tres años del desafortunado modo de mando de Estrada. Aun para el más aferrado de sus defensores o quien sostenga que el pintoresco estilo del actual Edil le es inofensivo al Municipio, ahí están los resultados de quien administra el Ayuntamiento como gerente y abdica a la obligación de gobernar con la fuerza que la Constitución le otorga.
Entonces aquella campaña que hizo Estrada Ferreiro en 2018 para llegar a la Alcaldía de Culiacán, o aquel voto iracundo que lo instaló en el puesto, requiere de un viraje este 2021 para cerrarle el paso a la reelección. Nadie lo sabe mejor que Morena y a ninguno le afecta más que a Rubén Rocha Moya: de aparecer de vuelta en la boleta electoral, Jesús Estrada tendrá el efecto dominó negativo para la Cuarta Transformación en Sinaloa.
Pero nada extraño sería que en busca del sueño reeleccionista de pronto coloque una estatuilla alusiva a López Obrador en el altar principal de Catedral, o podría ser a un lado del busto de Malverde en la capilla del “bandido generoso”, sin descartar que renombre la avenida principal de Culiacán para hacerle apología al Presidente. En esas artes de la prosopopeya con fines futuristas, Estrada Ferreiro se las gasta bien.
Reverso
Esos dementes aspavientos,
Que perturban los pedestales,
Hacen alarde de talentos,
Propios de los neandertales.
Ya era hora, Mazatlán
Qué importancia tendría que en plena coyuntura electoral el Gobierno federal inicie, ahora sí, las obras de modernización del puerto de Mazatlán que son estratégicas para convertir a Sinaloa en el gran puntal del Corredor Económico del Norte. Desde febrero de 2019 el Presidente López Obrador se comprometió a concretar el proyecto largamente acariciado desde los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, pero el miércoles el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, dio a conocer que ya están los recursos públicos para hacerlo realidad. Que empiece pues, qué le hace que se empalme al proceso electoral.