El poder del perdón
""
rfonseca@noroeste.com
@rodolfodiazf
Es usual que en el ser humano se incube el amor al poder, pero es inusual y esporádico que su corazón se inflame con el poder del amor. Se piensa que con rigorismo y obligación se puede manejar la voluntad, sin caer en la cuenta de que solamente con generosidad y sacrificio se trabaja en el taller donde se fabrica el hombre nuevo.
Paolo Carlini, un actor italiano que falleció en 1963, escribió unas luminosas palabras en las que redobló su indomable fe en el futuro de la humanidad, porque estaba convencido de que el cristianismo podía transformar el mundo con discípulos y testigos de calidad:
“Creí que habían asesinado a Jesús, pero hoy vi que le dio un beso a un leproso. Creí que habían borrado su nombre, pero hoy escuché que lo nombraba un niño. Creí que habían crucificado sus piadosas manos, pero hoy las vi curar una herida. Creí que habían atravesado sus pies, pro hoy los vi caminar por el camino de los pobres. Creí que lo habían asesinado por segunda vez con las armas, pero hoy lo he escuchado hablar de paz. Creí que habían sofocado su voz fraterna, pero hoy escuché que decía: ¿Por qué, hermano? a uno que lo acuchillaba. Creí que Jesús había muerto en el corazón de los hombres y que habría sido sepultado en el olvido, pero ya he comprendido que Jesús resucita cada vez que un hombre tiene piedad de otro hombre”, resaltó.
El Papa Juan Pablo II, en la Carta Encíclica Dives in Misericordia del 30 de noviembre de 1980, escribió: “Un mundo del que se eliminase el perdón, se convertiría en un mundo de justicia fría e irrespetuosa… en una arena de permanente lucha de unos contra otros”.
¿Reivindico este poder?