El poder de los libros
El enorme influjo que ejercen los libros sobre el lector es impresionante. Este poder se multiplica con la cuidada y constante lectura. Incluso, algunos médicos recetan la lectura de libros a sus pacientes como parte de su terapia.
De hecho, el término biblioterapia se publicó por primera vez en 1916, en un artículo de la revista “The Atlantic Monthly”. Se dijo que un doctor apellidado Bangster acostumbraba recomendarlos: “Un libro puede ser un estimulante, un tranquilizante, un irritante o un soporífero. La cuestión es que debe hacerte algo, y tú tienes que saber qué es. Un libro puede ser de la naturaleza de un jarabe calmante o puede ser una cataplasma de mostaza irritante”.
Y no nos referimos solamente a los libros de autoayuda, pues los autores consagrados proveen información, estimulan la emoción y nutren la imaginación de manera determinante. El artista visual Jorge Méndez Blake así lo comprobó con su obra llamada “El Castillo”, donde demostró que un simple libro colocado sobre la base de una pared de ladrillos sin mortero, es capaz de modificar y provocar una ondulación en todas las líneas de ladrillos de la estructura. Para lograr el efecto, no tomó cualquier libro, sino que escogió El Castillo, de Franz Kafka, obra representativa y que dejó inconclusa el autor austrohúngaro.
Umberto Eco también comparó los libros con las medicinas y recomendó tener una gran variedad de elección: “Si, por ejemplo, consideramos los libros como medicina, entendemos que es bueno tener muchos en casa en lugar de pocos: cuando quieres sentirte mejor, entonces vas al ‘armario de medicina’ y eliges un libro. No uno al azar, sino el libro correcto para ese momento. ¡Es por eso que siempre debes tener una elección de nutrición!”
¿Comparto el poder de los libros?