El Mes de los Cuchillos Largos
Los próximos 40 días definirán el curso que tendrá México en los siguientes lustros. En la historia de las civilizaciones, de los países y de las personas hay momentos que encapsulan su destino: situaciones que definen de lo que estará hecho el porvenir.
Lo primero que sucederá antes del 1 de septiembre -fecha en la que tomará posesión del poder la nueva Legislatura federal- es la definición sobre la sobrerrepresentación. La palabra la tendrán, primero los 11 consejeros del Instituto Nacional Electoral y, posteriormente, los cinco magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Nunca antes el destino de México había estado determinado por la decisión de 16 personas. No es exagerado decir que su fallo podría poner a nuestro país en la senda de la democracia o del autoritarismo. Si se deciden por una lectura, a la vez literal y espiritual de la Constitución, entonces la ciudadanía tendrá una representación lo más parecida a su voto. Si se deciden por una interpretación tergiversada y autoritaria, entonces le darán a un grupo minoritario y, de hecho, a una persona, la capacidad para cambiar la Constitución a su gusto y a deformar de paso la representatividad ciudadana.
La decisión que se tome es crucial para definir lo que vendrá el próximo mes. Si el grupo en el poder termina teniendo una sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados, entonces septiembre podría ser el Mes de los Cuchillos Largos de la Democracia Mexicana. Efectivamente, ya con la potestad de cambiar la Constitución a capricho, el Presidente de la República podrá realizar sus reformas constitucionales casi como un mero trámite. Es cierto que todavía quedaría una última resistencia de tres senadores de la Oposición que podrían impedir el atropello oficialista. Esperemos que así sea, de ser el caso. No obstante, el margen de maniobra de los demócratas del País se volvería muy precario.
Si se concreta lo que deberíamos llamar ya un golpe a la democracia, todavía quedarían importantes resistencias. En primer lugar, la resistencia de los mercados que ya han comenzado a reaccionar. La paridad de nuestra moneda, por ejemplo, se encuentra por rebasar la barrera de los 20 pesos por dólar. Por otro lado, se encuentra la resistencia de Estados Unidos. Como sabemos, ya se han hecho pronunciamientos por parte de empresarios, sociedad civil y gobernantes de ese país contra las repercusiones de la reforma judicial y de la que intenta desmembrar la infraestructura de organismos autónomos. Finalmente, el carácter autoritario de las reformas propuestas por el grupo gobernante es de tal calado que seguramente convocará la resistencia de la sociedad civil organizada, quizás como nunca antes en la historia.
Esto incluiría al sector empresarial y a los medios de comunicación masiva. Estos últimos -que hasta ahora han convalidado la voluntad presidencial- estarían más que nunca a merced de decisiones caprichosas del poder. Su precariedad sería evidente.
Pronto sabremos hacia dónde va México.
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El autor es presidente de Alternativas por México
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@gdehoyoswalther