El lenguaje de la mirada
Otro dilecto amigo, Álger Uriarte Zazueta, me nutre continuamente de libros electrónicos que tengan alguna referencia con el tema de cada columna. Respecto a la columna de ayer, Pedagogía de la mirada, me envió un libro en donde se recoge una conferencia impartida en 2016 por el filósofo argentino Rolando Karothy, doctor en medicina y psicoanalista, con el título La mirada desde el psicoanálisis.
Sin detenernos en todos los conceptos e ideas que manejó el autor en el texto, puesto que es un tratamiento estrictamente psicoanalítico, destacaremos su mención a dos famosas figuras: el mito de Medusa y la Mantis religiosa.
De la primera, subrayó su mirada petrificante. Recordemos que Medusa era la hermana menor de las tres Gorgonas; solamente Esteno y Euríale, eran inmortales. Si alguien contemplaba a Medusa, quien tenía cabellos de serpiente, se convertía en piedra; de ahí que Perseo (no confundirlo con Teseo, que fue el que se enfrentó al Minotauro en el laberinto de Creta) tuvo que ver la imagen reflejada en su escudo, para guiarse y poder cortarle la cabeza.
En cuanto a la segunda, la Mantis religiosa es un insecto artrópodo de color verde, cuya hembra se come al macho durante la relación sexual, por lo que a su mirada se le puede llamar devoradora.
Hasta aquí retomaremos el libro citado, pero que nos brinda pautas para reflexionar en el lenguaje que utilizamos en nuestra mirada. Se ha dicho que una imagen vale por mil palabras, pero la mirada es aún más expresiva que la imagen; por tanto, podemos afirmar que una mirada vale por más de un millón de palabras.
En lugar de miradas petrificantes o devoradoras, ¿por qué no ofrecer miradas con un lenguaje amoroso, entusiasta, luminoso, acogedor y gratificante?
¿Es adecuado mi lenguaje?