El inverosímil acuerdo entre IP y AMLO
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Planta de amoniaco, rastro de lo burdo
El mismo día que en la Ciudad de México se incluía a la planta de amoniaco de Topolobampo dentro del Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura, en Culiacán se manifestaron en el Congreso del Estado integrantes de los sectores que se oponen a que la obra se realice en la Bahía de Ohuira. Este, por supuesto, no fue el sueño de Albert Kimsey Owen quien hace 133 años fundó el puerto idealizándolo como polo internacional del comercio y la civilidad.
¿Qué hay detrás del paquete de inversión privada por 859 mil millones de pesos anunciado con bombo y platillo por la Cuarta Transformación y avalado por el poderoso empresario Carlos Slim? La insólita inclusión de la planta de fertilizantes de Topolobampo da señales de ser solamente una carta oculta bajo la manga, que es sacada en el contexto donde el INEGI advierte de la inminente recesión económica en México y la Coparmex expone la caída en 10 puntos de la confianza en el sector negocios para invertir en el País.
El 9 de junio el Presidente Andrés Manuel Lópéz Obrador se comprometió en Los Mochis a revisar la situación del proyecto desarrollado por Gas y Petroquímica de Occidente, subsidiaria en México de la firma suizo-alemán ProMan. Los inconformes le hicieron ver por todos los medios posibles que no quieren allí a dicha industria y hasta un ataúd instalaron al paso del convoy presidencial en referencia a la eventual muerte de los ecosistemas.
A como pudieron le entregaron a López Obrador un estudio de por qué “¡Aquí no!” la planta de fertilizantes. La respuesta del Presidente resultó oblicua. “Vamos a hacer una investigación del asunto, seria, para ver si hay beneficios o se perjudica a la gente. Lo que es real, la verdad. ¡La verdad nos hará libres siempre! Tenemos que analizar, porque siempre en esos asuntos hay muchos intereses, no me estoy chupando el dedo ya, miren cómo estoy: tengo la cabeza como un algodón”, expresó.
Inclusive desde Palacio Nacional se transmitió a Sinaloa la indicación de que López Obrador no le daría el visto bueno a la planta. Se dijo que no era tanto por la afectación al humedal clasificación Ramsar (zona de manglares protegido por disposiciones ambientales internacionales), sino por el tufo a corrupción que expelía derivado del tráfico de influencias que predominó al traer la industria del amoniaco a Topolobampo.
Por eso sorprendió que sin darse a conocer los resultados del estudio y hasta de “una consulta” que el Mandatario mexicano prometió, el martes se incluyera a la planta de amoniaco de Topolobampo dentro del paquete inicial de 147 proyectos que el sector privado realizará en México. Según la información manejada se invertirán 20 mil millones de pesos en 2021 y 2022 en dicha factoría, pese a que el costo se había manejado a nivel local en alrededor de 5 mil millones de pesos.
Este caso apoya la hipótesis de que el acuerdo IP-AMLO no pasará de las buenas intenciones. Así como han quedado en promesas hasta la fecha los proyectos estratégicos que el Presidente promete cada vez que viene a Sinaloa. ¿Pruebas? La modernización del puerto de Mazatlán, la reposición del drenaje sanitario que colapsa en las principales ciudades de Sinaloa debido a que la tubería cumplió su período de vida útil, las carreteras Choix-Bahuichivo y Badiraguato-Parral, el ramal ferroviario complementario del Corredor Económico del Norte, las obras pendientes de las presas Santa María y Picachos, entre otras que López Obrador se comprometió a realizar.
Es muy factible que se trate del inventario de proyectos que ya se realizan, están por iniciar o estén paralizados debido a conflictos, utilizado tal listado por la Cuarta Transformación como “balsa de salvación” en la atmósfera que anuncia crisis, con el doble juego de lograr una mejor percepción de la relación entre López Obrador y el sector empresarial. Además, ante la frustración de la planta productiva nacional por ser relegada en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, la “caja china” del nuevo régimen sale al quite.
Sin dar por hecho la consumación del ecocidio en Ohuira, y concediéndole mucho a la posibilidad de que la planta de amoniaco haya sido incluida nada más para abultar el Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura, el Presidente está a tiempo de explicar si esta obra le fue metida a chaleco o bien dilucidar las razones técnicas, ambientalistas, políticas, sociales y económicas por las que la aprobó.
Qué triste traición le podría asestar la 4T a Owen. El visionario descubridor de la bahía de Topolobampo volvería a deslumbrarse hoy, no con aquella fascinación que le causó contemplar por vez primera el paisaje cercano al paraíso, sino por la decisión de Estado que estaría por borrar el predominio de la naturaleza, la defensa del suelo que realizan las etnias yoreme-mayo y la lucha por el hábitat de una sociedad entera, con tal de ceder frente a la fuerza de los capitales.
Reverso
Topolobampo paradisiaco,
Tu triunfal garbo naval,
Que no cambie, para mal,
Impregnándote con amoniaco.
Fábrica de protestas
Si bien es cierto que eran poquitos, pero que al decir de Armando Pinzón, presidente de la Sociedad de Cooperativas Turísticas de Topolobampo, podrían venir más y llenar el salón de sesiones del Congreso, la 63 Legislatura hizo acuse de recibo el martes de la protesta contra la instalación de la industria de fertilizantes en la Bahía de Ohuira. Volvieron a encontrar eco en los diputados Apolinar García Carrera (Morena) y Roxana Rubio Valdez (PAN) que sostienen que se haga valer lo dictado por el Juzgado Sexto de Distrito, y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y se proceda a la suspensión definitiva de la construcción de la planta.