El huevo en México no es
lo que nos han dicho
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Como cada año, el segundo viernes de octubre se celebra el “Día mundial del huevo”, pero más que un festejo, es un recordatorio de que México es uno de los países con más rezago ante la tendencia de “Huevo Libre de Jaula”, rechazando mejores prácticas de bienestar animal.
México tiene el mayor consumo de huevo per cápita en el mundo y es el cuarto productor de huevo a escala mundial, en resumidas cuentas, los huevos siempre están presentes en las mesas de las familias mexicanas, que desconocen que detrás de ese alimento que la publicidad engañosa muestra como beneficioso para la salud, existen jaulas de producción innecesarias que someten a las gallinas a una de las prácticas más crueles que existen en nuestro País y tristemente más normalizadas.
Más de 90 por ciento de las gallinas utilizadas en la industria del huevo en México permanecen toda su vida en jaulas, dentro de un sistema de producción que compromete seriamente su bienestar. En estas jaulas minúsculas viven entre 5 y 7 gallinas, tan apretadas que no pueden realizar sus comportamientos más básicos y naturales como caminar, anidar, bañarse en polvo y ni siquiera estirar sus alas.
Todo esto pude comprobarlo cuando en 2016, junto con los investigadores encubiertos de Igualdad Animal, me adentré en una granja de huevo y conocí a Amelia, una gallina víctima de la industria del huevo. Amelia solo era una de las millones de gallinas que sufren a diario por el consumo de huevo. Durante ese tiempo, pude ver con mis propios ojos lo que ya conocía sobre esta cruel industria.
El huevo en México no es lo que nos han dicho: es un atraso gigante en nuestro sistema de producción, es sufrimiento para las gallinas, y es un riesgo para nosotros y nuestra salud.
El huevo es atraso, en nuestro País gran parte de la producción de huevo todavía es de gallina proveniente de un sistema de jaulas, mientras que en países como Brasil, los grandes productores se han comprometido a producir únicamente huevo libre de jaula. México carece de información regulatoria, así como de datos de producción al respecto, lo que vulnera los derechos de los consumidores.
El huevo es maltrato, las gallinas utilizadas en la industria del huevo no solo sufren las graves consecuencias del encierro en jaulas pues cada una cuenta solamente con el espacio de una hoja de papel. Muchas mueren al ser pisoteadas por otras gallinas, y, a menudo, sus cuerpos se descomponen junto a las aves que siguen poniendo huevos para consumo humano, sino también el estrés y enfermedades que ocasiona la práctica de la muda forzada mediante el ayuno, una de las prácticas más crueles de la industria, que consiste en privarlas de agua y alimento hasta por más de 7 días con el objetivo de acelerar su próximo ciclo de postura y así apresurar el proceso de producción a costa de una gran sufrimiento para ellas.
El huevo es riesgo, el confinamiento en la producción intensiva de huevo y el uso preventivo de antibióticos en las gallinas generan resistencia a la creación de las llamadas “superbacterias”, representando una amenaza latente a la salud humana.
Desde el 2016 diversas investigaciones de Igualdad Animal han puesto al descubierto lo que sucede al interior de las granjas de producción de huevo en nuestro País y en el mundo. Pero hasta ahora no se ha actuado al respecto.
Sin embargo, somos nosotros quienes podemos hacer algo desde ahora para terminar con esta cruel práctica, el huevo puede ser reemplazado por alternativas vegetales que no solo son compasivas con los animales sino cuya producción tiene un impacto menor en el planeta.
Te invito a conocerlas entrando a Love Veg y ser parte del movimiento libre de jaula.