El gran éxito de la 4T

25 noviembre 2019

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Roberto Blancarte

roberto.blancarte@milenio.com

Ya pasó prácticamente un año desde que se inició el gobierno de la autollamada “Cuarta Transformación”. Sin contar los meses en los que, de hecho, López Obrador empezó a dar órdenes, por el virtual abandono de Peña Nieto. La decisión de no continuar con la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México se tomó, por ejemplo, eso sí, previa “consulta popular”, desde antes de que AMLO tomara posesión. En todo caso, el nuevo gobierno ya se gastó una sexta parte de su tiempo, por lo que creo que es momento de hacer una primera evaluación de sus resultados:

Economía: Cero crecimiento económico. ¿Hay algo que agregar? La economía está parada. La razón principal no es económica; es política. Se relaciona precisamente con la decisión de interrumpir definitivamente las obras del nuevo aeropuerto. Pero además con esa famosa “consulta popular” que cualquier persona inteligente sabe, constituyó una farsa. Lo cual, a lo único que contribuyó fue a la incertidumbre, principal veneno para los inversionistas.

Seguridad: El ya famoso “culiacanazo” es la prueba principal del fracaso en esta área. Es la aceptación de que el Estado no controla todo el territorio nacional. Lo cual se comprueba con lo que sucede en otras partes del País, como Guerrero, Michoacán, Chihuahua o Tamaulipas. Agregue la cifra récord de homicidios y tiene usted el panorama completo. Todo eso sin contar la ausencia de resultados visibles en otras áreas y de algo que se parezca a una estrategia general en contra del crimen (organizado o desorganizado).

Migración y derechos humanos: La que al principio se anunció como una política migratoria diferente, respetuosa de los derechos de los migrantes, muy pronto se convirtió en la política más servil y vergonzosa de nuestro gobierno. Las decenas de miles de miembros de la Guardia Nacional encargados de detener la ola migratoria proveniente de Centroamérica, por exigencia directa de Donald Trump, siguen siendo la constatación de la subordinación de nuestra política exterior ante los intereses estadounidenses y la prueba viviente de un endurecimiento en el tema migratorio. Agregue usted el hecho de que seguimos sin saber qué hacer con miles de migrantes inmovilizados en Chiapas y otros lugares, cuyos derechos humanos son lo que menos le importa al gobierno. Sume también el patético espectáculo del nombramiento de la nueva titular de la CNDH y aprecie la progresiva pérdida de autoridad moral del gobierno.

Pensemos en otras áreas y no hay manera de encontrar un solo éxito en la administración de la autollamada 4T.

Insisto en definirla así, porque creo que nadie puede hablar de alguna verdadera transformación en este gobierno.

La ausencia de resultados positivos se extiende a salud, educación, ciencia, empleo, etc.

A menos que se crea que anunciar cosas, como poner en venta el avión presidencial, decir que la gente está feliz, o terminar con la corrupción, las convierte en una realidad. Aunque si se busca bien, hay un área donde el gobierno se ha destacado: en repartir dinero y, con eso, en hacer creer a muchos que eso cambiará el destino de la gente y del País.