El feminismo ¡sí va!... y con muchas formas

Lexia
09 marzo 2024

¿Por qué insistir en hablar de feminismo y, más, en defenderlo si hay tantas voces que lo señalan como un movimiento de choque, radical, que pone en riesgo la estabilidad social y amenaza los derechos de los hombres? ¡Porque no es así! Vayamos por partes. Primero, el feminismo se define como “un movimiento político, social, académico, económico y cultural, que busca crear conciencia y condiciones para transformar las relaciones sociales, lograr la igualdad entre las personas, y eliminar cualquier forma de discriminación o violencia contra las mujeres” (INMUJERES). Es decir, busca un “piso parejo” para que todas las personas tengamos las mismas oportunidades de desarrollo personal y profesional, que seamos libres de elegir lo que queramos hacer, sin una presión hacia lo que “se espera” y al cumplimiento de roles ya previamente establecidos, que lo único que hacen es perpetuar distintos tipos de violencia, especialmente hacia mujeres, adolescentes y niñas.

Algo muy importante a considerar es que lo que hace el movimiento feminista es en pro de todas las personas. ¡Sí! Los hombres también se benefician al tener condiciones igualitarias para las mujeres. Por ejemplo, la Ley Olimpia, que entró en vigor en 2018 y que reconoce la violencia digital, sanciona todo tipo de acciones que violen la intimidad sexual de cualquier persona, y que pongan en riesgo su integridad y dignidad. Esto incluye el compartir imágenes, videos o cualquier elemento multimedia, sin que haya consentimiento de la persona en cuestión.

“Pero es que las feministas son muy agresivas, se ve en sus marchas como destruyen y pintan todo. ¡Ésas no son formas!... o sea, sí me interesa que las mujeres tengan mayor participación, pero no así”.

(Lexia de un hombre, generación millennial, durante una sesión de grupo).

Este es el tipo de opiniones que más he escuchado cuando sale el tema en distintas conversaciones, tanto en círculos cercanos de amigxs como en entornos de trabajo y, en general, cuando leo opiniones de personas en redes sociales. Reconozco que las personas pueden o no estar de acuerdo en la manera, “en las formas” en que se hacen las protestas. Sin embargo, no estoy de acuerdo en que se desprestigie al movimiento y se use el término feminista a manera de estigma, es decir, que con ello busquen invalidar a todos los tipos de manifestaciones, protestas y acciones para la búsqueda de la igualdad.

Y es que hay distintos enfoques dentro del mismo movimiento, por eso ahora se habla de feminismos, entre los que podemos encontrar, por ejemplo, el feminismo radical, el feminismo socialista, el ecofeminismo, el feminismo afrodescendiente, el feminismo liberal, el feminismo cultural, el feminismo mainstream, entre otros, y cada uno tiene posturas que hace que las demandas y acciones de la lucha tengan distintas expresiones.

La búsqueda de mejores oportunidades, igualdad de derechos, libertad y mayor participación de las mujeres tiene varios caminos, que van acorde a la perspectiva ideológica. A manera ilustrativa (no limitativa), pongo algunos ejemplos de dichas expresiones:

- Las marchas, como la del 8M que es abierta a todas las mujeres que quieran participar, independientemente de la tendencia de pensamiento que tengan, pues al final, tienen el mismo fin: manifestar que hay mucho trabajo por hacer, que las mujeres unidas podemos detonar cambios para tener sociedades más justas e igualitarias. Los himnos que se cantan y las frases que se plasman en carteles y mantas son el reflejo de esta diversidad de enfoques.

- Las expresiones artísticas como la pintura, la escultura, la fotografía, el teatro, la música y, el arte en general que busca dar voz a mujeres, al mismo tiempo que reta los cánones de belleza y la estética normalmente “aceptada” como lo que debe ser.

- La literatura, como medio de expresión de ideas, ya sea para cuestionar el status quo, para contar historias y a partir de ellas entender el trabajo que falta por hacer, o para reflexionar sobre el concepto y papel de la mujer dentro del orden social.

- Los círculos de lectura de mujeres que apuestan a un mejor autoconocimiento para reconocer la experiencia de otras personas, para mirar sin juicio a través de la energía femenina y tomar poder de sí mismas, a través de elegir con el conocimiento adquirido.

- Los debates, foros o conversatorios (presenciales o digitales) que buscan detonar primero la reflexión respecto a brechas que existen, violencias, injusticias y/o lo vulnerable que es ser mujer en México, para después crear consciencia de lo que toca hacer y llamar a la acción. Sí, invitar a que cada persona, desde su propia circunstancia y círculo de influencia pueda detonar cambios de comportamiento que favorezcan la igualdad y los espacios seguros para las mujeres.

- Las campañas de comunicación emitidas por instituciones públicas y privadas que apuntan a socializar las problemáticas que hay, a través de compartir datos duros que muestran las desigualdades, las injusticias y el nivel de violencia que existe, al mismo tiempo que también hacen llamado a la acción.

De esta forma, puede ser que la manera en que se hacen las manifestaciones o protestas no sean afines a tu forma de pensar. Sin embargo, a lo que te invito después de esta lectura es a profundizar más en este conocimiento y cambiar el enfoque: el feminismo no es el movimiento “radical” que destruye y pone en riesgo los derechos de los hombres. El feminismo busca, por distintos caminos, que las mujeres, y por consecuencia, todas las personas, podamos decidir libremente lo que queramos hacer con nuestra vida, nuestro cuerpo, nuestro desarrollo personal, familiar y laboral; que podamos acceder a las mismas oportunidades, mismos derechos y tengamos la certeza de transitar por espacios seguros, libres de violencia.

Así es que, la próxima vez que escuches la palabra feminismo, en lugar de estigmatizar y señalar, o decir “no son formas”, mejor agradece que el movimiento existe con toda esa variedad de manifestaciones, para que digas: ¡Sí va, y con muchas formas!

La autora es Rosario Zavala, directora en LEXIA / Comité Igualdad & Inclusión AVE, consultora en Mercadotecnia & Human Insights, especializada en comprensión de las mujeres en sus distintos ciclos de vida. Es asesora de la CONDUSEF, para promover la Educación e Inclusión Financiera en México.

¿Por qué insistir en hablar de feminismo y, más, en defenderlo si hay tantas voces que lo señalan como un movimiento de choque, radical, que pone en riesgo la estabilidad social y amenaza los derechos de los hombres? ¡Porque no es así! Vayamos por partes. Primero, el feminismo se define como “un movimiento político, social, académico, económico y cultural, que busca crear conciencia y condiciones para transformar las relaciones sociales, lograr la igualdad entre las personas, y eliminar cualquier forma de discriminación o violencia contra las mujeres” (INMUJERES). Es decir, busca un “piso parejo” para que todas las personas tengamos las mismas oportunidades de desarrollo personal y profesional, que seamos libres de elegir lo que queramos hacer, sin una presión hacia lo que “se espera” y al cumplimiento de roles ya previamente establecidos, que lo único que hacen es perpetuar distintos tipos de violencia, especialmente hacia mujeres, adolescentes y niñas.

Algo muy importante a considerar es que lo que hace el movimiento feminista es en pro de todas las personas. ¡Sí! Los hombres también se benefician al tener condiciones igualitarias para las mujeres. Por ejemplo, la Ley Olimpia, que entró en vigor en 2018 y que reconoce la violencia digital, sanciona todo tipo de acciones que violen la intimidad sexual de cualquier persona, y que pongan en riesgo su integridad y dignidad. Esto incluye el compartir imágenes, videos o cualquier elemento multimedia, sin que haya consentimiento de la persona en cuestión.

“Pero es que las feministas son muy agresivas, se ve en sus marchas como destruyen y pintan todo. ¡Ésas no son formas!... o sea, sí me interesa que las mujeres tengan mayor participación, pero no así”.

(Lexia de un hombre, generación millennial, durante una sesión de grupo).

Este es el tipo de opiniones que más he escuchado cuando sale el tema en distintas conversaciones, tanto en círculos cercanos de amigxs como en entornos de trabajo y, en general, cuando leo opiniones de personas en redes sociales. Reconozco que las personas pueden o no estar de acuerdo en la manera, “en las formas” en que se hacen las protestas. Sin embargo, no estoy de acuerdo en que se desprestigie al movimiento y se use el término feminista a manera de estigma, es decir, que con ello busquen invalidar a todos los tipos de manifestaciones, protestas y acciones para la búsqueda de la igualdad.

Y es que hay distintos enfoques dentro del mismo movimiento, por eso ahora se habla de feminismos, entre los que podemos encontrar, por ejemplo, el feminismo radical, el feminismo socialista, el ecofeminismo, el feminismo afrodescendiente, el feminismo liberal, el feminismo cultural, el feminismo mainstream, entre otros, y cada uno tiene posturas que hace que las demandas y acciones de la lucha tengan distintas expresiones.

La búsqueda de mejores oportunidades, igualdad de derechos, libertad y mayor participación de las mujeres tiene varios caminos, que van acorde a la perspectiva ideológica. A manera ilustrativa (no limitativa), pongo algunos ejemplos de dichas expresiones:

Las marchas, como la del 8M que es abierta a todas las mujeres que quieran participar, independientemente de la tendencia de pensamiento que tengan, pues al final, tienen el mismo fin: manifestar que hay mucho trabajo por hacer, que las mujeres unidas podemos detonar cambios para tener sociedades más justas e igualitarias. Los himnos que se cantan y las frases que se plasman en carteles y mantas son el reflejo de esta diversidad de enfoques.

Las expresiones artísticas como la pintura, la escultura, la fotografía, el teatro, la música y, el arte en general que busca dar voz a mujeres, al mismo tiempo que reta los cánones de belleza y la estética normalmente “aceptada” como lo que debe ser.

La literatura, como medio de expresión de ideas, ya sea para cuestionar el status quo, para contar historias y a partir de ellas entender el trabajo que falta por hacer, o para reflexionar sobre el concepto y papel de la mujer dentro del orden social.

Los círculos de lectura de mujeres que apuestan a un mejor autoconocimiento para reconocer la experiencia de otras personas, para mirar sin juicio a través de la energía femenina y tomar poder de sí mismas, a través de elegir con el conocimiento adquirido.

Los debates, foros o conversatorios (presenciales o digitales) que buscan detonar primero la reflexión respecto a brechas que existen, violencias, injusticias y/o lo vulnerable que es ser mujer en México, para después crear consciencia de lo que toca hacer y llamar a la acción. Sí, invitar a que cada persona, desde su propia circunstancia y círculo de influencia pueda detonar cambios de comportamiento que favorezcan la igualdad y los espacios seguros para las mujeres.

Las campañas de comunicación emitidas por instituciones públicas y privadas que apuntan a socializar las problemáticas que hay, a través de compartir datos duros que muestran las desigualdades, las injusticias y el nivel de violencia que existe, al mismo tiempo que también hacen llamado a la acción.

De esta forma, puede ser que la manera en que se hacen las manifestaciones o protestas no sean afines a tu forma de pensar. Sin embargo, a lo que te invito después de esta lectura es a profundizar más en este conocimiento y cambiar el enfoque: el feminismo no es el movimiento “radical” que destruye y pone en riesgo los derechos de los hombres. El feminismo busca, por distintos caminos, que las mujeres, y por consecuencia, todas las personas, podamos decidir libremente lo que queramos hacer con nuestra vida, nuestro cuerpo, nuestro desarrollo personal, familiar y laboral; que podamos acceder a las mismas oportunidades, mismos derechos y tengamos la certeza de transitar por espacios seguros, libres de violencia.

Así es que, la próxima vez que escuches la palabra feminismo, en lugar de estigmatizar y señalar, o decir “no son formas”, mejor agradece que el movimiento existe con toda esa variedad de manifestaciones, para que digas: ¡Sí va, y con muchas formas!

La autora es Rosario Zavala, directora en LEXIA / Comité Igualdad & Inclusión AVE, consultora en Mercadotecnia & Human Insights, especializada en comprensión de las mujeres en sus distintos ciclos de vida. Es asesora de la CONDUSEF, para promover la Educación e Inclusión Financiera en México.