El falso federalismo de la Alianza

Rubén Martín
02 noviembre 2020

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@rmartinmar

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Los gobernadores que integran la Alianza Federalista emprendieron una nueva ofensiva contra el Gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador con el argumento discutible de que la Federación maltrata fiscalmente a las entidades que gobiernan y con la convocatoria a cambiar el pacto fiscal que tiene la República.

Las relaciones entre el Gobierno federal y los gobiernos de las entidades federativas siempre han sido problemáticas por distintas razones, pero de manera destacada por el reparto del dinero que se recauda de los contribuyentes. En este sentido, sin duda es pertinente plantear una discusión y la reorganización del acuerdo fiscal entre estados y Gobierno central.

Pero de ahí a tensar la cuerda y llegar a plantear una especie de agrupamiento de gobernadores que insinúen el rompimiento del pacto federal, como han esbozado algunos mandatarios, hay una enorme diferencia.

Como se sabe los gobernadores de los estados de Jalisco, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Aguascalientes, Guanajuato, Michoacán, Durango, Chihuahua y Colima se han opuesto sistemáticamente a algunas medidas del Gobierno de la Cuarta Transformación, entre ellas las medidas sanitarias aplicadas en el confinamiento por la pandemia de Covid-19 y recientemente, ya conformados en la Alianza Federalista, la emprendieron contra el arreglo fiscal que existe entre la Federación y los estados.

El lunes 26 de octubre cada uno en sus estados lanzó un mensaje fijando su postura crítica frente al Gobierno de López Obrador. Algunos como el Gobernador de Jalisco Enrique Alfaro y Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, de Nuevo León han hecho declaraciones estentóreas y fuera de toda proporción.

Están planteando lo que primero sugirieron como una discusión por el pacto fiscal en términos chauvinistas, de una supuesta confrontación entre los estados y el Gobierno federal que los “maltrata” y ofende.

La histeria que están generando con estas posturas no es sólo innecesaria, sino peligrosa pues el Gobernador de Nuevo León llegó a sugerir algo así un alzamiento armado en caso de que el Presidente López Obrador no escuche a los gobernadores que integran la Alianza Federalista.

“El señor Presidente tiene que escucharnos. Si no nos escucha será el primer rompimiento a terminar con esta República. Podría repetirse lo que hizo Bernardo Reyes. Generaremos condiciones locales de otro tipo y de mejor manera”, escribió Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, el pasado 26 de octubre en su cuenta de Twitter en un hilo en el que hizo un resumen de su postura que hizo pública ese día.

Como se recuerda, el General Bernardo Reyes, en un tiempo porfirista, posteriormente se alzó en armas contra el Gobierno de Francisco I. Madero y finalmente terminó abatido por una ráfaga de ametralladora disparada desde la azotea de Palacio Nacional en el episodio conocido como la Decena Trágica ocurrida en febrero de 1913.

Por su parte, el Gobernador de Jalisco ha tensado la discusión que supuestamente inició como una petición de mejor trato fiscal a una supuesta polarización entre gobierno federal y la sociedad de Jalisco.

Copiando la mala práctica de las consultas a mano alzada, Enrique Alfaro pide a los asistentes a sus reuniones de gobierno que voten si están de acuerdo o no en aguantar el maltrato del Gobierno federal. “Que sea hoy la primera consulta que le mandamos decir al Presidente de que aquí no vamos a permitir que la Federación siga abusando de Jalisco, que ya estuvo bueno”, dijo Alfaro con ganaderos el pasado 27 de octubre.

Con ese discurso histérico y alarmista pretenden hacer creer que la sociedad de Jalisco o Nuevo León son tratadas con agravios y opresión por el Gobierno central, como si se tratara de nacionalidades que históricamente sí han estado sometidas por un Estado nacional como ocurre con las sociedades de Cataluña y el país Vasco, en España.

Por más conflictiva que pueda ser la relación con el Gobierno federal y los gobiernos estatales que conforman la Alianza Federalista están lejos de padecer una relación centralista y de colonización como ha padecido el pueblo catalán respecto a la monarquía y el Estado español.

En todo caso quien tiene qué reclamar una relación histórica de imposiciones, despojo y violencia serían los pueblos y comunidades indígenas del país a quienes se les ha intentado someter a través de la colonización tanto de sus territorios, lenguas y bienes comunes.

Pero incluso en este agravio histórico han participado los mismos gobiernos estatales que hoy reclaman discriminación del Gobierno central. Por eso suena tan falso el llamado federalista de esta alianza de mandatarios que más bien parecen aspirar a ejercer un control caciquil sobre sus estados.

Por fortuna la mayoría de la sociedad mexicana no parece tragarse el cuento del centralismo que nos maltrata y en todo caso pide una discusión seria sobre el pacto fiscal, en tanto muchos han rechazado amenazas rupturistas como la lanzada por el Gobernador de Nuevo León.

La sociedad mexicana tiene bastantes y graves problemas recientes y seculares como para añadirle debates estériles, innecesarios y peligrosos como los que están planteando los gobernadores de la Alianza Federalista con un discurso de división y confrontación que sólo sirve a sus intereses electorales y de lucha por el poder.