El experimento Pucheta: votarlo o botarlo
Cuando Fernando Pucheta Sánchez ya tenía un acuerdo con el Partido Sinaloense para ser su candidato a la Alcaldía de Mazatlán, llegó el PRI y se lo arrebató de la misma manera alevosa que un adulto le arrebata la golosina a un niño de 5 años, plasmando tal agandalle la triste acuarela donde a falta de cuadros prestigiados y socialmente confiables las siglas políticas acuden a perfiles que ya fallaron en el desempeño del servicio público y aún así les refrendan la oportunidad de robar, mentir y traicionar.
El Partido Revolucionario Institucional acudió al rudo pragmatismo político al preferir llevar en la boleta electoral a quien aparece a la cabeza de las encuestas de intención del voto, sin reparar en que la misma carta con la que juega de cara al 6 de junio significa el más claro referente de falta de ética, transparencia y pudor. Qué importa cuál sea el resultado de la elección de Presidente Municipal de Mazatlán, de todas formas la papeleta comicial estará manchada por la propuesta sucia que le imprimirán.
Fernando Pucheta es un personaje muy popular debido al estilo y la estrategia digital que igual lo pone a bailar, contar chistes, abrazar a señoras y acudir a las colonias que reclaman servicios públicos, seguridad o apoyos alimentarios. Con cinismo regresa a las zonas mazatlecas para ofrecer soluciones de necesidades que no atendió cuando fue Alcalde, de 2017 a 2018, cargo al que renunció para buscar sin éxito la reelección.
Es un fenómeno en las redes sociales y al mismo tiempo un desastre en el ejercicio del gobierno. Lo primero le significa casi 370 mil seguidores en Facebook que se divierten con las ocurrencias de un showman que le mete mucha lana a la comunicación virtual; lo otro le coloca al otro lado de la balanza con electores que el 1 de julio de 2018 creyeron que lo expulsaban en definitiva del Palacio Municipal para que fuera a responder de sus malas acciones ante las instancias legales.
Una huella de los delitos cometidos a la sombra del poder está en el expediente que integró la Fiscalía General del Estado sobre el caso Nafta Lubricantes, debido a que aún existiendo la demanda por reparación de daño en contra del Ayuntamiento de Mazatlán por cancelarle un permiso para construir una gasolinera, como Alcalde Pucheta Sánchez le siguió comprando combustibles a la empresa querellante por un monto de 79 millones de pesos.
Este tema, que amenaza con dejar en situación de insolvencia financiera al Gobierno de Mazatlán al tener que pagarle a Nafta por orden judicial 141 millones de pesos, estará en la primera línea de la guerra electoral durante las campañas formales que comienzan el 4 de abril y más si la ex Síndica Procuradora, Elsa Bojórquez Mascareño, quien tiene muy bien documentado el litigio, es postulada a la Alcaldía por el Movimiento Regeneración Nacional.
Otro dossier pendiente en el Ministerio Público vincula al hoy precandidato a Alcalde de Mazatlán, postulado por la alianza Vamos por Sinaloa, en la impunidad en que quedó el derrumbe del tiburonario del Acuario de Mazatlán, la obra de 80 millones de pesos que colapsó el 1 de febrero de 2017. Presuntamente operó ante la Fiscalía para que la indagatoria exonerara a Milay Quintero, quien era directora del Acuario y también campañista de Pucheta.
A pesar de que en el testimonio de uno de los buzos Milay Quintero es señalada de haber ordenado el uso de herramientas inadecuadas en el mantenimiento de la gran pecera, lo que provocó las fisuras que causaron el desagüe del estanque, siendo Presidente Municipal Pucheta protegió a quien las investigaciones culparían de originar la negligencia que acabó con el tiburonario que apenas había sido inaugurado 35 días antes.
En menos de 15 meses frente al Gobierno de Mazatlán, Fernando Pucheta dejó un extenso registro de irregularidades sancionables por las leyes municipales y estatales y ahora arrastra la obscena cauda de impunidad. Se puede referenciar entre los delitos cometidos el acto de nepotismo en beneficio de su sobrino Guillermo Quintana Pucheta a quien designó como encargado de Gobernación y Asuntos Jurídicos, o las múltiples denuncias que periodistas presentaron ante instancias locales y nacionales al sufrir durante el puchetismo todo un catálogo de ataques a la libertad de expresión.
No obstante el abultado expediente negro, los partidos PRI, PAN y PRD procedieron a avalar a este personaje que en vez de andar en campaña tendría que estar compareciendo ante fiscalías y tribunales por posibles delitos de afectación a las finanzas municipales, ley de responsabilidades de los servidores públicos y normas y acuerdos en defensa de los periodistas. ¿O acaso la alianza está utilizando a los electores en el experimento que resolverá si los mazatlecos rechazarán otra vez a Pucheta por la mala fama que arrastra, o cometerán el absurdo de regresarlo al poder encomiándole la capacidad que tiene para burlarse de aquellos a los que una vez ya les falló?
Trae un nuevo envoltorio,
Pucheta en esta elección,
Para tapar el repertorio,
De tan pésima reputación.
El problema de crear nuevos municipios es como quitarle el primer grano a la mazorca y que después se desgrane toda sin que alguien pueda evitarlo. La vieja lucha de Eldorado y Juan José Ríos por la municipalización es sin duda legítima pero lo que requiere debate de fondo, más que decisiones tomadas al calor de un proceso electoral, es definir si la creación de microayuntamientos ayuda a la gente o la hunde en sistemas recaudatorios en lo que debe contribuir más para sostener territorios fiscalmente voraces y burocracias que devoran presupuestos.
Cuando Fernando Pucheta Sánchez ya tenía un acuerdo con el Partido Sinaloense para ser su candidato a la Alcaldía de Mazatlán, llegó el PRI y se lo arrebató de la misma manera alevosa que un adulto le arrebata la golosina a un niño de 5 años, plasmando tal agandalle la triste acuarela donde a falta de cuadros prestigiados y socialmente confiables las siglas políticas acuden a perfiles que ya fallaron en el desempeño del servicio público y aún así les refrendan la oportunidad de robar, mentir y traicionar.
El Partido Revolucionario Institucional acudió al rudo pragmatismo político al preferir llevar en la boleta electoral a quien aparece a la cabeza de las encuestas de intención del voto, sin reparar en que la misma carta con la que juega de cara al 6 de junio significa el más claro referente de falta de ética, transparencia y pudor. Qué importa cuál sea el resultado de la elección de Presidente Municipal de Mazatlán, de todas formas la papeleta comicial estará manchada por la propuesta sucia que le imprimirán.
Fernando Pucheta es un personaje muy popular debido al estilo y la estrategia digital que igual lo pone a bailar, contar chistes, abrazar a señoras y acudir a las colonias que reclaman servicios públicos, seguridad o apoyos alimentarios. Con cinismo regresa a las zonas mazatlecas para ofrecer soluciones de necesidades que no atendió cuando fue Alcalde, de 2017 a 2018, cargo al que renunció para buscar sin éxito la reelección.
Es un fenómeno en las redes sociales y al mismo tiempo un desastre en el ejercicio del gobierno. Lo primero le significa casi 370 mil seguidores en Facebook que se divierten con las ocurrencias de un showman que le mete mucha lana a la comunicación virtual; lo otro le coloca al otro lado de la balanza con electores que el 1 de julio de 2018 creyeron que lo expulsaban en definitiva del Palacio Municipal para que fuera a responder de sus malas acciones ante las instancias legales.
Una huella de los delitos cometidos a la sombra del poder está en el expediente que integró la Fiscalía General del Estado sobre el caso Nafta Lubricantes, debido a que aún existiendo la demanda por reparación de daño en contra del Ayuntamiento de Mazatlán por cancelarle un permiso para construir una gasolinera, como Alcalde Pucheta Sánchez le siguió comprando combustibles a la empresa querellante por un monto de 79 millones de pesos.
Este tema, que amenaza con dejar en situación de insolvencia financiera al Gobierno de Mazatlán al tener que pagarle a Nafta por orden judicial 141 millones de pesos, estará en la primera línea de la guerra electoral durante las campañas formales que comienzan el 4 de abril y más si la ex Síndica Procuradora, Elsa Bojórquez Mascareño, quien tiene muy bien documentado el litigio, es postulada a la Alcaldía por el Movimiento Regeneración Nacional.
Otro dossier pendiente en el Ministerio Público vincula al hoy precandidato a Alcalde de Mazatlán, postulado por la alianza Vamos por Sinaloa, en la impunidad en que quedó el derrumbe del tiburonario del Acuario de Mazatlán, la obra de 80 millones de pesos que colapsó el 1 de febrero de 2017. Presuntamente operó ante la Fiscalía para que la indagatoria exonerara a Milay Quintero, quien era directora del Acuario y también campañista de Pucheta.
A pesar de que en el testimonio de uno de los buzos Milay Quintero es señalada de haber ordenado el uso de herramientas inadecuadas en el mantenimiento de la gran pecera, lo que provocó las fisuras que causaron el desagüe del estanque, siendo Presidente Municipal Pucheta protegió a quien las investigaciones culparían de originar la negligencia que acabó con el tiburonario que apenas había sido inaugurado 35 días antes.
En menos de 15 meses frente al Gobierno de Mazatlán, Fernando Pucheta dejó un extenso registro de irregularidades sancionables por las leyes municipales y estatales y ahora arrastra la obscena cauda de impunidad. Se puede referenciar entre los delitos cometidos el acto de nepotismo en beneficio de su sobrino Guillermo Quintana Pucheta a quien designó como encargado de Gobernación y Asuntos Jurídicos, o las múltiples denuncias que periodistas presentaron ante instancias locales y nacionales al sufrir durante el puchetismo todo un catálogo de ataques a la libertad de expresión.
No obstante el abultado expediente negro, los partidos PRI, PAN y PRD procedieron a avalar a este personaje que en vez de andar en campaña tendría que estar compareciendo ante fiscalías y tribunales por posibles delitos de afectación a las finanzas municipales, ley de responsabilidades de los servidores públicos y normas y acuerdos en defensa de los periodistas. ¿O acaso la alianza está utilizando a los electores en el experimento que resolverá si los mazatlecos rechazarán otra vez a Pucheta por la mala fama que arrastra, o cometerán el absurdo de regresarlo al poder encomiándole la capacidad que tiene para burlarse de aquellos a los que una vez ya les falló?
Trae un nuevo envoltorio,
Pucheta en esta elección,
Para tapar el repertorio,
De tan pésima reputación.
El problema de crear nuevos municipios es como quitarle el primer grano a la mazorca y que después se desgrane toda sin que alguien pueda evitarlo. La vieja lucha de Eldorado y Juan José Ríos por la municipalización es sin duda legítima pero lo que requiere debate de fondo, más que decisiones tomadas al calor de un proceso electoral, es definir si la creación de microayuntamientos ayuda a la gente o la hunde en sistemas recaudatorios en lo que debe contribuir más para sostener territorios fiscalmente voraces y burocracias que devoran presupuestos.