El expediente negro del Diputado Lobo. A golpes busca la notoriedad legislativa
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El episodio tenso que vivieron los diputados de todos los grupos parlamentarios al aprobar la madrugada del martes el Presupuesto Estatal para 2020, tirantez que se dio a pesar de que por seguridad cambiaron la sesión del Congreso del Estado a una sede alterna, recalcó el aviso de “precaución” que se ha colocado en torno al legislador Pedro Alfonso Villegas Lobo, quien más por inexperiencia que por dolo utiliza la curul para el lucimiento de sus atrevimientos y la desdeña como ejemplo de lo que pueden lograr los jóvenes en el fortalecimiento del nuevo parlamentarismo.
El Diputado Lobo, como se le conoce más, carece de dones para la negociación y acude a métodos de choque para conseguir lo que busca. Es un chavo al que se le apostaba mucho al iniciar la era del Movimiento Regeneración Nacional en el Congreso de Sinaloa, pero al no moderar sus ímpetus precoces está a punto de ser catalogado como un peligro para el Poder Legislativo.
Para abultar su hoja negra como Diputado, es el autor intelectual del zafarrancho que el 23 de diciembre se armó durante la asamblea citada para someter a consideración la Ley de Ingresos y Presupuestos de Egresos que el Gobernador Quirino Ordaz Coppel envió a la 63 Legislatura para el trámite correspondiente. Él incitó a los trabajadores del sector Salud a acudir al recinto camaral pintándoles un escenario desastroso para ellos.
El lleno total en el graderío del Congreso y la posterior toma de la tribuna por la misma turba azuzada por Villegas Lobo originó que la sesión entrara en receso casi desde el momento que inició y que fuera reanudada a la medianoche una vez que se determinó continuarla en las instalaciones de un hotel de Culiacán. Sin embargo, el inconveniente fue que el Diputado Lobo les avisó a sus huestes de la sede alterna.
Fue más allá de lo que la prudencia aconseja al introducir a uno de los manifestantes al salón que se improvisó para la continuación de la sesión. Lo hizo pasar como parte de su equipo de asesores y ello dio lugar a lo que ya se conoce: una vez adentro el activista insistió en “tronar” la sesión al prolongar las condiciones que ocasionaron desorden en el salón de plenos del Congreso.
No midió el Diputado Lobo el hecho de que con filtrar a esa persona puso en riesgo la integridad física del resto de los legisladores presentes. Mientras afuera se concentraban más inconformes, al interior del salón del hotel la tozudez del morenista no cedía. Defendió con todo al infiltrado sin dar garantías de que los demás integrantes de la Cámara estuvieran seguros. Así, aunque en zozobra, se pudo al fin aprobar el gasto del Ejecutivo estatal de 2020.
Los trabajadores no regularizados de la Secretaría de Salud se han convertido en presa fácil de intereses políticos. Las condiciones desventajosas en las que laboran y el procedimiento ya iniciado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador para federalizarlos, los ponen en el centro de una serie de incertidumbres que, aquí está lo malo, los convierten en carne de cañón de partidos o de líderes megalómanos.
¿Y quién los necesita ahora más Villegas Lobo? Después de haber participado en noviembre en el intento de golpe para destituir a Graciela Domínguez como coordinadora del grupo parlamentario de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política, se le anexó a su expediente el dato de la traición. En el dosier que le integra la 4T las tachas de este tipo cuentan mucho pues se interpretan como asonada a los postulados del lopezobradorismo.
Enseguida inició la guerra en tribuna contra la Diputada del Partido Sinaloense, Angélica Díaz de Cuén, sin acatar las reglas de respeto en el debate legislativo. La altisonancia parlamentaria que el Diputado Lobo utilizó para rebatir los argumentos de la parte contraria hizo que al final la razón se le diera a la asambleísta pasista. El discurso ofensivo, en la Cámara o donde sea, se le revierte a quien lo lanza porque la palabra es tan eficaz contra el enemigo si se utiliza bien, o tan letal contra quien la dice si la profiere mal.
Además, había un elemento reciente que no honró el Diputado de Morena que el lunes logró tumbar la sesión en el salón de plenos e intentó después desquiciarla en la sede alterna. Unos días antes, a raíz de un video sexual manipulado o no que lo implicaba, la bancada de su partido lo arropó para blindarlo ante ataques políticos y Pedro Villegas Lobo no aquilató el gesto en toda la valía que posee. Creyó tal vez que el cobijo de la bancada morenista le extendía la licencia para el desmadre.
Por fortuna, las excentricidades del Diputado Lobo reportan hasta hoy un control de daños. En todo caso lo más preocupante sería que sus novatadas prosigan sin medir las consecuencias, sin cesar la apetencia de protagonismo así sea a través del escándalo, o que se esté fraguando en él otro morenista empoderado que crea que las instituciones se hicieron precisamente para mandarlas al diablo.
Reverso
Aquel que a un ring se trepa,
Es valiente o es un bobo,
Pero aquí no hay quién sepa,
Qué es el Diputado Lobo.
Reglas nuevas
En el viejo régimen del PRI todopoderoso la aprobación por parte del Congreso local del presupuesto a ejercer por el Gobernador en turno traía consigo certidumbre y la garantía de que cada sector u obra pública considerado en el plan anual de egresos vería cumplida al pie de la letra la aplicación de los recursos públicos. Hoy, en la era de la posverdad, una vez que el dinero es autorizado y etiquetado por el Legislativo, lo que queda es rezar para que las partidas federales lleguen sin atorarse en el cuentagotas de la austeridad republicana de la Cuarta Transformación. Ahí les va una propuesta de oración: ¡Oh Jesús, tú que eres honesto, que no nos llegue mocho el presupuesto!