El enigma del candidato del Gobernador. ¿Por qué el PRI ganaría la Gubernatura?

Alejandro Sicairos
27 agosto 2020

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alexsicairos@hotmail.com


Inquietud es lo que hay bastante entre los priistas que pretenden la candidatura a Gobernador; definiciones, ninguna, en Quirino Ordaz Coppel, que llevará mano a la hora de ungir a quien resulte postulado al cargo por el Partido Revolucionario Institucional. Así podría resumirse la situación en Sinaloa de las siglas tricolor que competirán contra el Movimiento Regeneración Nacional y la fuerza real detrás de esta organización, que es la del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

En la cuenta regresiva de aquí a diciembre, mes en que el PRI y el Gobernador tendrán que decidir a quién abanderan, las habas se les queman a personajes y proyectos políticos que, todos, siguen teniendo posibilidades. En contraparte, quien está a la cabeza del Poder Ejecutivo estatal se mueve despreocupado cuando las manecillas avanzan rápido a la hora crucial. La impaciencia a contrarreloj de la serenidad.

El único signo sobre la sucesión que ha dado Quirino Ordaz tiene que ver con su intervención en el acto del PRI para la instalación del Consejo Político Estatal, el sábado 22 de agosto, donde entre líneas le patentizó la lealtad al partido que en la elección de 2016 lo llevó al cargo que hoy desempeña. “Me siento orgullosamente priista”, dijo y con esa sola frase tranquilizó a los que nerviosos tejen la conjetura de la eventual alianza entre el PRI del Gobernador y el Morena del Presidente. El PriMor, pues.

¿Pero realmente Ordaz Coppel está de brazos cruzados frente a uno de los procesos electorales más importantes de la historia reciente? De ser así quedaría rezagado ante los operadores políticos visibles de los demás partidos, que arman y desarman estrategias y adhesiones según amanece el hándicap futurista. Inimaginable que el Gobernador actúe imperturbable de cara a las fintas que hacen posibles aliancistas, como es el caso del PAN, que muestra interés en la coalición de facto con el PRI en Sinaloa.

Otra pista la dio el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas en el discurso entero dedicado a encomiar la obra política de Quirino Ordaz en Sinaloa. Traducido al lenguaje del poder “Alito” dejó en manos del Gobernador la decisión de definir al candidato a pesar de que esa facultad le corresponde estatutariamente al CEN priista. Claro que en otros casos, como el Estado de México o Tlaxcala, la cúpula del tricolor no les permitirá a Alfredo del Mazo y Carlos Mena llevar la batuta por los desempeños desastrosos que ahuyentan votos.

Pero Quirino Ordaz no muestra prisa e insiste en que hay asuntos de mayor prioridad que atender antes de resolver el tema comicial. Y tiene razón por dos cuestiones: uno porque calentar el ambiente político en estos momentos donde las crisis saltan por dondequiera complicaría todavía más la toma de soluciones en aspectos como el coronavirus, reactivación económica y caída de la inversión pública federal y, dos, debido a que tiene a secretarios y legisladores haciendo la talacha en lo preelectoral desde diferentes frentes de atracción de votos.

Es peculiarmente estratégico que secretarios del Gabinete como Sergio Torres Félix, de Pesca; Juan Alfonso Mejía López, de Educación; Ricardo Madrid, de Desarrollo Social; y Carlos Gandarilla García, de Desarrollo Sustentable; anden sudando la camiseta en busca de aprobación social con fines electorales, porque el desempeño del cargo permite dicho camaleonismo proselitista; o que desde el área legislativa el Diputado Sergio Jacobo Gutiérrez y el Senador Mario Zamora Gastélum hagan el mismo esfuerzo desde la representación popular que ejercen. Es como un solo partido con el del don de la ubicuidad que está al mismo tiempo en seis frentes distintos.

Aparte la estructura territorial y logística que posee el PRI, y que ningún otro partido la tiene, es otra maquinaria que se mueve por fuerza propia y en caso de lograr el ensamblaje con el activismo de secretarios y legisladores, la fuerza acumulada resulta impresionante. Y si la concatenación de todo esto fuera poco, otro plus es la buena evaluación que las encuestas, las cuchareadas y las serias, le otorgan a Quirino Ordaz al ubicarlo dentro de los mejores gobernadores de México.

Quienquiera que haga un análisis sereno de la correlación de fuerzas políticas en Sinaloa debe llegar a la conclusión de que la ambiciosa proyección de triunfos electorales que hace Morena resultará inexacta si borra factores de cálculo que pongan en su dimensión real la situación de un PRI estatal que gobierna el estado y ocho municipios, tiene ocho diputados locales, dos diputados federales y un senador, lo cual la convierte en la segunda opción electiva.

Y, por más ingenuo que parezca creerlo así, Quirino Ordaz no ha decidido quién será el candidato del PRI a Gobernador. Tiene la piñata llena de dulces para repartirlos pero la colgará del árbol de la sucesión hasta diciembre, ya estando cerca las posadas. También suena a candidez decir que a cualquiera de los pretensos se les conserva viva la oportunidad y que tampoco se descarta que surja un figurón cuyo arrastre político rebase y aparte los deje contentos a todos, desterrando el fantasma de la desbandada que ronda en torno al PRI estatal.


Reverso

Hay caballada en exceso,

Que además se muestra hambrienta,

Y si engorda más de la cuenta,

Pues perderá por sobrepeso.


La reacción azul

Es el Partido Acción Nacional el único que trae estrategia en Sinaloa para resaltar los negativos que acumula el Movimiento Regeneración Nacional, tratando de atraer a electores que el 1 de julio de 2018 prefirieron agarrarse de un clavo ardiendo en lugar de darle al PRI más oportunidades de corrupción y cinismo. A través del dirigente Juan Carlos Estrada Vega y el Diputado federal Carlos Castaños Valenzuela el PAN lleva a cabo el contraataque que extrañamente ni siquiera el PRI efectúa.