El desastre climático en México
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Rafael Morgan Ríos
cp_rafaelmorgan@hotmail.com
Estuvo en México en diciembre, un grupo internacional compuesto por científicos legisladores y miembros de organizaciones de derechos humanos, con el objetivo, según el corresponsal de El Universal, de evaluar los efectos en el medio ambiente del país. El resultado de la evaluación fue presentado a la delegación mexicana de la Comisión Parlamentaria Unión Europea-México, en un informe en el que se denuncia que: “Dormimos en sitios donde el olor a azufre es insoportable... hay ríos que han desaparecido bajo una densa espuma blanca, familias que viven junto a cementeras y comunidades desplazadas...”; continúa el informe que abundan las fuentes contaminantes de sustancias químicas, por lo que los habitantes en las zonas visitadas de Jalisco, Hidalgo y Tlaxcala, presentan diversas enfermedades graves.
Ante una situación como la observada por ese grupo extranjero, sería de esperarse políticas públicas y una conciencia empresarial y ciudadana para cuidar más y mejor nuestro ámbito de vida y convivencia.
México ha tenido reconocimientos internacionales en cuanto al cumplimiento de los acuerdos como en el Acuerdo de Cooperación Ambiental, parte del TLCAN desde 1994, acuerdo que fue tomado como ejemplo y modelo respecto al cuidado del medio ambiente. En el Acuerdo de París, México se comprometió que para 2024, el 35 por ciento de la energía que se producía sería energía limpia, así como disminuir en 22 por ciento la emisión de gases de efecto invernadero. Todo parecía que se llevaba en buen ritmo pues se llegó en 2018 a un 21 por ciento de energía limpia, pero ahora, este nuevo régimen, prácticamente detuvo el proceso y sin expectativas de que se recupere en los siguientes años, dadas las decisiones que se están tomando con la nueva refinería o el Tren Maya que destruirá bosques y fuentes subterráneas de agua dulce en la Península, así como con la indebida modificación de los llamados Certificados de Energías Limpias (CELs) creados para impulsar nuevas inversiones en energía limpia, pero como fueron “requisados” por la CFE, las nuevas inversiones privadas en energías verdes quedaron sin estímulos, por lo que México pasó del lugar número 13 a la posición 19 en el Índice de Atracción de Inversiones de Energía Renovable en 2019.
México tendrá problemas al aplicarse las disposiciones del nuevo TMEC que incluye lo referente al cuidado del medio ambiente, con reglas más rigurosas, y con castigos más fuertes que Trump aplicará con mayor severidad. Estados Unidos tampoco está cumpliendo la normatividad ambiental, pero México no tiene la fuerza para exigir nada, excepto en los tribunales. Sin embargo, el TMEC obliga a México a atender mejor el cuidado del medio ambiente, por ejemplo, transformar o cancelar la termoeléctrica en Tula, Hidalgo, que es una de las más contaminantes de América del Norte.
Si el gobierno no está cumpliendo, toca a empresarios y ciudadanos hacer lo suyo, no sólo por mejorar la salud y la economía sino para garantizar un mejor futuro para las próximas generaciones. Urge que agricultores y empresas agrícolas dejen de contaminar suelos, litorales y aguas marinas con fungicidas, fumigantes y herbicidas. Es necesario que se ordene mejor la explotación de bosques maderables, cese la tala indiscriminada y se reforeste con mejores planes que el de Sembrando Vida. Es tiempo de que los campesinos dejen de quemar campos y cerros para sembrar de temporal y no quemar basuras y desechos agrícolas.
Las empresas mexicanas pueden hacer negocio en energías limpias y dejar de consumir combustibles que producen residuos sólidos y gases de efecto invernadero; igualmente iniciar el proceso de reciclado y sustitución de plásticos. Las empresas mineras deberán cumplir con la normatividad; las empresas privadas y públicas y los ciudadanos en general, deberían controlar mejor la generación de basura y desechos sólidos y líquidos que contaminan suelo, aire y agua.
Ya es hora de que los mexicanos tomen conciencia del daño que se hace al medio ambiente y se enseñe en escuelas y universidades las medidas convenientes para disminuir el daño y recuperar zonas deterioradas y aguas contaminadas.
México tiene todos los elementos, para cumplir los Acuerdos de París, pues cuenta con amplias zonas eólicas, extensos territorios con luz solar; múltiples ríos y arroyos aprovechables, así como lugares geotérmicos, todo ello para generar energías limpias.
Las futuras generaciones lo reconocerán y agradecerán, de lo contrario condenarán a esta generación como irresponsable y falta de conciencia.