El de Rocha, ¿un gobierno no autoritario? Buena señal la del Fiscal que se va en paz

Alejandro Sicairos
20 octubre 2021

Hasta el momento le ha funcionado al Gobernador electo, Rubén Rocha Moya, la operación política para desactivar cualquier conflicto sin que las resoluciones de éstos lo muestren autoritario o ejerciendo el poder antes de que proteste al cargo, fortaleciendo así la expectativa social de que le apostará más al diálogo y al acuerdo que al monólogo y la imposición. Y qué mejor prueba que la jugada por la conciliación que redituó la suave y atenta salida de Juan José Ríos Estavillo de la Fiscalía General del Estado.

De aquí a que oficialice la integración definitiva de su Gabinete, Rocha irá puliendo el semblante de los nombres y los propósitos de cada Secretaría. Por lo pronto, el Presidente Andrés Manuel López Obrador ya le ayudó a justificar la permanencia del Teniente Coronel Cristóbal Castañeda Camarillo en la Secretaría de Seguridad Pública con el soporte de la militarización sin vuelta atrás de las acciones de pacificación de Sinaloa.

También queda claro que está llamando a mujeres y hombres valiosos a ser parte de su equipo de trabajo, como es el caso del luchador social Óscar Loza Ochoa, quien declinó la invitación en congruencia con su convicción de seguir arropando a ciudadanos indefensos. Otro caso es el de Salomón Monárrez Meraz, que con el argumento de no empatizar con la designación de Héctor Melesio Cuén como Secretario de Salud, decide continuar al frente de la Oficina del Pueblo en vez de integrarse a la administración rochista.

Es natural que algunos decidan no acompañar a quien dentro de once días asumirá la titularidad del Poder Ejecutivo Estatal y que otros enfrenten crisis de ansiedad porque no han sido convocados a ser parte del Gabinete. En la mayoría de las posiciones del gobierno estatal existe claridad en quiénes estarán al frente y se ha dejado para el último la definición de áreas de alto impacto como la Secretaría de Administración y Finanzas.

El balance a tiempo presente refleja que nadie se ha sentido atropellado o subestimado en sus capacidades y proyecciones, o al menos no lo ha hecho público. En realidad, una vez concluido el proceso para que la jefatura de la Fiscalía General del Estado quede acéfala se cierra el ciclo que se veía de mayor dificultad en la estructuración del aparato administrativo que debutará en el sexenio 2021-2027. Esta es la última taspanada de abrojos en el terreno de la avenencia sobre el cual se asentará la Cuarta Transformación en Sinaloa.

“El Ministerio Público tiene la gran tarea de evolución que junto a sus pilares esenciales (personal jurídico, pericial, policial investigador, facilitador y administrativo), se afinen en prospectiva; por tal, he considerado que este es el momento para retirarme voluntariamente de mis labores en la Fiscalía estatal por así convenir a mis intereses. Quedo muy agradecido de igual forma con los diversos gobernadores con los que he tenido la tarea de desarrollar esfuerzos: Juan S. Millán, Jesús Aguilar Padilla, Mario López Valdez y Quirino Ordaz Coppel. Felicito ampliamente al doctor Rubén Rocha Moya, próximo Gobernador constitucional, de quien quedo en voluntad y respeto como titular del Poder Ejecutivo estatal”, expone la parte medular de la carta renuncia de Ríos Estavillo.

El expresivo comedimiento de Ríos Estavillo por desprenderse de la función que por ley le correspondía realizar hasta 2024, pero sobre todo los términos cuidados a detalle para no verse con resentimientos ni recriminaciones, hablan por sí mismos de la cuota de amabilidad con la que Rocha Moya atendió el asunto y la porción de madurez que le puso el Fiscal que se va. Según denotan las palabras de quien renuncia, no medió el despotismo del político que a partir del primero de noviembre será el Gobernador que haya acumulado más poder en la historia reciente de Sinaloa.

Quizás ahora el único brete pendiente de solventar sea el de la insistencia de Héctor Melesio Cuén Ojeda a presidir la Secretaría de Educación Pública y Cultura, cargo asignado a Graciela Domínguez Nava, quien está encarrilada en la transición de mandos de dicha institución. O definir cuál otra entidad pública se le dará al dirigente del Partido Sinaloense, quien se está moviendo en la cúpula de Morena, con Ricardo Monreal y Mario Delgado, para que le crezcan la tajada del pastel político.

También importa resaltar los destellos de civilidad que Rocha envía a las fuerzas políticas distintas a Morena. Cuando al Alcalde de Culiacán le dice que el proyecto del Metrobús no es prioritario para el nuevo gobierno, les envía un “estatequieto” a los presidentes municipales que piensan que por pertenecer a la 4T tendrán canonjías frente a cuerpos edilicios emanados de otras siglas. O nótese que el Gobernador electo se ha mantenido al margen del conflicto surgido en Mazatlán entre Luis Guillermo Benítez y Héctor Melesio Cuén Ojeda, sin el manotazo rochista en la mesa de negociación que calme a las dos partes.

Que patente ese invento,

Donde nos hace parecer,

Que se va loco de contento,

Aquel que pierde el poder.

Ojalá que en todo ese embrollo de cambio de titular de la Fiscalía General del Estado sea Sinaloa el que salga ganando porque se requiere en ese cargo público a quien tenga los conocimientos, experiencia, voluntad y honestidad para abatir los índices de impunidad y que a través de la aplicación estricta de la ley la delincuencia reciba el mensaje de que hay gobierno y preceptos jurídicos para restablecer el principio de legalidad. Ayer, ni tardo ni perezoso, el Congreso del Estado le dio trámite a la renuncia de Ríos Estavillo y notificó al Consejo Estatal de Seguridad Pública para que expida la convocatoria de designación del nuevo Fiscal. El CESP debe vigilar que a los sinaloenses no nos den otra vez gato por liebre.