El cubrebocas de López Gatell
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SinEmbargo.MX
Casi 70 días después, más de 8 mil defunciones y alrededor de 75 mil positivos a Covid-19 en México, el Subsecretario de Salud del Gobierno de la República, Hugo López-Gatell, se puso un cubrebocas. Solo por un tiempo menor y para unas fotos, porque después de haber sido liberada esa imagen, llegó a su conferencia diaria en Palacio Nacional, ya no lo portaba. Lo traía sí, en un bolsillo interno de su saco.
Previo a esa hazaña que ocurrió el lunes 25 de mayo, de manera empecinada, el Subsecretario en el que, al menos públicamente, el Presidente Andrés Manuel López Obrador fijó sus esperanzas (palabra que le atrae en demasía al Mandatario nacional), reiteró que no era necesario el uso del cubrebocas para que los ciudadanos mexicanos se protegieran de contagios de COVID-19.
Contrario a normas internacionales en otros países, en los cuáles desde un inicio de la pandemia decretada por la Organización Mundial de la Salud se determinó el obligatorio uso del cubrebocas para mitigar la dispersión del contagio del nuevo coronavirus, en México con un sistema de salud muy limitado y una movilidad social incluso auspiciada por el Presidente de la República, se dijo oficialmente que no era necesario.
En México la alerta del Gobierno de no utilizar un aditamento para cubrir nariz y boca se arraigó, a pesar que en privado los médicos recomendaban usar un cubrebocas, aparte de lavarse las manos constantemente, y mantenerse aislados en la medida de los posible, porque en México tampoco se decretó un aislamiento total. Se recomendó eso sí, la sana distancia en actividades públicas o lugares de concurrencia comunitaria.
Efectivamente, durante los primeros 67 días de la Jornada de Sana Distancia y aislamiento, López Gatell y otra parte del Gobierno aseguraban que los cubrebocas solo debían ser utilizados por los enfermos, y por supuesto por el personal médico. El Presidente Andrés Manuel López Obrador declaró que él no lo utilizaba porque López-Gatell no se lo había recomendado. Es de esperar que ahora que el Subsecretario de Salud decidió utilizar la protección facial, también lo hará el Presidente, especialmente porque ya prepara -en cuanto inicie la “nueva normalidad” el 1 de junio, cuando de manera paulatina se irán retomando las actividades laborales, públicas, académicas y sociales- una gira que emprenderá por seis estados de la República en una semana.
Es justo decir que no por no utilizar el cubrebocas el virus se dispersó en México con la rapidez y en la cantidad que lo ha hecho hasta el día de hoy que el país llegó al primer lugar de letalidad del virus en América Latina, hay otros elementos como lavarse constantemente las manos, guardar la sana distancia y mantenerse aislado, pero también es correcto decir que de haber el Gobierno tomado esa recomendación internacional como propia, en México, como ahora sucede en el mundo, la cultura del cubrebocas estaría arraigada, pero la necedad del Gobierno mexicano pesó más que la emergencia sanitaria y la contención, al desechar una de las medidas para evitar la propagación del virus.
En países como España, Italia, incluso en los Estados Unidos y con mayor medida en países de Asia como Corea del Sur, los gobiernos se dieron a la tarea de fabricar cubrebocas para repartirlos entre los ciudadanos. Hay casos donde las máquinas expendedoras de protectores faciales son la nueva normalidad. Pero no fue el caso de México.
Aunque de hecho, antes del 25 de mayo, cuando el Subsecretario utilizó por primera vez de forma pública un cubrebocas, el Gobierno ya había establecido la utilización del mismo. En los “lineamientos técnicos de seguridad sanitaria en el entorno laboral”, un documento de 30 hojas publicado en el Diario Oficial de la Federación el 14 de mayo de 2020, se especifica que, para regresar a labores, las empresas deberán determinar el uso obligatorio de cubrebocas en todo momento de la jornada laboral.
En el apartado B3 “medidas de prevención de contagios en la empresa”, se especifica y van más allá al señalar que las empresas deben proveer a sus trabajadores, aparte de dispensadores a base de alcohol al 70 por ciento para la limpieza de manos de los empleados, “productos sanitarios y de equipo de protección personal a las y las (sic) personas trabajadores, incluyendo cubrebocas, lentes protectores y/o caretas”.
El mismo Gobierno que instó a no utilizar un cubrebocas ahora lo hará obligatorio en las áreas de trabajo. De hecho recomiendan en el documento oficial a las empresas, entregar a sus trabajadores, “cubrebocas (3) de preferencia que sea lavable a fin de ser empáticos con el medio ambiente (capacitar sobre su limpieza y reemplazo)”, así como “protector facial o goggles o lentes de seguridad con protección lateral, superior e inferior de ojos”.
Entre otras medidas, en el documento recuerdan las ya informadas, contar con mecanismos de detección de contagio, termómetros para medir la temperatura, áreas de aislamiento determinadas, lavarse las manos con agua y jabón o alcohol, cubrirse la nariz al estornudar o toser, no escupir, no tocarse la cara con manos sucias, limpiar y desinfectar lugares cerrados y de uso común, mantener la sana distancia. Alternar en las empresas los horarios de comidas para evitar hacinamiento, de utilización de baños y actividades comunes, así como la adquisición de más camiones de transporte (para las empresas que los tengan), para evitar las aglomeraciones en espacios cerrados.
Un mes antes de lo que la mayoría de los países con altos niveles de contagio empezaron a permitir la movilidad social y laboral, México iniciará el 1 de junio “la nueva normalidad”, con protocolos de seguridad sanitaria para proteger la salud y evitar la dispersión del virus COVID-19, en lo que el Gobierno de la República ha llamado una “reapertura ordenada, gradual y cauta con la finalidad de continuar en el cuidado de la salud de las personas”, cuya etapa de preparación inició el 18 de mayo y concluirá el 31 del mismo mes, aunque Gatell y su cubrebocas se hayan estrenado hasta el 25 de mayo para predicar con el ejemplo, aunque sea de manera temporal.