El cáncer...
“Vamos a hablar del Príncipe Cáncer/Señor de los Pulmones, Varón de la Próstata/ que se divierte arrojando dardos/ a los ovarios tersos, a las vaginas mustias/ a las ingles multitudinarias”. Son los versos de Jaime Sabines que forman parte del poema de su autoría titulado Algo sobre la muerte del mayor Sabines, a través del cual, nos narra el final de su padre Julio Sabines.
Y todo esto viene a colación en virtud de que hoy 24 de septiembre, al igual que todos los años, sirve de recordatorio acerca de los esfuerzos científicos que se hacen en todo el mundo, acerca de la investigación contra el cáncer, un padecimiento con larga historia en los seres vivos. Una de las enfermedades catastróficas más temidas por todos y que se le atribuye a factores de la modernidad, como alimentos procesados, humos y gases industriales, exposición a la polución ambiental, estilo de vida de quienes lo contraen.
De lo que no hay menor duda, es que el cáncer, en sus diversas variantes, es la causa principal de muerte en todo el orbe y los primeros casos, fueron documentados por los médicos egipcios, y posteriormente, por maestros que sentaron las bases de la medicina moderna, como el griego Hipócrates. Por supuesto, desde aquellos ayeres, ya se daba la investigación para procurar remedios y procedimientos para el combate y la prevención de enfermedades.
El cáncer es un enemigo duro de roer y tiene un número significativo de variantes; de todas ellas, veinte son las más comunes, ocupando los primeros lugares el de mama, el de pulmón, el de próstata y el colorrectal. Afortunadamente, las aportaciones del desarrollo de la ciencia y la detección temprana, han logrado que el padecer la malignidad no necesariamente significa un pase directo hacia la eternidad.
El conocimiento científico también ha dado las bases para señalarle a la sociedad a llevar un estilo de vida que atenúa los riesgos de contraer cáncer.
El desarrollo de la investigación científica es un tema que implica la participación gubernamental y de fondos privados, una combinación que han logrado amalgamar muy bien en países como Estados Unidos, Canadá, Francia, Noruega, entre otros; por supuesto, el alcance del desarrollo científico, también implica alentar dentro del sistema escolar la inclinación por las ciencias, utilizando métodos que hagan amigables los conocimientos de las materias que convergen en ellas.
En nuestro país, los recursos públicos destinados para la investigación científica y desarrollo tecnológico no son muy significativos y tampoco se ha logrado incentivar a la iniciativa privada para que invierta en estos renglones, es por ello, que en cuanto a productos del conocimiento tenemos que recurrir a la importación de los mismos.
Agregó que las empresas mexicanas que invierten en investigación científica y tecnológica, solo pueden aplicar como gasto deducible de impuestos el 30 por ciento de lo que eroguen en dicho concepto. Deducibilidad nada alentadora.
En el caso de las enfermedades oncológicas, tanto en prevención, atención e investigación, contamos con el Instituto Nacional de Cancerología, al cual, el año pasado se le destinaron alrededor de 1,915 millones de pesos, de lo cual, una pequeña parte se destina a la investigación y desarrollo, cantidad insuficiente para hacer frente al avance de la maligna enfermedad que anualmente alcanza un promedio de 195 mil nuevos casos, y de ellos, el 46 por ciento acaban en la tumba, según informes de dicha institución.
El cáncer, y en general el tema de salud, es la tumoración metastásica por la que se recordará a la 4T, en cuyo proyecto, ha tenido más peso la obra monumental que la sanidad pública. ¡Buenos días!