El amor es político

Rodolfo Díaz Fonseca
16 octubre 2020

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En el himno a la caridad (1 Co 13,4-7), Pablo habló de la esencia del amor enumerando algunas de sus cualidades: “El amor es paciente y bondadoso, no tiene envidia, ni orgullo, ni arrogancia, no es grosero ni egoísta, no se irrita ni es rencoroso; no se alegra de la injusticia, sino que encuentra su alegría en la verdad”.

El Papa Francisco, en un videomensaje enviado a los participantes del evento digital “Countdown” (cuenta regresiva) de TED sobre el cambio climático, añadió otra cualidad: “el amor es también político”.

Lo que no precisó es que escasean los practicantes del amor político, mientras que abundan quienes aman la política y se caracterizan por ser soberbios, mentirosos, corruptos, intrigantes, codiciosos y pendencieros.

Basta ver lo que sucede en el panorama nacional e internacional: enconada disputa entre Muñoz Ledo y Mario Delgado por quién va a liderar Morena, además, al partido de los Calderón se le negó el registro y a otras fuerzas políticas afines a la 4T sí se les aceptó; Trump y Biden disputándose la rebanada mayoritaria del pastel; López Obrador alegando perdones históricos y el regreso del penacho de Moctezuma como nuevos distractores, mientras crece la amenaza del Covid, se recrudece la inconformidad por la eliminación de fideicomisos, no aparecen los medicamentos para los niños con cáncer y aumenta la violencia e inseguridad en la Nación.

¿Por qué dijo el Papa que el amor es político? Porque se requiere que personas concientes, congruentes, fraternas, generosas y desinteresadas ocupen los espacios de la política para resolver los problemas ecológicos que amenazan el mundo, así como los males endémicos del actual sistema económico.

“Sí, el amor es interpersonal, pero también es político. Involucra a todos los pueblos y a la naturaleza”, expresó.

¿Profeso un amor político?